Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La Celac a la vanguardia del desarme nuclear

Importante declaración adoptada por los países miembros será presentada ante la Asamblea General de la ONU

Autor:

Yailé Balloqui Bonzón

Los caminos de la integración volvieron a confluir en Buenos Aires, Argentina, el pasado 20 de agosto para enfatizar que América Latina y el Caribe viven una época estable, renovadora, pacífica.

La conformación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), constituye uno de los hechos más importantes que ha ocurrido en la historia reciente de la región, que hoy se encamina hacia una integración que garantice la estabilidad económica, política y social en todos sus rincones. La pobreza y el hambre, la corrupción, la educación, la cultura y la paz, han sido temas trascendentales tratados dentro del núcleo de la Celac.

Cuba, en su condición de presidente pro témpore de la organización regional ha planteado en su agenda los temas sociales como prioritarios, y el tema del desarme nuclear no lo es menos.

Fue para ello que en Argentina, funcionarios de alto nivel del bloque reunidos el pasado 20 de agosto, adoptaron una trascendental declaración a favor del desarme nuclear, que ubica a la Celac a la cabeza de este reclamo mundial.

En el texto, adoptado por consenso, se logró articular, a un nivel sin precedentes, la intención de esbozar una agenda común y concreta para establecer la posición de rechazo del bloque al uso de las armas nucleares en cualquier rincón de este planeta.

La declaración tiene su antecedente el pasado 3 de diciembre, cuando el plenario de la Asamblea General de la ONU adoptó por 179 votos a favor, ninguno en contra y cuatro abstenciones (Estados Unidos, Israel, Francia, Reino Unido), la resolución, de autoría cubana, copatrocinada por los 120 países del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) y titulada Reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre el desarme nuclear.

En Argentina se trazaron derroteros que reflejan posiciones de principio e incluyen propuestas concretas, como el acuerdo de los países de la Celac de sumarse a los esfuerzos internacionales para avanzar hacia la negociación de un instrumento universal jurídicamente vinculante que prohíba las armas nucleares.

En tal sentido, instan a eliminar la función de este tipo de armamento en las doctrinas, políticas de seguridad y estrategias militares, con el fin de alcanzar su total eliminación, independientemente de su tipo o ubicación geográfica.

En nombre de la presidencia pro témpore de la organización regional, el representante de Cuba, embajador Rodolfo Benítez, enfatizó que «por su nivel de elaboración y contundencia, la declaración acordada consolida a la Celac dentro de la vanguardia de los esfuerzos internacionales por lograr la total eliminación y prohibición de las armas nucleares». Agregó que el texto adoptado «constituye, sin duda alguna, un nuevo e importante paso en el fortalecimiento de la Celac como una organización cada vez más relevante e imprescindible en el mundo actual».

El texto será presentado el próximo 26 de septiembre, como una posición común del organismo regional, en una reunión de alto nivel de la Asamblea General de la ONU, la primera de este tipo en su historia.

Y es que ilustrar el nefasto impacto humanitario de las armas nucleares se nos hace muy fácil si tan solo volteamos la cabeza y regresamos 68 años atrás, cuando Estados Unidos lanzó su bestial ataque atómico sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Se daba inicio así a la llamada «era nuclear», y dejaban de existir de manera instantánea, 140 000 personas en Hiroshima (la mitad de la población) y 73 000 en Nagasaki (un tercio de sus habitantes), carbonizadas por temperaturas de 2 000 grados, comprimidas por la velocidad de la onda expansiva y a consecuencia de la radiación por neutrones y rayos Gamma. Las consecuencias aun hoy son visibles en la calidad de vida de los descendientes de quienes sobrevivieron.

A estas dos catástrofes se le unen los posteriores ensayos nucleares que entre 1946 e inicios de la década de los años 90 del pasado siglo protagonizó Washington en las islas del Pacífico Sur y en su propio territorio, en el poco habitado desierto de Nevada.

En documentos desclasificados sobre estos experimentos se registran efectos de la radiación sobre la salud de los habitantes de esas zonas, que van desde alteraciones en la generación de glóbulos rojos y anemia, desórdenes en el metabolismo, inmunodeficiencias y otras enfermedades derivadas de los nefastos efectos de las radiaciones.

Ante tales desafíos, fortalecer la paz y la seguridad internacional y regional es una importante contribución de la Celac en aras de alcanzar el desarme nuclear.

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