Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Chacumbele versus Turquía

Autor:

Luis Luque Álvarez

¿Algún cubano se sabe la historia de un tal Chacumbele? Con casi total seguridad, la respuesta es no. Pero lo que sí sabe todo el mundo es cómo terminó el personaje de tan sonoro nombre: «Él mismito se mató…».

En el extremo oriental del Mediterráneo está Israel, un país que no tiene muchos amigos en su entorno, mayoritariamente árabe. Tenía uno, no árabe, aunque sí islámico: Turquía, y con ella ha desarrollado nexos fuertes, con gran acento en lo militar. Por ejemplo, al espacio aéreo que cubre la extensa península turca de Anatolia, iban año tras año los aviones de combate israelíes a realizar ejercicios de entrenamiento, los que no pueden efectuar en su pequeño país, de menor superficie que Haití.

¿Qué pasó entonces? Pues que los nueve pacifistas que murieron durante el injustificable ataque israelí a la flotilla humanitaria destinada a Gaza, a inicios de esta semana, ¡eran turcos! Y en Ankara, las autoridades literalmente tronaron: «Turquía nunca olvidará y nunca perdonará el ataque a sus ciudadanos», ha advertido el presidente Abdulah Gül. «Nada será como antes (…) Israel se está causando a sí mismo un gran daño, y sufrirá mucho más», añadió.

Sucede, no obstante, que el incidente del ataque, por su inexplicable torpeza, ha dejado boquiabiertos a los propios israelíes. El diario local Haa’retz da rienda suelta a la ironía: «Todas las predicciones del Primer Ministro (el derechista Benjamín Netanyahu) se han cumplido. Él siempre dijo que todo el mundo estaba contra nosotros. Ahora tiene razón».

Ha sido, sin duda, un mal cálculo. Una pésima falta de imaginación. ¿Cómo esperar que no tenga consecuencias asaltar una nave en aguas internacionales (a 85 millas de los límites jurisdiccionales de Israel), y matar, golpear o arrestar a personas de 42 países? Además, ¿cómo hacer creer al resto de los terrícolas que los dos o tres cuchillos de cocina que algunos utilizaron para defenderse, pueden pasar como un «cargamento de armas» para el Movimiento de Resistencia Islámica (HAMAS), que gobierna a Gaza?

Turquía tiene razones de sobra para estar irritada, y eso no beneficiará al Estado sionista. Ya desde que, a finales de 2008, Tel Aviv emprendió la operación Plomo Fundido, dirigida a «detener» los lanzamientos de cohetes caseros, pero que terminó arrasando la Franja, Ankara se molestó profundamente, y bajó el nivel de las relaciones. De hecho, dejó a Israel fuera de las maniobras militares Águila de Anatolia, y así se mantiene hasta la fecha. El jerarca de la Fuerza Aérea israelí, Eytan Ben-Eliyahu, lamentó la decisión, porque «Turquía es muy importante para el entrenamiento de nuestra aviación en espacios abiertos, en especial por su ubicación estratégica, cerca de Irán y Siria».

Pero como la opinión pública turca pide cuentas a su gobierno tras cada arremetida israelí contra los palestinos, y dado que Israel persiste en mantener su inhumano bloqueo a la Franja —no solo decomisan armas, sino chocolates, frutos secos, carne fresca, instrumentos musicales, juguetes, papel A4, lonas de invernaderos, redes de pesca, etcétera—, la cooperación militar bilateral ha ido perdiendo fuerza, y la modernización de los equipos de combate turcos, que dependía de los suministros israelíes, descansa cada vez más en las importaciones desde la Unión Europea, principalmente de Italia.

Otro asunto interesante es el agua. Israel es un país con estrés hídrico; un sitio en que la explotación de ese recurso, a veces desmedida (y de la que muy poco se benefician los palestinos), ha provocado incluso la incursión del mar en los acuíferos subterráneos.

En 2002, ambos países encaminaron un acuerdo por el que Ankara proveería a Tel Aviv de 49,6 millones de metros cúbicos de agua anuales, durante 20 años. Turquía sería la encargada de construir la tubería. ¡Así como una para petróleo, y otra para gas!, pues hacia el puerto turco de Ceyhan corre una parte de las exportaciones energéticas desde Asia central…

¿Y es con ese país —el primero en la zona que lo reconoció diplomáticamente, y el que bien pudiera servirle de mediador ante otros de su entorno— con el que Israel se ha enemistado?

Que alguien sugiera, si puede,  otro nombre que le quede mejor, y que no sea el del principio…

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