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The New York Times, una buena y una mala

Autor:

Juana Carrasco Martín

Tal y como sucede con el abordaje clásico de «tengo una noticia buena y una mala, cuál quieres escuchar primero», parece el proceder del influyente diario estadounidense The New York Times (NYT)  con el tema Venezuela y Cuba.

La «buena» no fue noticia alguna, se sabía desde el mismísimo sábado 23 de febrero, cuando el fracasado intento de esconder una intervención estadounidense desde Colombia, las rastras o gandolas con la supuesta «ayuda humanitaria» para Venezuela habían sido quemadas por los propios opositores violentos; pero solo unas semanas más tarde el periódico neoyorquino asumía como la verdad de «su investigación», lo que era evidente, y habían publicado medios como Telesur y Misión Verdad con videos irrefutables. Sin embargo, por ese manejo de los medios occidentales, solo cuando lo dijo el NYT otros lo «creyeron». Solo entonces fue verdad.

La mala la trajeron en su edición de este domingo, una mentira manipuladora, armada con las declaraciones de quienes han vuelto la espalda a su nación de origen, a sus pacientes, a la misión sagrada que cumplían en Venezuela, la de curar a todos y, ahora, inventan absurdos de manera aberrante, intentando desprestigiar  la cooperación médica cubana allí y en cualquiera de las más de seis decenas de países del mundo donde nuestros trabajadores de la salud ejercen con dignidad y ejemplar ética profesional su misión.

Mientras, los presuntos médicos «testimoniantes» ¿acaso buscan una visa de entrada a EE. UU. como «asilados políticos» y el reconocimiento de un título universitario que denigran, y que no se les otorga y muy pocos logran volver a ser llamados «doctor»?

El artículo que el NYT tituló Nicolás Maduro usó a médicos cubanos y a los servicios de salud para presionar a los votantes, lo menos que provoca son náuseas.

Como no tuvo mucha aceptación mundial la mentira propalada por John Bolton en sendas entrevistas televisivas a CNN y Fox News, y en su cuenta en Twitter, de que los casi 25 000 cooperantes cubanos en Venezuela eran «agentes de la seguridad o militares», la nueva versión los disfraza de «agentes electorales de Maduro».

Cualquier bulo o patraña les viene bien para engañar a ingenuos o dar pábulo a los malintencionados y a sus troles para expandir en las redes sociales desatinos de tal magnitud. Como dice Bolton, tienen que «desembarazarse» de la influencia de Cuba.

Lo peor es ese papel cómplice de un periódico que todavía vive de un crédito de prensa libre.

El desparpajo indigna, pero también pone en alerta cuando ese artículo dominical de The New York Times les serviría para justificar una intervención militar en Venezuela que el Gobierno trumpiano está fabricando paso a paso.

El diario también le da la espalda al reconocimiento mundial que tiene Cuba y su labor médica, no solo de los países que la reciben, algunos desde hace 55 años en que comenzaron nuestras brigadas a brindar sus servicios que han abarcado desde entonces a 164 naciones, sino de organismos internacionales especializados como la Organización Mundial de la Salud, por citar solo uno.

Estamos en presencia de The New York Times y su hipócrita búsqueda del equilibrio.

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