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Colombia gana la más hermosa de sus batallas: la de la paz

Tras casi cuatro años de conversaciones, autoridades del Gobierno y representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo sellaron en La Habana el acuerdo que pondrá fin de manera definitiva a un conflicto armado de más de 50 años. Agradecimientos a Cuba

Autores:

Juana Carrasco Martín
Marylín Luis Grillo
René Tamayo León

«Hemos ganado la más hermosa de todas las batallas: la de la paz de Colombia», fue esta una de las esencias rotundas, sintéticas, emblemáticas, que se escucharon ayer, durante la firma del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera en ese país, que pondrá fin de manera definitiva a una guerra de más de 50 años.

La dijo el Comandante Iván Márquez, jefe de la delegación negociadora de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), en el discurso a nombre de su organización guerrillera.

Márquez fue antecedido en la palabra por su contraparte, el diplomático Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del Gobierno colombiano, quien también se congratuló por los resultados y el futuro de paz al que se abre su país.

Tras casi cuatro años de negociaciones, se pone fin al último conflicto armado que existía en uno de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), por lo que se ratificó a la región como Zona de Paz, y a Cuba como el escenario ideal para alcanzarla.

A la rúbrica del documento asistió el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla.

Una paz estable y duradera

El fin del conflicto, reza el Acuerdo, supone el inicio de una nueva etapa histórica, de un «período de transición» que llevará a la unión de todo el pueblo colombiano, al incremento de la democracia y a la construcción de una paz estable y duradera con la participación de todos los grupos políticos y sociales.

El texto alcanzado, plantean las partes, aborda un enfoque inclusivo de género, ético y regional; con la visión de los más vulnerables y teniendo en cuenta las particularidades y características económicas, sociales y culturales de todos los territorios de Colombia.

Al respecto, particulariza en la importancia de la participación ciudadana en la construcción de la paz y en la creación e implementación de los planes en los territorios. Menciona igualmente el valor del reconocimiento de las víctimas y de las responsabilidades de todo lo ocurrido para la edificación de la paz y la reconciliación nacional.

Nueva etapa

Humberto de la Calle, jefe de la delegación del Gobierno de Colombia, señaló que se había llegado a la meta. La mejor forma de ganarle a la guerra fue sentarse a hablar de paz, dijo. Ahora, planteó, se abre una etapa nueva para la sociedad colombiana, más incluyente, en la que nadie tema por su seguridad debido a sus ideas políticas.

No obstante, dijo que vendrán discusiones, ajustes y sacrificios, y se necesitará paciencia, altruismo, desprendimiento, unidad y disposición a reconocer a todos.

Advirtió que los colombianos no podrán limitarse a celebrar el silencio de los fusiles, lo que importa es que se abran caminos para dejar atrás la violencia.

Indicó que este Acuerdo constituye solo el inicio, y los colombianos tendrán la última palabra durante un plebiscito, el cual debe ser una decisión cívica nacional e histórica.

De la Calle agradeció a los países garantes y acompañantes, especialmente a Cuba, «por el apoyo generoso con una solidaridad sin límites».

Punto de partida

El Acuerdo, rubricado por los representantes de las partes, «tendrá que ser norma pétrea que garantice el futuro de dignidad para todos y todas» las colombianas, señaló por su parte Iván Márquez, jefe de la delegación de las FARC-EP.

«Termina la guerra con las armas y comienza el debate de las ideas», reflexionó, al indicar que este acto, los diálogos y el Acuerdo conseguido, sientan las bases para la paz y la convivencia». «El Acuerdo de paz no es punto de llegada, sino punto de partida», alertó.

Márquez concluyó su intervención con un «profundo agradecimiento al Gobierno liderado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz y al pueblo de Cuba. Gratitud eterna al pueblo de Martí». También reconoció al Gobierno de Noruega, el otro país garante de las negociaciones, así como a Venezuela y a Chile.

Agradeció especialmente al presidente bolivariano Nicolás Maduro por el apoyo que ha dado a las conversaciones de paz, «por continuar la obra que le encomendara el Comandante Hugo Chávez», dijo.

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