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Caribia, la ciudad que nos une

Levantándose en varias de las cimas desde donde se puede otear —cuando las nubes lo permiten— el verdeazulado que signa al mar Caribe aquí, esta futura urbe se ha convertido en sitio de peregrinaje para muchos cubanos que llegan a Venezuela. El miembro del Secretariado del Comité Central del Partido José Ramón Balaguer Cabrera cumplió también el rito

Autor:

René Tamayo León

CARACAS.— En algunos hitos, la ciudad Caribia se levanta sobre los 1 800 metros por encima del nivel del mar. De frente al Caribe y ladeando a la cosmopolita ciudad capital, se ha convertido en un sitio de peregrinación obligada para muchos cubanos que llegan a Venezuela y tienen esa oportunidad.

Apenas bajándose del avión, el pasado 3 de febrero, para asistir a la XI Cumbre del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), el presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro Ruz, fue conducido por su par Hugo Chávez hacia el urbanismo que ya da abrigo a mas de 3 500 familias.

Al frente de la delegación antillana al XVIII Foro de Sao Paulo, que se celebra esta semana aquí, el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, José Ramón Balaguer Cabrera, también cubrió el rito de ir al encuentro de los colaboradores cubanos que forman parte de esta construcción.

Es un monumental conjunto habitacional donde cubanos y venezolanos levantarán hasta el año 2018 (de seguro antes) unos  20 000 apartamentos (de seguro más) que darán abrigo a por lo menos 100 000 personas de los sectores pobres y medios del país.

Desde finales de 2007, potentes máquinas manejadas por expertos isleños en movimiento de tierra, comenzaron a amansar algunas de las cumbres de la Cordillera de la Costa por el viejo Camino de los Indios, ese por donde cuatrocientos años atrás nunca pudieron subir los españoles, y para llegar al valle de Caracas debieron desmochar kilómetros más allá su propia ruta ante la bravía de los pueblos originarios.

Los ingenieros a veces dicen «domar». No me gusta esa palabra. «Naturaleza» es nombre de mujer. Criaturas indomables.

También dicen «conquistar». Eso se acerca más a la idea, en términos de amor-naturaleza-mujer, que al fin y al cabo es la que decide con su Sí —o niega con su No— el curso de las cosas. Y también de la vida. Aquí parece mostrarse afirmativa.

Desde fines de 2007 hasta hoy, ingenieros, técnicos y obreros cubanos fueron creando las bases para construir, en uno de los más hermosos parajes aledaños a la Gran Caracas, no solo edificios, sino también un espíritu nuevo.

La Ciudad Caribia es un espacio íntimo y querido para Hugo Chávez: su sueño de una urbe socialista —propia y única, a lo venezolano. La que nunca fue y la que ahora será: Diversa —sin dogmas ni atavismos—, creativa y comunal: plural y participativa.

Caribia está destinada a construir su propia idiosincrasia. Sus habitantes le darán su propio contenido.

Los constructores cubanos «apenas» están aportando una parte del continente. Pero cuando las máquinas dejen de trabajar, el polvo amarillo-arcilloso que pulula con el ronronear de las máquinas de esteras, la sincronía de los camiones de doble tracción, las grúas que giran y giran, los albañiles que palean, resanan y dan fino —sudorosos siempre por el esfuerzo propio y las húmedas nubes que constante los cubren—, también dejarán aquí un monumento pétreo y eterno a la simbiosis y sintaxis de las dos grandes revoluciones «nuestramericanas» de mediados del siglo XX e inicios del XXI.

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