Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Movimientos en el tablero

Autor:

Luis Luque Álvarez

Como en el ajedrez, donde el rey prefiere enrocarse a tiempo para evitar un ataque sorpresivo que termine por sacarlo del tablero, así, en tiempos de crisis económica, algunos gobiernos mueven piezas.

Es lo que ha ocurrido en La Moncloa, sede del gobierno español, donde el jefe del gabinete, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ha apostado por reestructurar su equipo ¡ahora que todavía está a tiempo!, apenas a un año de comenzar su segunda legislatura (2008-2012), y cuando las olas de la crisis global arremeten contra la nave de España de modo particularmente violento.

Primero algunas fotos frescas de la tormenta. Según datos de la oficina estadística de la UE (Eurostat), en febrero el desempleo en el bloque comunitario se situó en 7,9 por ciento. El menor índice se registró en Holanda (2,7 por ciento), y el mayor —¿adivináis?— en España, con 15,5, lo que implica que 4,5 millones de personas están de brazos caídos en el país ibérico.

Asimismo, de un superávit presupuestario de 2,2 por ciento en 2007 —lo que significaba la alegre cifra de 23 368 millones de euros—, hoy España exhibe un déficit público del 3,8 por ciento, por encima incluso del límite del tres por ciento, fijado por el Pacto de Estabilidad comunitario. Las exportaciones y las importaciones han caído, y el Producto Interno Bruto ha retrocedido un tres por ciento.

Por ello, y como, según la publicación británica The Economist, lo peor de la curva descendente se hará sentir después del verano, cuando a la primera ola de desempleados se les acaben los pagos por el paro y empiecen a recibir ayudas menores, Zapatero —quien rechazó emplear la palabra crisis, mientras el planeta se retorcía— remodela su equipo para dar el impulso que esperan todos, en especial los 5 500 ciudadanos que cada día, a juzgar por las cifras agitadas por el opositor Partido Popular (derecha), escuchan un «¡adiós!» al marcar por última vez la tarjeta.

Ahora el gobernante coloca en sitios claves a figuras de su mayor confianza. Así sucede en la cartera de Fomento, cuyo nuevo titular, José Blanco, propone «estimular la competitividad» en el transporte y las infraestructuras, con la consecuente generación de empleos, mientras que el ex presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, se ocupará del Ministerio de Política Territorial, un mecanismo destinado a engrasar el vínculo entre La Moncloa y las 17 comunidades autónomas que integran España, y que manejan hasta el 50 por ciento del presupuesto nacional. Y lo hará como vicepresidente tercero del gobierno.

Ahora bien, de todos las mudanzas, la que más sobresalió fue la sustitución del vicepresidente Pedro Solbes, ministro de Economía y Hacienda. Y sorprende porque en marzo, intimado por el PP a renunciar, dijo estar muy a gusto con su empleo y no tener intención de dejarlo. Pero además, porque fue uno de los pilares del actual gobierno, que se siente en deuda con él por los buenos números logrados entre 2004 y 2008. Incluso, tras permanecer en el frente económico entre 1993 y 1996, bajo la jefatura de Felipe González, y haber «entrado en caja» las cuentas públicas, aun el derechista José María Aznar lo propuso como Comisario Europeo de Asuntos Económicos. Expediente de gestor capaz no le ha faltado, aunque por estos días le lancen críticas como piedras desde el PP.

¿Quién toma el bastón? Una mujer gallega, ingeniera industrial y licenciada en Ciencias Económicas, según la describe el diario El País. Se nombra Elena Salgado, y Zapatero la eligió para imprimirle un «cambio de ritmo» al enfrentamiento contra la crisis. Se dice que, como titular de Administraciones Públicas, empleó adecuadamente los 8 000 millones de euros entregados a los municipios para acometer obras y crear hasta 400 000 empleos.

Y será este tema, y el diálogo con trabajadores y empresarios para tratar de paliar la crisis con menos costos sociales, las asignaturas en las que Salgado pondrá mayor dedicación desde su nuevo pupitre. Una oposición política tenaz, y deficiencias propias del modelo económico (como la alta incidencia que tuvo hasta ahora el sector de la construcción, en detrimento de la ciencia y la tecnología) estarán esperándola en el camino.

Si logra superarlas, millones de españoles —y en particular quien movió las piezas— obtendrán el alivio oportuno...

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