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Los enigmas de un general

Aún existen dilemas sobre la procedencia de Manuel Cedeño aquel bravo oficial que cayó combatiendo en los campos de Carabobo, el 24 de junio de 1821

Autor:

Osviel Castro Medel

CARACAS, Venezuela.— Caminamos emocionados entre las tumbas. No son ataúdes modernos, sino losas con mucho brillo. Debajo de estas reposan los restos de hombres que alumbraron una nación o hasta un continente.

Andamos por el Panteón Nacional de Venezuela —una iglesia admirable que no imaginábamos así— en busca de la lápida que nos señale el lugar exacto donde descansa Manuel Cedeño, el general subordinado de Bolívar que cayó combatiendo el 24 de junio de 1821 en Carabobo.

Poco a poco se van asomando a nuestros ojos los nombres de los ilustres, pero nos desesperamos porque no encontramos el de Cedeño. Nos detenemos cerca del cenotafio (tumba sin cuerpo) de Sucre y entonces por accidente vemos, a la izquierda, lo que buscamos; y se nos contenta el alma.

«Es cubano», decimos con orgullo. Sin embargo, el guía del panteón, José González, y algunos de los guardias de seguridad del lugar nos responden: «Es venezolano». No entramos en polémica, claro. Lo más importante está en su inmensidad, cultivada al lado de Bolívar.

¿De Bayamo?

Manuel Cedeño, cuyos restos mortales yacen en el Panteón Nacional desde el 16 de diciembre de 1942, hizo su historia grande en Venezuela. No obstante, varios historiadores cubanos señalan que nació en Bayamo. Incluso, en la vivienda marcada con el número 175 de la calle Máximo Gómez existe una placa que reza: «En esta casa nació, el 6 de mayo de 1780, el general Manuel Cedeño... ayudante de campo del Libertador Simón Bolívar».

Otro detalle trascendente: hace ocho años, en junio de 2005, JR publicó un artículo titulado A caballo de Bayamo a Carabobo, en el que aparecen fragmentos de una entrevista que este redactor y el investigador Aldo Daniel Naranjo sostuvieron con Osnel Manuel Labrada Cedeño (en ese instante con 72 años), propietario de la morada mencionada y presunto familiar del guerrero.

«Soy ya como de la quinta generación; quedamos contados descendientes. Mi abuelo, Manuel Cedeño García, a quien no conocí porque murió en 1917, era bisnieto de ese Cedeño que peleó junto a Bolívar», nos dijo entonces Osnel.

El hipotético pariente también contó que su tío Antonio más de una vez expresó deseos de viajar a Venezuela para conocer el sitio donde reposaba uno de «los nuestros», pero a la larga no pudo cumplir su sueño. «Él (…) conservaba viejos recortes de periódicos que hablaban sobre el tema. Trabajaba como barbero y en el local donde pelaba siempre salía a relucir la historia de Bolívar y sus hombres. Vivía orondo por eso», explicó.

«Por su boca y por la de mi madre supe que Manuel Cedeño se fue joven de Bayamo. Partió rumbo a Haití, luchó allá y luego se unió a las tropas de Bolívar en Venezuela; murió en una pelea grandísima, en Carabobo», agregó.

Al margen de este testimonio —preciso o no— vale acotar que el bibliotecario, periodista e historiador bayamés Enrique Orlando Lacalle, en el libro Cuatro siglos de historia de Bayamo, apunta que Manuel Cedeño, hijo de Pedro Antonio de Cedeño (no especifica la madre) y nieto de Gabriel José de Cedeño y Francisca Antonia Infante, abandonó la segunda villa fundada en Cuba por «ansias de viaje y aventuras» y que andar por otras tierras resultaba «su más vehemente deseo».

Pero antes de esas referencias el poeta José Joaquín Palma (1879) y el cronista Fernando Figueredo (1884), ambos miembros del Ejército Libertador, hablaron de Manuel Cedeño como un coterráneo.

Más tarde José Maceo Verdecia en su libro Bayamo, que se apoya mucho en la memoria oral de la ciudad, hace alusión al reconocido patriota americano. Tiempo después, otros estudiosos de la historia como Robert Arnaldo Paneque, José Carbonell y Mary Ruiz de Zárate coinciden en que Manuel Cedeño marchó a finales del siglo XVIII o principios del XIX hacia Haití.

En ese país ayudó a la instauración de la República (1804), alistado en las tropas de Dessalines. Luego quedó colaborando con Petión y posteriormente viajó hasta la isla de Trinidad, donde se unió a Mariño, Sucre y otros patriotas que integrarían el glorioso ejército de Bolívar.

Bravo entre los bravos

Cedeño participó en las más cruciales batallas lideradas por Bolívar en la década de 1810 a 1820. Contribuyó a derrotar en Mosquitero, en octubre de 1813, al feroz caudillo José Tomás Boves, también conocido por La Bestia o El León de los Llanos.

En 1817 ejecutó la orden del Libertador de apresar a Manuel Piar, quien había sido nada más y nada menos que general en jefe de los ejércitos venezolanos. Acompañó a Bolívar en la llamada Campaña del Centro (1818) y resultó, como jefe de la segunda división del ejército libertador de Venezuela, uno de los protagonistas de la segunda y decisiva batalla de Carabobo (1821), que aceleraría la definitiva independencia de este país.

En esa acción, en la que terminó derrotado el ejército español en Venezuela, Cedeño perdió la vida: recibió un balazo en la cabeza al tratar de rendir al último escuadrón realista que se marchaba del campo de pelea.

En su parte de guerra sobre la trascendental contienda, firmado el 25 de junio de 1821, Bolívar afirmó que este combatiente murió del «modo heroico que merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La República ha perdido en el general Cedeño un grande apoyo en paz o en guerra; ninguno más valiente que él, ninguno más obediente al Gobierno. Yo recomiendo las cenizas de este General al Congreso Soberano para que se le tributen los honores de un triunfo solemne».

¿De Venezuela?

La página web venezolana La Guía de Historia (http://www.laguia2000.com) señala que Manuel Cedeño «nació probablemente —ya que su partida de nacimiento no fue hallada, presumiblemente destruida en un incendio—, en Cardonal, en el estado de Aragua (Venezuela) en diciembre de 1784. Era el menor de dos hermanos, del matrimonio de campesinos conformado por Manuel Antonio Cedeño y Juana Hernández. Junto a su padre se trasladó a Maturín y luego a una zona cercana a Caicara del Orinoco.

Mientras que Venezulatuya.com dice que «se desconocen la fecha y lugar exactos de su nacimiento. Los datos más fidedignos al respecto, señalan que nació en Cardonal, Mata de Herrera, junto al río Los Aceites, jurisdicción de Chaguaramas, al oriente del estado Guárico, en un hato que perteneció al gran latifundista del siglo XVIII, Juan Manuel de Herrera. Siendo aún un niño, fue llevado por su padre a Maturín y luego al hato La Escudilla».

Mientras que el periódico digital de la alcaldía bolivariana del municipio General Manuel Cedeño (estado Bolívar) desmiente en el artículo El prócer de Las Escudillas que el patriota haya tenido cuna en Apure, como aseguran algunos textos aparecidos en Internet. Sin embargo, seguidamente admite que «reconocemos la dificultad para establecer su lugar de nacimiento».

El historiador de Bayamo, Ludín Fonseca, deja claro que cualquier afirmación de uno u otro lado «es difícil de discutir» porque «la partida de nacimiento de Cedeño aún no se ha encontrado» ni en Bayamo ni en Venezuela al parecer, y que sería oportuna una búsqueda minuciosa en los archivos militares de este país, tarea que tenemos por delante.

No es ocioso recordar que el incendio de enero de 1869 en la ciudad cubana destruyó casi todos los documentos valiosos del pasado. Pero como acota Fonseca, la tesis de que es bayamés nace «por todas las menciones al respecto, desde alguien tan especial como José Joaquín Palma».

Un dato interesante sobre esta discusión vio la luz el 3 de julio de 1957 en el periódico bayamés Hatuey, cuyas páginas plantean que el «Gobierno de Venezuela» de ese momento, «cumpliendo un sentimiento patriótico y libertario y de profundo reconocimiento a las grandes figuras de las Américas» donará a Bayamo un busto del general Manuel Cedeño, «hijo de esta ilustre ciudad».

El órgano de prensa añadió que «el monumento será inaugurado el 12 de enero de 1958», como un homenaje de Venezuela a la fecha de la quema de la ciudad.

Tal busto jamás llegó, pero el 24 de junio de 2001, en ocasión del aniversario 180 de su muerte, se inauguró uno cerca de la que es considerada en Cuba su casa natal, el cual hubo que retirar porque no se fabricó bien y sufrió deterioro.

Desde hace años existe la intención en Bayamo, ciudad que está presta a cumplir 500 años (5 de noviembre), de levantar uno de bronce. Claro, un busto más no bastaría. Hay que ir al estudio consciente de su obra, tanto en Cuba como en Venezuela. Hay que viajar a sus proezas y a su ejemplo de lealtad infinita a Bolívar. Y, más allá de donde pudo haber nacido, recordarlo siempre como ser humano, como un libertador de la nueva América.

FUENTES:

—Periódicos La Demajagua (1981, 1984, 1986 y 1991).

Periódico Juventud Rebelde (2005).

—Cuatro siglos de historia de Bayamo (1947), libro de Luis Orlando Lacalle.

—Bayamo (versión actualizada de 2009), libro de José Maceo Verdecia.

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