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Cohen vs. Trump, las dos caras de la mentira

Autor:

Marylín Luis Grillo

Probablemente dentro de varios años, los sucesos actuales sirvan de argumento para una película. El Presidente y su exabogado, aquel que decía tiempo atrás que recibiría incluso una bala por él, serán los protagonistas. Pero la cuestión, por más hollywoodense que parezca, no es broma.

Michael Cohen habló por segunda ocasión ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes y, con pruebas en mano, no dudó en señalar con el dedo a su cliente por diez años, a quien calificó de racista, estafador y tramposo. Nada nuevo en los anales recientes de la nación, donde cada vez que «implosiona» un secuaz del mandatario hace manar sobre él una lluvia (otra) de vergüenza.

«El trabajo de todos en la Organización Trump era proteger al Señor Trump. Todos los días, la mayoría de nosotros sabíamos que íbamos a mentir sobre algo», declaró Cohen ante los representantes, divididos a su vez en las dos versiones de la mentira: los demócratas intentaron desacreditar al Presidente, en tanto los republicanos intentaron desacreditar al abogado por haber mentido en reiteradas ocasiones en el pasado.

Porque el jurista, ahora inhabilitado, ya cumple tres años de condena por evasión fiscal, mentir al Congreso (en una comparecencia previa) y financiación ilegal de campaña electoral, entendido esto último como pagar a las supuestas examantes de Trump.

La exmano derecha de Trump en asuntos legales lo describió como un «tramposo serial» y un «autócrata hambriento de poder que no duda en participar en actividades delictivas para salir adelante y ganar». Agregó que «eso es exactamente lo que está sucediendo ahora en este país. Es exactamente lo que está pasando aquí en el Gobierno».

Cohen habló de las filtraciones de Wikileaks sobre los correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata que desacreditaron a Hillary Clinton. Cuando Trump era candidato, sabía que estaba pasando, destacó.

Más allá de sucios juegos políticos, el abogado afirmó que mintió al Congreso cuando dijo que el Presidente dejó de negociar el proyecto de construir una torre en Moscú en enero de 2016. «Eso era falso: nuestras negociaciones continuaron durante los meses posteriores durante la campaña».

Por supuesto, no quedaron fuera las maniobras financieras del magnate: inflaba sus activos totales cuando cumplía sus propósitos, como tratar de figurar entre las personas más ricas de la revista Forbes, y desinflaba sus activos para reducir los impuestos que debía pagar, ejemplificó Cohen.

Ni tampoco el bullying empresarial. «Me ordenó frecuentemente llamar a dueños de negocios, muchos de los cuales eran pequeñas empresas, a quienes se les debía dinero por sus servicios, para decirles que no les íbamos a pagar o que les íbamos a pagar menos de lo que les debíamos. Cuando le decía a Trump que había cumplido su orden, él se regodeaba».

Quizá el plato fuerte del día estuvo relacionado con los pagos que el abogado hizo a una estrella de «cine para adultos». «Me ordenó usar mis propios fondos personales de una línea de crédito con garantía hipotecaria para evitar que se rastreara el dinero, de forma que no pudiera impactar negativamente en su campaña».

Cohen respaldó con documentación que implica a Trump en delitos penales, entre ellos una copia del cheque por valor de 35 000 dólares enviado a su nombre el  1ro. de agosto de 2017, emitido desde la cuenta personal de Trump y uno de los varios que les fueron posteriormente rembolsados a Cohen por el pago de 130 000 dólares que hizo en nombre del Presidente a la estrella Stormy Daniels antes de las elecciones de 2016, para evitar que hablara públicamente sobre el supuesto encuentro sexual que sostuvo con el Presidente en 2006.

Este hecho, de verificarse, sería no solo una prueba moral contundente, también una violación de las leyes de financiamiento de campañas de Estados Unidos.

Según The New York Times, el testimonio ante el Comité Judicial fue «un reproche personal y político». Por supuesto,  el Jefe de la Casa Blanca tachó de vergonzosas y mentirosas las palabras de su antiguo hombre de confianza.

Los expertos advierten que nada de lo que Cohen dijo en su declaración alteró dramáticamente lo que se conoce sobre cualquier caso legal contra el Presidente, agrega la publicación estadounidense. Las leyes relevantes son complejas y los actuales abogados de Trump han argumentado en repetidas ocasiones que él no las violó. Tal vez más importante, apuntan ellos, existen políticas del Departamento de Justicia que afirman que un presidente no puede ser acusado mientras esté en el cargo.

Pero este lunes 4 de marzo, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes anunció una investigación a Trump por corrupción, obstrucción de la justicia y abuso de poder.

¿Habrá impeachment? Difícil de prever, pues el final de la historia es incierto. Para la comparecencia de Cohen, los bares de Washington abrieron antes de tiempo con cocteles hechos para la ocasión, como el llamado «soplón».

En los televisores y desde internet, millones de estadounidenses, incluso quienes votaron por él, deben haber escuchado la definición que hiciera Cohen: «El señor Trump es un enigma. Es complicado. Tiene tanto lo bueno como lo malo, como todos nosotros. Pero lo malo supera con creces a lo bueno, y desde que asumió el cargo, se ha convertido en la peor versión de sí mismo. Es capaz de comportarse con amabilidad, pero no es amable. Es capaz de cometer actos de generosidad, pero no es generoso. Es capaz de ser leal, pero es fundamentalmente desleal». Una alerta para toda la nación.

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