Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Estar en y con Venezuela

Autor:

Dayán González Ramírez

Estar en Venezuela, recorrer sus calles con absoluta tranquilidad, compartir con su gente, asistir a conciertos, trabajar hombro con hombro y compartir el techo, nos permitió constatar cómo se manipulan las noticias relacionadas con ese país, cómo en las redes sociales aparecen falsas noticias que muestran disturbios que hoy no existen, y que, rápidamente, son amplificadas y distorsionadas por los monopolios de la comunicación que en su mayoría son instrumentos de la guerra imperialista.

Esta situación no es nueva, es cierto que se ha agudizado con una posible agresión militar, pero fue la que inicialmente movilizó a cerca de 200 jóvenes de 40 países de gran parte del mundo a reunirse en Venezuela, en febrero último, en la Brigada de Solidaridad Ernesto Che Guevara, y de ella formaron parte siete jóvenes cubanos que vivieron días intensos en una tierra donde Fidel es un hermano.

La Escuela Venezolana de Planificación cerca del Fuerte Tiuna se lleno de colores, idiomas y culturas unidas por el amor a la libertad, la verdad y la justicia. Todos llegaron convencidos de que había que ayudar a la República Bolivariana, pero también  algunos tenían una percepción distorsionada de aquella realidad fruto de las constantes campañas mediáticas que agreden a la Patria de Bolívar, Chávez y Maduro.

Para los cubanos adaptados a bloqueos y presiones la situación no era nueva, pero para muchos jóvenes, incluso del propio continente, era sorprendente lo que estaban viendo. Un pueblo en paz y tranquilidad, todos hablaban de su heroicidad y resistencia, de las bondades de un sistema socialista que no descuida los proyectos sociales en medio de una guerra económica. Argentinos y brasileños se preguntaban cómo era posible que en sus naciones que no están en medio de una guerra no se alcancen los beneficios sociales que ostenta Venezuela.

La Brigada Internacionalista de Solidaridad compartió en los primeros días con universitarios y líderes juveniles, lo que permitió constatar que las enseñanzas de Chávez laten en los corazones y la conciencia de millones de jóvenes. Durante tres días vivieron en comunidades y esa experiencia marcó a los brigadistas, quienes compartieron la comida, el trabajo y la lucha cotidiana con el pueblo venezolano.

Muchos hicimos el pan que en la madrugada se expende a precios módicos al pueblo bolivariano como contrapeso a la especulación a la que se prestan algunos comerciantes y que crea una inflación en el país. También sembraron y cultivaron alimentos que compartieron juntos, luego de una intensa jornada de trabajo en la construcción de viviendas para los ciudadanos, donde el Estado bolivariano da los materiales de manera gratuita y los futuros moradores construyen edificios familiares. Con ese y otros sistemas se han construido en Venezuela más de dos millones y medio de casas, algunas en terrenos ociosos que poseían monopolios empresariales.

Todos fuimos recibidos con amor, pero decir que veníamos de la Patria de Fidel nos convertía de cierta manera en amigos entrañables. «Mi hijo estudió en Cuba», «Yo quisiera visitar Cuba», «Qué buenos son los médicos de ustedes», «Gracias», eran frases que se repetían constantemente.

A partir del 24 de febrero, un día después del fallido intento de entrar materiales por la frontera colombo-venezolana con el único fin de facilitar una agresión extranjera directa a la hermana nación disfrazada de ayuda humanitaria comenzó la Asamblea Internacional de los Pueblos, en solidaridad con Venezuela y contra el imperialismo, en la que participaron los miembros de la Brigada y otros 300 delegados en representación de 90 países para apoyar a los bolivarianos en su justa lucha y trazar acciones contra el imperialismo, que representa una amenaza para todos los pueblos del mundo.

Ya estamos en nuestra Patria. Muchas fueron las sensaciones que nos dejó está oportunidad. Nos llenó de confianza y orgullo tocar la tumba del eterno Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, después de visitar el Panteón Nacional donde reposan los restos del Libertador de América Simón Bolívar y ver cómo millones de venezolanos están decididos a dar su vida por la obra chavista que preserva y enriquece Nicolás Maduro.

Ver a un pueblo trabajador que construye su presente y futuro con el respaldo del Gobierno nos reafirmó que el socialismo es la única vía posible para lograr un mundo mejor. Ser testigos de cómo cientos de jóvenes del mundo comprendían la brutalidad y la inhumanidad del Imperio nos demostró que no estamos solos en la lucha por una sociedad mejor.

Para un cubano no son nuevas las agresiones del imperio, pero para esta joven generación que estuvo en Venezuela, convertida en el epicentro de la resistencia y la lucha, junto a los mensajes de aliento que nunca nos faltaron desde nuestra tierra, nos convirtió en mejores seres humanos, pero sobre todo realzó para siempre el sentimiento antimperialista y la decisión de seguir luchando por las causas justas del mundo.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.