Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Brasileños, de nuevo al ruedo

Los comicios municipales del próximo octubre pronto calentarán el terreno 

Autor:

Marina Menéndez Quintero

La primera prueba pública para Jair Bolsonaro está ahí, a la vuelta de la esquina: en octubre de este año serán las elecciones municipales en Brasil, y el torneo resultará un buen momento para que los ciudadanos expresen cómo les está yendo… ¡a ellos, y al Presidente!

Cierto que la elección no será presidencial y que la escogencia de las máximas figuras políticas territoriales  siempre depende mucho más de los propios candidatos, que de los partidos por ellos representados.

Pero eso no evitará que la cita sea un balón de ensayo para aquilatar el peso que la política ultraderechista de Bolsonaro ha tenido en la suerte o la desgracia de los brasileños, cuando habrán transcurrido casi dos años (hablo del mes de octubre) de su llegada al poder, mediante malas artes que ahora están más al desnudo.

También será, por eso, una buena oportunidad para conocer si la vida les ha quitado la venda a los de abajo que le dieron el voto e hicieron mandatario, encandilados por los discursos de campaña que Bolsonaro nunca pronunció, por su declarada filiación evangélica, por la herida de arma blanca que lo victimizó, o por las falsas acusaciones de Sergio Moro que llevaron a Lula preso gracias al lawfare, y le quitaron a Bolsonaro el candidato favorito del medio.

Claro que para materializar ese eventual sentir en las urnas hará falta trabajo político e ideológico en el municipio, allí donde se votará, porque en una elección regional, repito, el vecindario generalmente no vota por colores políticos, sino por el postulante con mejor pinta de resolver sus angustias.

Puede que ese análisis esté ya en las filas del Partido de los Trabajadores (PT) y, sobre todo, en su líder. El verbo de Lula ha vuelto a la palestra pública estos días, luego de ser excarcelado aunque no exonerado, mientras persisten otras causas falsas contra él: no se ha cerrado el caso Guarujá —por el cual estuvo injustamente encerrado 580 días— e, incluso, acaba de ser llamado a declarar por otro de los casi diez procesos que se le abrieron aunque, afortunadamente, el juez accedió a posponer esa vista porque el expresidente de Brasil se reuniría, como lo hizo, con el Papa Francisco.

Será octubre, también, momento para ver qué influye más en los votantes: si el alegado crecimiento económico del país en los últimos meses que, según algunas encuestas, ha repuesto la alicaída imagen que tenía Bolsonaro e incrementado las simpatías hacia él hasta un 47 por ciento; o si prevalecen los otros sondeos, los que miden la impopularidad y aseguran que al mandatario lo aprueban mayormente los empresarios (58 por ciento) y los trabajadores con mayor renta (44), los evangélicos (39), los blancos (37) y los hombres (35); pero es mayormente rechazado entre los practicantes de religiones afrobrasileñas (55 por ciento), los indios (50), desempleados (48), negros (46), los trabajadores de menor renta (43) y las mujeres (41), según un estudio de la firma Datafolha.

De cualquier modo, dicha elección constituye también una oportunidad y motivación adicional para que los militantes y simpatizantes del PT redoblen despliegues y esfuerzos.

Las elecciones municipales fueron el resorte para una reciente reunión con Lula de los congresistas que tiene el Partido exgobernante en el Senado y en la Cámara, durante la cual definieron la agenda legislativa que defenderá esa bancada durante el año.

Así debería ser también en las bases; allí donde están las cuotas de poder (poder popular) que definen.

Faltan ocho largos meses para las municipales de octubre en Brasil. Sin embargo, también podrían írsele al PT como agua.

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