Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Venezuela resiste, y Estados Unidos persiste

Los esfuerzos por deponer la Revolución Bolivariana continúan centrándose en el intento de ilegitimar al Gobierno de Nicolás Maduro

Autor:

Marina Menéndez Quintero

La reciente aseveración del derechista apátrida Julio Borges de que «lo más importante (de la nueva declaración del Grupo de Lima) es el rechazo a cualquier iniciativa de diálogo de Nicolás Maduro», demuestra el cariz golpista de las acciones comandadas por Estados Unidos incluso en el campo «diplomático» y, por ende, el fracaso que resultaría para esa estrategia, una «solución» política.

Con un ilegítimo Juan Guaidó recorriendo el país sin conseguir «levantarlo», los esfuerzos por deponer la Revolución Bolivariana siguen enrumbados en restar legalidad al Gobierno de Nicolás Maduro, propósito en cuyo contexto se ubican los bochornosos pronunciamientos del Grupo que, como lamentable fantoche, asume «la letra» cantada desde Washington y hasta se atreve a suscribir acusaciones veladas contra Cuba, que fue especialmente «exhortada» junto con China, Rusia y Turquía a «favorecer la transición» en Venezuela, por lo que considera es el «impacto negativo» de su apoyo al ejecutivo del país.

El texto de 17 puntos aprobado el lunes tiene otras inconsecuencias, como la hipócrita acusación a Maduro de «no tener voluntad de diálogo» y de violar los derechos humanos, cuando estos son irrespetados, precisamente, por la política agresiva traducida en sanciones de parte de Estados Unidos: un bloqueo feroz que esos países aplauden.

Pero lo más engañoso es el presunto rechazo a «cualquier amenaza o curso de acción que implique una intervención militar en Venezuela» y su «condena a la injerencia extranjera en ese país» (¡¿y qué están haciendo ellos?!); por no recordar la demanda del «retiro inmediato de los servicios de inteligencia, seguridad y fuerzas militares que se han desplegado en ese país sin amparo en la Constitución venezolana»: otra acusación falsa que, aunque no dice nombre, agrede injustamente a terceros.

Pero las nuevas declaraciones del denominado Grupo de Río, suscritas por los cancilleres de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú, con Ecuador como observador, evidencian otras verdades. La más importante de ellas es el fracaso que sigue coronando el asedio contra el ejecutivo venezolano, mientras el pueblo resiste con firmeza la agresión. También queda claro que no seguirán insistiendo: en el Norte están persuadidos de que «este es el momento».

Otro acontecimiento que puede ubicarse en tal sentido es la reunión secreta sostenida el 10 de abril por funcionarios de Estados Unidos, Colombia y Brasil con la presencia de «operadores de los órganos de propaganda de Washington, empresas privadas y ciudadanos venezolanos» —dijo el embajador venezolano ante la ONU, Samuel Moncada— para promover la guerra en Venezuela.

La denuncia —resultado de una investigación realizada por el periodista Max Blumenthal— también fue formulada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez y por el canciller Jorge Arreaza, quien aseguró que su Gobierno elevará la queja ante las instancias judiciales y políticas correspondientes.

Según publicó el sitio misionverdad.com, se trató de un evento «off the record» promovido por el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés), radicado en Washington, y que tuvo el sugerente título de «Evaluando el uso de fuerza militar en Venezuela».

Misión Verdad dijo que el foro tuvo el propósito de «discutir una potencial acción militar contra Caracas», y que «estuvieron algunos de los asesores en política sobre Venezuela del presidente Donald Trump. La lista incluye antiguos y actuales funcionarios del Departamento de Estado, el Consejo Nacional de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional, junto con el almirante Kurt Tidd, quien hasta hace poco fue jefe del Comando Sur».

Ello da cuenta de que, en efecto, «todas las cartas siguen sobre la mesa», como han dicho los halcones. Y esta realidad demandará aún nuevas cuotas de creatividad en la resistencia para Venezuela y fuertes dosis de justicia en la comunidad internacional: hay que detener los esfuerzos de Estados Unidos en esta otra cruzada imperial.

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