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El 30 de septiembre también cambió la historia de la región

Ese día, cuando una intentona golpista pretendía aniquilar a la Revolución Ciudadana, sentimos desde La Habana el acompañamiento popular y el respaldo de numerosos países de la región y el mundo, que condenaron el fallido golpe de Estado al Presidente Rafael Correa

Autor:

Juventud Rebelde

«El presidente Rafael Correa se muestra firme e indoblegable. El pueblo está mucho más organizado. El golpe a mi juicio está ya perdido», así escribió el Comandante en Jefe Fidel Castro el 30 de septiembre de 2010, a las 5 y 38 minutos de la tarde.

Ese día, cuando una intentona golpista pretendía aniquilar a la Revolución Ciudadana, sentimos desde La Habana el acompañamiento popular y el respaldo de numerosos países de la región y el mundo, que condenaron el fallido golpe de Estado ofreciendo absoluta solidaridad al Presidente Rafael Correa.

Que el golpe fuera abortado fue consecuencia, en parte, del firme llamamiento del Jefe de Estado para que el pueblo tomara las calles en defensa de la democracia, una convocatoria que resonó y tuvo eco en el pueblo.

Lo ocurrido hace cuatro años en Ecuador intentó silenciar la voz de la nación y de su Presidente en el enfrentamiento a la política intervencionista de los Estados Unidos en la región.

Hechos como ese solo sirven a intereses externos a América Latina que pretenden impedir el avance de los procesos independentistas y transformadores. Al fin y al cabo, aún no alcanzamos la segunda independencia.

Intentos desestabilizadores como el perpetrado en nuestro país, solo buscan retrotraer a nuestra región a la época de golpes de estado, ahora bajo otras fórmulas, para restaurar la dominación del imperialismo y las oligarquías.

La supuesta «rebelión policial» provocada por «una falsa rebaja de sueldos a los miembros de las Fuerzas Armadas», fue un pretexto para esconder la intención de diversos grupos opositores que buscaban derrocar al presidente Correa y a su propuesta de Revolución desde la ciudadanía; es decir, una Revolución Popular cuyo solo nombre puede asustar a quienes tienen el poder económico.

Los golpistas contaban con el apoyo de los medios de comunicación que desde el inicio del golpe comenzaron a desinformar a la ciudadanía sobre lo que estaba aconteciendo. Debemos recordar el papel de los medios y de ciertos periodistas que aún siguen la escuela de la Usaid.

Pero, inmediatamente, intelectuales, artistas, organizaciones de solidaridad, movimientos sociales, fuerzas progresistas del mundo entero, levantaron  sus voces en defensa de los derechos del pueblo ecuatoriano, defendiendo el proceso de cambios y las conquistas para los más desposeídos, logradas por la Revolución Ciudadana.

¡Cómo olvidar que ese mismo día, 30 de septiembre de 2010, se hizo presente en la Embajada un grupo de compañeros, cuyas edades promediaban entre 75 y 80 años, expresando su posición firme de solidaridad con el Gobierno ecuatoriano!

Ellos se cuadraban para decirnos: «Venimos a ponernos a la orden, para luchar junto al pueblo ecuatoriano, para defender al Presidente Correa y a su Gobierno». Todos ellos eran combatientes de la Sierra Maestra.

El 30 de septiembre de 2010  triunfó la Revolución Ciudadana. El pueblo demostró que estaba dispuesto  a defenderla, cuando salió a la calle a rodear el Palacio Presidencial Carondelet y  al hospital policial para retornar al Palacio con su Presidente.

El golpe de estado falló, en primer lugar, por la rápida y efectiva movilización de amplios sectores de la población ecuatoriana que, pese al peligro que existía, salieron a ocupar avenidas y plazas para manifestar su apoyo al mandatario legítimo y constitucional.

El golpe pudo ser detenido, en segundo lugar, porque la movilización popular que se desarrolló con gran celeridad dentro del Ecuador fue acompañada por una rápida y contundente solidaridad internacional, cuya primera voz fue la del querido Comandante Fidel Castro.

Y en tercer lugar, la intentona fue derrotada por la lección de enorme valentía demostrada por el mandatario ecuatoriano.

Los hechos no solo procuraban destruir la Revolución Ciudadana, sino que pretendían atacar importantes mecanismos de integración regional, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, de la que Ecuador es miembro; y la Unión Suramericana de Naciones, cuya presidencia ocupaba el país en ese momento. Pretendían herir de muerte la relación entre Cuba y Ecuador.

Los fundamentos del golpismo tienen profundas raíces en los sectores plutocráticos, dueños de todo, que se niegan a rajatabla a ceder espacios de poder económico y del poder real que han mantenido en Ecuador.

Si se repasa la historia reciente de nuestros países se comprueba que las tentativas golpistas tuvieron lugar en Venezuela (2002), Bolivia (2008), Honduras (2009) y Ecuador (2010), en cuatro países caracterizados por ser la cuna de significativos procesos de transformación económica y social y, además, por estar integrados al ALBA.

Nada extraño sería que la oligarquía y el imperialismo intenten,  por otras vías, derribar a los gobiernos que no se doblegan ante sus intereses.

Hoy mismo Ecuador ratifica que continuará defendiendo su soberanía y dignidad, con el ejemplo que legamos a América Latina y al mundo el 10 de agosto de 1809.

El 30S tiene que ser profundamente investigado, no puede quedar en el perdón y en el olvido, cuando de por medio se fraguaba un magnicidio, no pueden quedar impunes los hechos que rodearon este momento de la historia de nuestra Patria.

La Revolución Ciudadana seguirá preservando la independencia de la nación, con la conciencia y el compromiso contraídos ese día, hace cuatro años, cuando aquellos sucesos también cambiaron la historia de la región.

*Embajador de Ecuador en Cuba

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