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Chavista de alto rendimiento

Alexander Vargas Gutiérrez, conocido por muchos como Mimou, es un batallador de alto rendimiento

Autor:

Alina Perera Robbio

CARACAS, Venezuela.— Me conformaba con un rato para conversar sobre la hora actual del país. Pero Alexander Vargas Gutiérrez, conocido por muchos como Mimou, es un batallador de alto rendimiento: propuso que lo acompañara durante un día de trabajo. Eso significó vivir un periplo tan intenso, que en algún momento me quedé dormida, casi cayendo la noche, sobre una silla de oficina en la Alcaldía de la ciudad, mientras el dirigente realizaba alguna gestión.

Cuando pensé que sería devuelta a casa, Vargas Gutiérrez —quien desde junio de 2013 está al frente del Viceministerio de Promoción Deportiva por la Paz y la Vida— tomó rumbo al sector Cotiza, que forma parte de la Parroquia San José, para pulsar cómo han ido mejorando las condiciones constructivas de la urbanización.

Esa última visita terminó debajo de un aguacero rotundo, cuando ya la noche se había enseñoreado en Caracas. En la agenda habían quedado estampadas notas sobre reflexiones de Mimou acerca del trabajo social, sobre diálogos sostenidos con habitantes de la urbanización Cacique Tiuna durante un recorrido casa por casa, como parte del movimiento Somos Venezuela, que por estos días está teniendo lugar en el país. Esta iniciativa busca diagnosticar, a partir de referentes que ofrece el Carné de la Patria, que ya poseen más de 14 500 000 personas, las necesidades más apremiantes de la gente para luego ir emprendiendo soluciones.

También quedaron guardados apuntes sobre la visita, en horas de la mañana, a la Gran Base de Misiones de Paz Hugo Rafael Chávez Frías, inaugurada hace un año en la parroquia El valle, del sector San Antonio.

La construcción, enclavada en un escenario de alta violencia social, se destina a todos los habitantes de los alrededores. Como ella, el país posee 50, distribuidas en 14 de sus 24 estados.

Para recordar buenos tiempos, Alexander Vargas no partió desde el sofisticado y limpio edificio, sin antes tomar un balón y lanzarlo varias veces hacia la canasta ubicada en el último piso. Él comenzó su carrera deportiva en las calles de Caricuao, en Caracas. Su talento en el baloncesto lo hizo famoso nacional e internacionalmente. Representó a su patria en disímiles torneos y dejó su impronta en la Liga Profesional.

Mimou no llega todavía a los 50 años de edad, tiene una vitalidad extrema y una sonrisa que ilumina. Parece un niño grande. «Yo soy como dicen por ahí: deportista de pueblo».

El interlocutor contó que su padre quiso comprarle un par de zapatos para jugar fútbol. «Pero mi hermano Pedro Vargas, fanático del básquet, escogió un par para que yo jugara ese deporte». Así fue como el joven amante del balompié cambió el rumbo de su vida.

«No teníamos cancha —recordó Mimou—; jugábamos con una caja de cartón a la que le abríamos huecos. Y un día pasó por el barrio alguien que trabajaba en el Gobierno de Caracas. Me vio jugando y me dijo que tenía talento para jugar como profesional. Tenía 16 años, estaba pendiente de otros asuntos como andar con los amigos o las novias».

Las potencialidades llevaron al joven a abrirse paso en la carrera como deportista. En muy poco tiempo llegó a ser campeón nacional de baloncesto. Veinte años duró una trayectoria llena de triunfos.

Al preguntarle a Vargas cómo conoció a Chávez, se remontó a los momentos cuando el excepcional bolivariano estaba «encampañao» con vistas a las elecciones en las que alcanzó una victoria aplastante que lo llevó a asumir la banda presidencial en 1999. Un amigo le había dicho al deportista, en pleno apogeo de sus logros competitivos, que Chávez estaría por el bulevar.

«Yo vivía arriba en el Cerro, y Chávez iba a estar abajo en el metro. Le dije al amigo que no podía estarme metiendo en la política, y me dijo que sí, que bajáramos», recapituló Mimou. «Estaba distante, pero me fui acercando al Comandante, que daba un discurso que entraba por las venas. Le pasaron un papelito y Chávez dijo: “Bueno, aquí se encuentra el deportista de la patria”. Él me bautizó ese día. Me puso nombre y apellido. De repente, cuando me nombra, pide que diga unas palabras. Le comenté: “Comandante, si usted en realidad va a hacer lo que está diciendo acá, apoyando el tema social, el tema cultural, los valores, el tema del barrio, cuente conmigo”. Y aseguró: “Cuando yo sea presidente, tú vas a trabajar conmigo”. Pensé que era broma. Él siguió su campaña y yo seguí mi deporte. Chávez ganó las elecciones. Y me llamaron».

—¿Le dieron alguna responsabilidad oficial?

—No. Chávez, humanista, me tocó el corazón. Me dijo: «¿En qué te ayudo?».Y yo: «Bueno, Presidente, tengo un Mundial de baloncesto, debo llevar a 50 niños, pero no tengo recursos para eso». Me mandó a una institución y allí me los dieron, y viajé con los muchachos del barrio. Me los llevé para un Mundial en Estados Unidos. Nos fue bien.

«La cancha mía en Caricuao estaba destrozada, y el Presidente me la arregló. De repente no lo vi más. Pasaron como seis meses. Chávez estaba creando cosas, armando una estructura política, llevando la ayuda médica asistencial hasta los barrios. En esa vorágine me llegó un mensaje de que él quería que yo empezara un trabajo en los barrios, y así estuve 14 años acompañándolo. No me dio ningún cargo. Yo era deportista, tenía mi Fundación, montaba los eventos a través de esta, a lo largo del año, en todos los barrios de Caracas y de Venezuela.

«Chávez siempre estaba pendiente del tema del barrio, del hombre nuevo, de la mujer nueva. Él me pidió que fuera sus ojos en los barrios, y yo andaba por todos los lados, por la Revolución Bolivariana trabajando. Y mucha gente empezó a decir: “Bueno, está con Chávez”. Él invitaba a los deportistas a los actos y los sentaba en primera fila. Nos tomaba como prioridad. Así empezó a darnos tareas, responsabilidades sociales».

—Chávez dejó una impronta. ¿Hay reservas en lo subjetivo para resistir la guerra que el imperio hace al pueblo venezolano?

—Antes de Chávez la derecha nos maltrató a todos. El pueblo estaba sometido a la mayor pobreza extrema. El 90 por ciento de los niños padecía de desnutrición. Venezuela estaba muy mal en el tema de la vivienda, en el deportivo. Estaba en sus peores momentos. Chávez identificó eso y cambió el destino de Venezuela. Es una pena que hayamos perdido a nuestro Comandante tan pronto. Y la derecha, ¿qué proyecto social ha propuesto?

«Que lo civiles vivan junto con los militares, que los niños vayan a la escuela con el morral tricolor, se lo debemos a Chávez. Por eso yo digo que él está en el corazón del pueblo, en todas partes».

—Ahora Maduro, con el legado de Chávez, está dando la batalla...

—Nosotros le hemos ganado a la derecha en batallas importantes. La primera fue electoral. Chávez invicto. Los derrotamos políticamente. Después, en la calle también triunfamos. Pero tenemos un gran reto, el tema mediático, de las redes sociales. Chávez siempre dijo: «Seamos buenos comunicadores». Siempre hablaba del tema ideológico. En eso también Maduro ha sido muy inteligente. Creo que al principio, cuando empezó, mucha gente dudaba. él se ha venido consolidando y creo que ya es un líder natural nuestro en la Revolución Bolivariana.

«Maduro ha hecho jugadas magistrales. Los opositores empezaron con las guarimbas (manifestaciones de protesta en las calles), con el tema de atacarnos, y Maduro dio un mensaje a todo el pueblo: aguántense, paz, queremos diálogo. Si todos los chavistas se lanzan a las calles, si los cerros bajan, no hay quién pueda con ellos. ¿Y qué hizo Maduro? Pidió disciplina, todo el mundo tranquilo. Nos aguantamos, aguantamos los insultos, la violencia de la derecha.

«La segunda jugada ha sido la Constituyente. Con eso Maduro dejó la situación balanceada. Porque la derecha quería que nosotros fuéramos los violentos para que, desde el extranjero, intervinieran en el país. Esa, la de la Constituyente, fue una jugada estratégica. Y la tercera ha sido convocar a elecciones. ¿No querían elecciones? Pues elecciones como son. Nosotros hemos ganado muchas, y ellos siempre dicen que el Consejo Nacional Electoral (CNE) es ilegal. Inventan mucho, pero no pueden con el pueblo».

Mimou Vargas no logra hablar sin sus dos pasiones: el deporte y la Revolución Bolivariana. «Chávez, a los deportistas, nos hizo gigantes, visibles. Triunfáramos o fuésemos derrotados, siempre nos recibía. Él llevó a nuestra bandera y al deporte al máximo lugar. La derecha nunca ha abanderado a los atletas nuestros. Chávez era un deportista natural».

A lo largo del día mi entrevistado ha ido recibiendo innumerables llamadas. Anda enfrascado en muchas tareas, pero hay una muy especial que le ha dado Nicolás Maduro: sumar y dar ocupación a jóvenes que han tenido conductas antisociales. La misión le gusta. Porque Mimou no solo es valiente, también tiene un corazón enorme. Con su sonrisa de niño incansable me pregunta, en medio de la noche cerrada, si me gustó el periplo y si quiero seguir viendo jornadas de abrazos con el pueblo.

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