A pesar de los discursos de Nancy Pelosi los dreamers están fuera de la ley. Autor: AP Publicado: 09/02/2018 | 10:46 pm
A juzgar por el tuit de Donald Trump, el mandatario estadounidense solo tenía una preocupación en mente sobre el cierre de su administración, motivado porque el Congreso no acababa de aprobar el presupuesto del país. Léalo usted mismo: «Nuestro Ejército ahora será más fuerte que nunca. Amamos y necesitamos a nuestros militares y les dimos todo, y más».
La incertidumbre que imperaba en Washington, respecto al presupuesto con que funciona el gobierno del país, se disipó cuando por fin llegaron a un acuerdo los legisladores del Senado, y luego los de la Cámara de Representantes, trato que se dice abarca dos años fiscales. Esto permite que la maquinaria bélica y demás, funcionen.
El tema generó durante esta semana grandes polémicas a medida que se acercaba el plazo de cierre en el primer minuto del viernes 9 de febrero, y en ello ganó titulares el récord establecido por la líder de la minoría demócrata de la Cámara, la californiana demócrata Nancy Pelosi, quien mantuvo la discusión con un discurso de ocho horas sobre los derechos de los migrantes y en especial de los llamados dreamers, quienes llegaron a Estados Unidos como indocumentados cuando eran menores de edad.
Durante la presidencia de Barack Obama, en 2012, este les concedió a los dreamers o soñadores, la protección del programa Acción Diferida para los llegados durante la infancia (DACA), el cual impedía su deportación, pues les concedía permiso de seguir los estudios, trabajar y obtener licencia de conducción —lo que en EE. UU., constituye casi un carné de identidad. Beneficiaba a estos inmigrantes en edades hasta los 31 años y que hubieran llegado al país antes de los 16 años de edad.
Pero el récord establecido por la Pelosi con la intención de bloquear el debate para tratar de conseguir una votación independiente sobre el tema de los inmigrantes, no tuvo el resultado apetecido.
Ni siquiera la jefa de la bancada demócrata se tomó el trabajo de atar a sus correligionarios a la defensa de ese programa y como resultado, la votación en la Cámara fue de 240 a favor y 186 en contra de la ley del presupuesto, y en el Senado se aprobó por 71 votos a favor frente a 28 en contra.
De esa forma se sancionó el compromiso presupuestario sobre más de 560 000 millones de dólares que sumó los mayores acápites de gastos federales al aumento de fondos para los programas militares, a pesar de que el déficit presupuestario estadounidense se acerca al billón de dólares.
Sin embargo, las concesiones a los programas de beneficio social fueron irrisorias. Apenas la autorización por cuatro años del Programa de Fondos para Seguro de Salud para los Niños, conocido como CHIP; una autorización de dos años para los centros comunitarios de salud con 7 000 millones de financiamiento, 620 millones de dólares para dos años de los Cuerpos de Servicio de Salud Nacional y 253 millones para centros de enseñanza de salud. Y así de raquíticas fueron las partidas para otros programas sociales.
Como el DACA defendido por los demócratas no fue incluido en el proyecto, esto fue una victoria de los republicanos y de su presidente, quien no fue remiso en restregárselo a los opositores: «Este proyecto de ley es una gran victoria para nuestros militares», y añadió: «pero mucho desperdicio para obtener votos demócratas».
Quizá sea esta la victoria que necesitaba Trump para celebrar el desfile militar proyectado, cuyo único objetivo será elevarle el ego.
