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La fiesta que se debía Kamynin

El niño que vio con ojos de asombro desde los periódicos y el rostro alegre de su pueblo lo que significó el primero de los festivales mundiales de la juventud en la entonces Unión Soviética, es ahora el máximo representante diplomático ruso en Cuba. Para él, que el evento regrese a su tierra 60 años después de aquella cita y a cien de la Revolución de Octubre, es una oportunidad prometedora

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Cuando el Moscú capital de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se convirtió por vez primera, en 1957, en sede de uno de los festivales mundiales de la juventud y los estudiantes, el ahora Embajador de esa nación en La Habana todavía moldeaba muñecos sobre la nieve.

Mientras le interrogamos sobre la celebración, en menos de dos meses, en la ciudad balneario de Sochi, de la 19na. edición de esos eventos, a Mikhail L. Kamynin parece perdérsele la vista por los ventanales de la imponente representación del país euroasiático, situada en la célebre Quinta Avenida de la capital cubana.

Por su mente desfilan el ambiente festivo moscovita en aquella fecha, las notas y fotos que poblaban los periódicos sobre el encuentro, el rostro de alegría de sus conciudadanos al recibir a jóvenes de tantas partes del planeta. «Yo era demasiado joven, pero no dejé de advertir, tiempo después, que para Moscú era una gran fiesta».

El país que recibirá en octubre otro de esos singulares eventos mundiales, en el que participarán más de 20 000 jóvenes de 150 países, ya no es cobija de la extinta URSS, desaparecida en 1989, aunque para el noble y generoso pueblo ruso la motivación sigue siendo casi la misma.

Al menos ello es lo que se deduce cuando el representante diplomático en la capital antillana afirma a Juventud Rebelde que la cercanía del evento apasiona a muchos y que imaginan el Festival como el mejor de los tres que ya les ha tocado organizar como país.

El ajetreo que da gozo a quienes se ven involucrados en la preparación de una cita de tanta envergadura resulta especialmente importante para Kamynin, quien asegura que el evento será «una gran victoria de la juventud del mundo que ama y lucha por la paz».

A pocos días de partir a su nación de vacaciones, y aunque le ha tocado desde «lejos» involucrarse en esta edición del evento, afirmó que las condiciones logísticas, organizativas y políticas están dadas para hacer, del 14 al 22 de octubre próximo, una colosal fiesta de Rusia, de sus jóvenes y del mundo.

—En febrero del pasado año se conoció que Rusia sería la sede del evento. ¿Cómo recibieron las autoridades y la población esa noticia? ¿Cuáles considera los argumentos de la juventud del planeta para confiar nuevamente a su país esta cita?

—Desde hace más de 30 años no celebramos una cita mundial como esta y la esperamos con muchos deseos. Recuerdo que en noviembre de 2015, cuando se realizó aquí en La Habana la 19na. Asamblea General de la Federación Mundial de Juventudes Democrática (FMJD) —entidad que impulsa los festivales— presentamos nuestra candidatura, con dos ciudades como destino: Moscú y Sochi. En ese entonces hicimos una presentación ante los máximos miembros de la Federación de las condiciones, especialmente infraestructurales, que podía ofrecer Rusia para un Festival. Desde ese momento recibimos un gran apoyo de las autoridades de mi país, en particular, del presidente Vladimir Putin.

«Tres meses después, esa solicitud se convirtió en una gran victoria y honor, al otorgársenos la sede. La decisión se aprobó en Moscú cuando se realizó allí una reunión del Consejo General de la FMJD. Los asistentes al encuentro hacían este reconocimiento a mi país por sus avances e influencia mundial en los órdenes político, económico y social.

«Rusia siempre ha desempeñado un papel importante en la lucha por la defensa de los valores básicos del ser humano. Somos un país que está abierto al diálogo y en contra del uso de la fuerza o de las amenazas en la política exterior contra cualquier nación. Además, nuestra juventud —que tiene un papel activo dentro de la sociedad— entiende la necesidad de construir un mundo de paz, seguro, sin guerras. Son esas algunas de las ideas que ha respaldado la juventud progresista del orbe desde que iniciaron estos festivales en Praga, en 1947. Su aspiración siempre ha sido pensar, unir y trabajar para hacer del nuestro un mundo mejor.

«A ello hay que agregar que la juventud rusa está dispuesta a escuchar diferentes puntos de vista, intercambiar opiniones y seguir buscando fórmulas para asegurar la vida normal de toda la población, para ahora y siempre. Precisamente hoy la juventud tiene que juntar sus fuerzas y trabajar unida, a pesar de las diferencias históricas, culturales y políticas, pues solamente consolidando esfuerzos es posible lograr nuestros propósitos».

—Considerando la coyuntura mundial en que actúan los jóvenes y las disposiciones rusas como sede del encuentro, ¿cómo imaginan este Festival?

—Será un gran éxito y esperamos una gran diversidad de jóvenes. Este Festival será una buena posibilidad para mostrar al mundo la realidad de nuestro país a través de su cultura, su educación, su historia y su capacidad de forjar amistades. Tenemos una rica experiencia organizando eventos de este tipo. Este será el tercer festival que se realizará en mi patria. Fuimos sede del 6to., en 1957, y del 12do., en 1985. De la primera de estas oportunidades se cumplirán seis décadas. Ambos foros fueron muy buenos, se organizaron con alto nivel y aportaron a la integración juvenil mundial y su lucha en aras del desarrollo de la humanidad.

«Todos conocen la hospitalidad de Rusia, y desde nuestra elección hemos trabajado intensamente para crear excelentes condiciones a los delegados e invitados. En enero último, nuestro Presidente firmó un decreto con el fin de preparar y realizar el Festival, y designó a Sergei Kirieynko, el primer jefe adjunto de la Administración Presidencial de Rusia, al frente del Comité Organizador del Festival 2017. Junto a él trabajan representantes de varias áreas administrativas y sociales y de diferentes regiones.

«Ya se han tomado algunas decisiones: el 14 de octubre se desarrollará en Moscú el desfile festivo con representantes de las delegaciones participantes. Al día siguiente será la inauguración oficial en Sochi y comenzarían los trabajos en talleres, conferencias, encuentros con líderes políticos, mesas redondas, clases magistrales, exposiciones, así como las actividades colaterales. El cierre del Festival se realizará en el Estadio Olímpico. Todos los asistentes al evento se ubicarán en los hoteles de forma gratuita. Lo mismo sucederá con la alimentación. Actualmente se trabaja muy fuerte con los cerca de 5 000 voluntarios que ayudarán en los diferentes espacios del evento y que harán que los delegados se sientan en Sochi como en su propia casa.

«En el caso de Cuba, Rusia asumirá la transportación de su delegación, como muestra de los lazos históricos que nos unen, y esa decisión de nuestro Gobierno llevará también a que, junto a los participantes cubanos, viajen no menos de 150 representantes de otros países de Latinoamérica y el Caribe. Hemos acordado, además, que días antes de la apertura del Festival se desarrolle en Moscú un encuentro gubernamental de representantes de juventud y que este espacio sirva para establecer estrategias comunes en aras de que las aspiraciones de este sector se materialicen en las agendas estatales.

«Durante estos meses hemos trabajado online, pues los integrantes de los comités preparatorios regionales rusos, con el nacional y las autoridades de la FMJD, intercambiamos cada una de las propuestas que tenemos. Ahora se instaló el Comité Organizador Internacional (COI) del Festival, que se encarga de la organización de la última fase de la cita, y todos juntos escucharemos nuevas propuestas e introduciremos, de ser necesarias, las ideas renovadoras que surjan.

«Todo este trabajo no excluye que pueda aparecer alguna dificultad en los días del cónclave, pero desde ahora todo se monitorea minuciosamente, pues la idea es hacer un foro que tenga resultados concretos y ayude a los jóvenes en la cooperación y el entendimiento».

—Además del clima y el paisaje, ¿qué rasgos especiales reconoce en Sochi para acoger un evento internacional relevante de este tipo?

—Esa ciudad, ubicada entre las montañas nevadas del Cáucaso y el Mar Negro, tiene una infraestructura fantástica. Fue la capital de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno en 2014, y las instalaciones construidas para ese suceso están nuevas y seguras. La comodidad de la urbe incluye el tráfico aéreo, que la vincula con Moscú y decenas de otras ciudades rusas. El Festival se realizará dentro del Parque Olímpico, que permite trabajar, presenciar cosas interesantes y descansar, todo en el mismo sitio.

«Por ejemplo, los delegados van a alojarse en los hoteles que están a dos pasos de los Palacios de congresos, donde desarrollarán el programa político. Después de los Juegos Olímpicos en estas instalaciones se han realizado diversas actividades nacionales de gran escala e impacto entre sus participantes».

—¿Se ha pensado que los delegados e invitados al foro lleguen más allá de Sochi, la ciudad sede?

—Desde la región de Stalingrado hasta el lejano Oriente, todas están dispuestas a recibir a los delegados e invitados y mostrarles sus riquezas históricas y culturales. Visitarlas ya sería una decisión final del COI, junto con el Comité Nacional Preparatorio ruso, pero nuestra propuesta es que los participantes conozcan las diferentes ciudades en pequeños grupos.

—Como hemos dicho, Rusia ha sido sede de dos festivales mundiales, siempre en contextos diferentes, ¿cuál es la nación que encontrarán ahora los jóvenes del planeta?

—Encontrarán una Rusia bien fuerte y unida, con una economía en buen estado y una vida social y cultural muy activa. Los asistentes al Festival conocerán de primera mano qué está pensando el pueblo ruso hoy, en especial su juventud, un sector que comprende su responsabilidad con el futuro del país y del mundo.

«Si hablamos particularmente de los jóvenes rusos, estos tienen acceso a todas las riquezas del país, a las nuevas tecnologías y están asociados según sus intereses. Actualmente el número de estudiantes en las universidades está creciendo. En relación con la política estatal, hoy podemos ver que muchos jóvenes están formando los gobiernos regionales y son miembros del Gobierno federal, entre otras oportunidades».

—Ya está instalado en Rusia el COI del Festival. ¿Cómo fue acogida esa avanzada?

—Aunque en todos estos meses hemos estado en contacto permanente con los representantes de la FMJD e informamos al COI sobre las decisiones tomadas en el país con relación al evento, su llegada es esencial para avanzar en las condiciones que quedan. Ahora los integrantes del COI podrán ver y valorar personalmente los lugares que acogerá el Festival, dónde van a realizar sus trabajos y vivirán los delegados, qué regiones podrán visitar… Estoy seguro de que todo el trabajo seguirá siendo muy constructivo.

El Festival será una gran victoria de la juventud del mundo que ama y lucha por la paz, aseguró
Mikhail L. Kamynin. Foto: Roberto Suárez

El Festival será una gran victoria de la juventud del mundo que ama y lucha por la paz, aseguró Mikhail L. Kamynin. Foto: Roberto Suárez

—El nuevo paquete de sanciones del Congreso estadounidense a Moscú ha acaparado titulares. ¿Pondría en peligro el desarrollo del Festival, como piensan algunos? ¿Qué dice a los jóvenes este hecho sobre el mundo en que viven y el que sueñan construir?

—Esas sanciones son una locura. En el planeta existe una juventud rebelde, revolucionaria y firme en sus posiciones que defenderá la realización de esta cita como lo hacemos nosotros. Ahora recuerdo el 11no. Festival que se realizó aquí en Cuba, en 1978. Por vez primera la fiesta juvenil del mundo dejaba el territorio europeo para celebrarse en el continente americano, en el primer país socialista del hemisferio occidental, aquí en la Isla de la Libertad. Fue una demostración brillante de lo que puede hacer un pueblo bloqueado cuando se pone en favor de la humanidad. Por eso estoy seguro de que el nuevo paquete de sanciones a mí país de ningún modo va a perjudicar el trabajo victorioso del Festival.

«El evento es un formato ideal para que los jóvenes se conozcan y compartan sus posiciones, sus puntos de vista, pero jamás para imponer pensamientos. Además, ayuda a entender que no somos iguales, que cada país tiene sus tradiciones históricas y culturales, su sistema político, sus ideologías, sus líderes… Ese es un mensaje a los jóvenes, como también que el ser humano tiene que vivir en paz y en seguridad.

«Durante este foro los jóvenes podrán encontrar los caminos que tienen que seguir para obtener esos resultados; pero la base está clara, debemos respetar el derecho internacional, no permitir que cualquier país intervenga en los asuntos internos de otros. Jamás puede existir violación de la soberanía de los pueblos, de los países, jamás se puede usar la fuerza o la amenaza en las relaciones bilaterales. Tenemos que entender que las relaciones tienen que ser justas, que debe existir un mundo multipolar y solamente en base al respeto mutuo podemos seguir adelante».

—El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, recalcó la importancia de que los festivales mundiales no desaparezcan. ¿Comparte esta visión? ¿Qué valor le concede a estos encuentros en un mundo que no siempre escucha a su juventud?

—Claro que sí. Por eso Rusia hizo la solicitud para esta cita. Los festivales son necesarios para el presente y el futuro y se convierten en las cumbres de la juventud, pues permiten la consolidación del movimiento juvenil mundial bajo los principios de justicia, cooperación y el fortalecimiento de las relaciones entre naciones y culturas. En ellos participan las generaciones actuales, las que tienen que seguir construyendo nuestro mundo y salvarlo de las garras imperialistas. Por eso pienso que el compañero Fidel —una de las personalidades a las que se dedica esta edición del Festival— tenía y tiene plena razón en sus palabras. Hay que aprovechar estos festivales para tomar decisiones correctas en función de la juventud y ello tienen que comprenderlo los líderes mundiales.

—En contextos internacionales variados, Cuba y Rusia han defendido valores esenciales de la humanidad, de ahí su profunda amistad. ¿Cómo valora en la actualidad el estado de esta relación?

—En la actualidad los lazos de amistad y colaboración entre Rusia y Cuba están en uno de sus mejores momentos y se desarrollan exitosamente en todas las esferas: política, económico-comercial, científico-técnica, cultural y humanitaria. Tenemos proyectos de envergadura asociados a la energía, el transporte, las telecomunicaciones. Nos involucramos en diversas actividades culturales e históricas que se organizan en este país.

«Participamos en las ferias del libro, recientemente inauguramos la Cátedra de Lengua Rusa del Instituto Estatal Alexander Pushkin de Moscú, en la Universidad de La Habana, que contribuirá a que nuestro idioma se difunda más rápido en esta nación, celebramos la tercera reunión de rectores de centros de educación superior de ambos países. Nuestras relaciones están basadas en una rica historia, un fructífero presente y un promisorio futuro».

—Las proyecciones políticas son disímiles. Muchos defienden con vehemencia construir el socialismo del siglo XXI, que no puede desconocer los avances en el siglo XX. Para usted, hijo de la nación que erigió la primera Revolución Socialista del mundo, ¿qué significado tiene ello? ¿Cree que los jóvenes están sensibilizados con esa opción? ¿Qué falta para agilizar la construcción de un mundo mejor?

—Como muchos saben este año se celebra el centenario de la primera Revolución Socialista del mundo, que abrió una nueva era en la historia de la humanidad. A ello se dedica esta edición del Festival, lo que implica que es necesario conocer bien nuestra historia para construir ese socialismo del cual hablas. No debemos olvidar que siempre en cualquier sistema hay cosas buenas y otras no tan buenas, por eso tenemos que sacar las lecciones del pasado.

«El socialismo como sistema es una fórmula brillante para asegurar las posibilidades de desarrollo de las personas en igualdad de condiciones, asegurar los derechos de los seres humanos y el desarrollo social. Hoy el mundo es multipolar y cada país esta construyendo su sistema político, el que eligió su pueblo.

«Que los jóvenes tomen este camino o no depende de ellos. Pero es necesario hacer el mundo a base de respeto. Nadie puede imponer su punto de vista, sus modelos. Tenemos que respetar la soberanía, la independencia. Tenemos que defender los derechos del ser humano y el principal de todos, la vida.

«La juventud de hoy tiene que combinar trabajo, creatividad, pensamiento, deseos de estudiar… con cultura, deporte y descanso. Si todos esos factores se conjugan durante el Festival, este será una gran victoria, una gran cumbre de las juventudes democráticas del planeta. Será una gran fiesta de la juventud puesta al servicio de la humanidad y de sus pueblos».

Rusia en festivales

1957

Lema: ¡Por la paz y la amistad!

Participantes: 34 000 de 131 países

Ciudad sede: Moscú

 

El pueblo de Moscú acogió calurosamente a los participantes en el 6to. Festival Mundial.

1985

Lema:¡Por la solidaridad antimperialista, la paz y la amistad!

Participantes: 20 000 de 157 países

Ciudad sede: Moscú

La delegación cubana en las afueras del stadium Lenin durante el desfile inaugural del 12mo. Festival Mundial.

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