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El lento goteo de los billones

¿Pueden tres superricos tener tanto dinero como los 160 millones de estadounidenses con menos ingresos del país? Según un nuevo estudio, la respuesta es: sí

Autor:

Marylín Luis Grillo

SE aproxima el fin de año y con él las publicaciones de todo el orbe inician sus resúmenes. Unas compendian los hechos más sobresalientes del 2017; otras, crean listas de los hombres y/o mujeres más atractivos, influyentes, lucrativos… los que «mueven» el mundo con su intelecto, su talento o su fortuna.

Dentro de todo ese universo, la actualización de los mayores millonarios ya apareció. Sin grandes cambios en el top ten, los nombres resultan más o menos los mismos, aunque algunos cambian su posición. No obstante, podemos dar por seguro que la tendencia a la acumulación global de la riqueza se mantiene, pues ella es la verdadera reina de las listas de Forbes*.

Poco antes de cerrar 2017, los actuales campeones de la fortuna mundial y de Estados Unidos crean noticias nuevas: la riqueza total combinada de Bill Gates, Warren Buffett y Jeff Bezos —los ahora tres multimillonarios más millonarios del globo— excede los ahorros de los 160 millones de estadounidenses con menores ingresos.

¿LA TIERRA PROMETIDA?

Un estimado de mas de 240 000 millones de dólares componen el capital Gates-Buffett-Bezos, el cual, según el informe Billionaire Bonanza 2017 del Instituto de Estudios Políticos de EE. UU., sobrepasa los ingresos aproximados de 53 millones de hogares norteamericanos.

«Tanto dinero concentrado en tan pocas manos, mientras tantas personas luchan por sobrevivir es no solo una mala economía, es una crisis moral», opina Josh Hoxie, coautor del reporte citado por Russia Today.

En efecto, cuando la clase media mundial va en camino a convertirse en recuerdo de un pasado, si acaso, más equilibrado, la concentración de la riqueza implica que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres.

En Estados Unidos la situación empeora. Meses atrás, la Ong Oxfam alertaba que, aunque los ingresos reales de la mitad de la población llevan 30 años sin crecer, los del uno por ciento más rico aumentaron, en esas tres décadas, un 300 por ciento.

Como muestra, de los diez hombres con mayor riqueza en el planeta solo dos son de nacionalidad diferente: el español Amancio Ortega, fundador de Zara y propietario de Inditex, y el mexicano Carlos Slim Helú, dueño del Grupo Carso. Ambos descendieron este año en sus posiciones, pero no dejaron de ser billonarios, ni tampoco de obtener ganancias astronómicas.

El porqué Estados Unidos parece el paraíso de los supermillonarios o la tierra prometida de los grandes empresarios fundadores (recordemos, por ejemplo, que Bill Gates y Jeff Bezos crearon sus compañías, Microsoft y Amazon, prácticamente de la nada en base al intelecto, la inventiva y el genio empresarial) es una combinación de factores que tiene mucho que ver con la estructura económica del país y menos con las oportunidades que brinda el american way of life.

Al respecto, Oxfam aseguraba que «las grandes empresas y los individuos más ricos exacerban las desigualdades eludiendo sus impuestos, reduciendo los salarios y maximizando los ingresos de los accionistas».

Entonces, ¿qué sucede cuando un millonario asume el Gobierno del país? De acuerdo con Billonaire Bonanza, el recorte de impuestos propuesto por el presidente Donald Trump incrementará la brecha, puesto que el 80 por ciento de la reducción de los gravámenes beneficiaría solo al uno por ciento más acaudalado.

«La desigualdad está en crecimiento. Ahora es momento de tomar acciones que la reduzcan, no de cortar impuestos para los más ricos», agregó el otro autor del estudio, Chuck Collins.

REDUCIR LA BRECHA

El informe de Hoxie y Collins sugiere al menos dos formas de reducir la grieta económica. Primero —precisa el texto—, no hacer mayor la diferencia con los nuevos recortes de impuestos.

«La propuesta de Trump, como está actualmente diseñada, hará mucho por las fortunas del uno por ciento y muy poco para reducir el ranking del American´s underwater nation», es decir, estadounidenses con ingresos nulos netos e incluso negativos, agrega el documento.

Al respecto, una encuesta del sitio web financiero Bankrate, referida en un artículo de IPS, descubrió que el 63 por ciento de los hogares de EE. UU. carecen de efectivo o de ahorros necesarios para cubrir un gasto de emergencia de mil dólares.

En su análisis, la agencia de noticias especializada concluía que el crecimiento económico de unos pocos se debe a una gran mayoría que «se ahoga»: el siete por ciento de los propietarios estadounidenses tienen su casa underwater (bajo agua), con una deuda hipotecaria superior al valor del hogar, al tiempo que crecen también el endeudamiento con tarjetas de crédito y la deuda estudiantil, esta última se prevé sea uno de los principales factores de riqueza negativa en poco tiempo.

«Los conservadores culparán a las personas por “vivir más allá de sus posibilidades” y ser financieramente irresponsables. Y el comportamiento individual es importante. Pero es más probable que el estrés financiero que enfrentan millones de familias sea el resultado de cuatro décadas de ingresos estancados», resumía el artículo.

El informe sobre los billonarios afirma que «la desigualdad continuará creciendo a menos que intervengamos directamente para reducir las grandes concentraciones de riquezas privadas. Con impuestos a los hogares más ricos, podemos crear significativas rentas fiscales e invertirlas en fondos para expandir las oportunidades de crecimiento en toda la economía». Un principio en el cual los que más tienen son los que más aportan a la sociedad. Y esto no se corresponde con el plan trazado por la administración Trump.

El desafio de este injusto y asimétrico mundo es que la población global prospere en su conjunto y no que cada vez más dinero quede en menos manos a costa de que millones se queden con nada. Se trata de hacer crecer una confianza económica verdadera y sacar a flote a las familias que con su lento goteo crean billones.

 

 

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