TRÍPOLI, septiembre 25.— Miembros de grupos armados que se niegan a integrarse al Ejército como ordenó el Gobierno, combatieron este martes en las proximidades de la sede del Congreso aquí.
La confrontación sigue a la orden del presidente del recién electo Congreso Nacional, Mohamed Magarief, que funge como jefe de Estado provisorio, de desbandar las milicias que han devenido ejércitos particulares y controlan zonas de esta capital y otras ciudades, y pugnan por el mando de los institutos armados.
Los comandantes de las autodenominadas brigadas Rafallah Sahati y 17 de Febrero, a las que se confió el mantenimiento del orden en Bengasi, fueron sustituidos por militares leales al Gobierno de Megarief, dijo un portavoz militar a la agencia noticiosa oficial LANA.
A principios de semana la Policía Militar apoyada por cientos de manifestantes desalojaron a los miembros de dos de esas organizaciones de sus cuarteles en la ciudad oriental de Bengasi durante disturbios en los que murieron dos personas y varias resultaron heridas, según estadísticas oficiales.
El mandatario llamó a diferenciar a «las milicias buenas», las que apoyan su autoridad, de «las malas», aquellas que se consideran traicionadas después que sirvieron de peón terrestre a la Organización del Tratado del Atlántico Norte para lanzar la agresión militar en gran escala que desembocó en el derrocamiento del coronel Muammar Al-Gaddafi el año pasado.
Sin embargo, la nueva orden de que todas deben integrarse al Ejército indica un cambio de postura, dado por la fragilidad de la seguridad en el país, o por consejos de un contingente de miembros de los servicios secretos estadounidenses llegados al país hace diez días, apoyados por una compañía de infantes de Marina.