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Un salto en el Pentágono de Boeing para Raytheon

El presidente Donald Trump nombró recientemente a un nuevo secreatrio de Defensa, Mark Esper, otro magnate de la indutria de guerra en Estados Unidos

 

Autor:

Juana Carrasco Martín

Raudo y veloz, o rápido y furioso, el presidente Donald Trump anunció con un par de tuits vinculados que el secretario de Defensa actuante, Patrick Shanahan, «quien ha hecho un magnífico trabajo» según su decir, decidió no seguir adelante con su proceso de confirmación para el cargo, así que nombró a un nuevo titular actuante, Mark Esper, del que «no tengo duda de que hará un trabajo fantástico».

De manera tan fácil, las riendas del Pentágono pasan de la Boeing para Raytheon. La explicación también es fácil.

Shanahan —quien según Trump «ha decidido no seguir adelante ... para poder dedicar más tiempo a su familia», cubría la vacante dejada por la renuncia el pasado diciembre de James Mattis—, es un ex ejecutivo del gigante de la aviación y mayor contratista del Pentágono, Boeing, y daba cumplimiento efectivo a la política que en Estados Unidos se conoce como «revolving door» (puerta giratoria): las figuras que unas veces dirigen los consorcios que negocian con la guerra y otras dirigen las políticas bélicas, a las que llaman «defensa».

Mark Thomas Esper, no es menos. Si bien hasta ahora era el secretario del Ejército de Estados Unidos, cargo que desempeña desde 2017, es también un ejecutivo corporativo de Estados Unidos, solo que se desempeñaba nada menos que como vicepresidente de relaciones gubernamentales en Raytheon, otro gigante de la industria de guerra, convertido desde hace pocos días en uno de los más poderosos, sino el más, porque se fusionó con United Technologies.

De ahí que algunos hablen de que Boeing está fuera y Raytheon dentro, aunque tal aseveración no sea tan absoluta. El Pentágono es una vaca que da leche para todos. Más cuando son malos los presagios si la escalada de ataques verbales contra Irán se llevan al campo militar, propiciando un desmesurado aumento de los gastos en armamentos, una carrera donde los grandes consorcios estadounidenses llevan la delantera.

Hay otras cosas que decir de ambos personajes.

Los asuntos familiares de Patrick Shanahan son un poco escabrosos, pues a decir verdad, quiere solucionar problemas iniciados años atrás, concretamente del 2010, y que medios de prensa como The Washington Post y USA Today definieron como episodios de violencia doméstica que, curiosamente, salen a relucir ahora cuando el FBI investiga a quien debía ser procesado y aprobado en audiciencias del Congreso.

Por otra parte, Mark Esper no es un bisoño en ninguna de las dos áreas, y también lo medios se han encargado de potenciar su hoja de servicio militar.

Se graduó de la Academia Militar de los Estados Unidos (West Point) en 1986, el mismo año del secretario de Estado Mike Pompeo, en infantería y completó entrenamiento de Ranger y explorador. En la década de los noventa sirvió en la 101 Division Aerotransportada en la Guerra del Golfo contra Irak y luego comando una compañía de rifleros aerotransportada en Europa. Como es de suponer, con tal experiencia Raytheon lo llevó a sus filas y sus resultados fueron magníficos, pues en 2015 y 2016 se le nombró uno de los más poderosos lobbystas o cabilderos de las corporaciones en Washington D.C.

Lo curioso de la situación es que desde la renuncia en diciembre pasado del entonces secretario de Defensa, James Mattis, Estados Unidos no ha logrado ocupar ese cargo, aunque dada la cantidad de despidos y renuncias que se han producido en el Gabinete y otros altos cargos de la administración de Donald Trump, esto no es de extrañar. Recordemos que Mattis  entró en contradicciones con el mandatario cuando este anunció en un tuit que retiraría los soldados de Siria, una decisión que parece tomó de sorpresa tanto a Mattis como a otros asesores de seguridad del presidente.

Así andan las cosas, un cambio de funcionarios pasa a ser la gran noticia y se adormecen las percepciones de una ciudadanía en cuyo nombre puede que desaten una nueva guerra bajo la pretensiosa consigna trumpiana de «Mantener Grande a America» y, entretanto discursea desde la Florida para lanzarse a la reelección con esta frase: «Nuestro país avanza, prospera y está en pleno crecimiento»…«Nuestra economía es la envidia del mundo. Es quizás la mejor economía que hemos tenido en la historia de nuestro país», lo que es una gran verdad lo mismo para Boeing que para Raytheon.

 

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