Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El antivirus de la información

Autor:

Juan Morales Agüero

Aunque absolutizar es casi siempre equivocarse —y a riesgo de ser tildado de chovinista— sospecho que ninguna otra nación del mundo está más y mejor informada que la nuestra en lo tocante a las acechanzas del nuevo coronavirus, ese enemigo invisible y ubicuo cuya repentina aparición ha provocado gran zozobra e intranquilidad en buena parte de la humanidad.

En efecto, desde que exhibió por vez primera su indeseable catadura en la geografía nacional, la COVID-19 se dio de narices con un pueblo preparado para enfrentarlo, tanto en lo sanitario como en lo epidemiológico, pero también en lo informativo. Todos los medios de difusión en el país se han puesto en función de ese propósito, brindando en sus espacios información permanente, actualizada, oportuna. 

Los principales dirigentes del Estado y el Gobierno cubanos comparecen periódicamente ante las cámaras de la televisión nacional para mantener al tanto a la ciudadanía sobre el estado de la pandemia en el territorio. Medidas de circunstancias e indicaciones precisas son allí explicadas con lujo de detalle, de manera que nadie quede con dudas acerca de su consecuente implementación.

La radio, por su parte, aprovecha sus potencialidades para llegar con su mensaje de orientación hasta los más apartados lugares en la voz de líderes, funcionarios y especialistas, quienes además de exponer en vivo las tácticas y estrategias diseñadas para cerrarle el paso a la COVID-19, cuentan con la opción de interactuar por la vía telefónica y esclarecer las preocupaciones más acuciantes de los radioyentes.

¿Y qué decir de nuestra prensa escrita? Sus páginas —lo mismo en soporte de papel que digital— les dan cabida diariamente al acontecer epidemiológico del país, a las iniciativas que intentan cerrarle el paso al virus y al altruismo de quienes permanecen al borde mismo del peligro en los centros de aislamiento, al cuidado de personas sospechosas de portar la ponzoña. Para los periódicos y revistas cubanos no hay actualmente un tema que supere a este en trascendencia.

Pero la voluntad de mantener informado al pueblo acerca de cómo neutralizar la embestida del coronavirus no es exclusiva de la prensa. Personal especializado desarrolló miles de audiencias sanitarias en instituciones, comunidades y centros de trabajo. Se trata de espacios donde se capacita, entre otros temas, acerca de cuáles son las vías de transmisión de la COVID-19, los síntomas sospechosos de constituir irregularidades respiratorias y las providencias higiénicas que se deben cumplir para impedir el contagio.

Tengo la certeza de que ningún otro país cuenta con tanta información sobre este coronavirus, y nunca será suficiente, porque cada jornada aportará elementos nuevos para hacerlos públicos y comparar con los de la víspera.

Yuval Noah Harari, un israelí estudioso del tema, declaró al diario español El País: «En las últimas décadas las epidemias han matado a una proporción mucho menor de humanos que en cualquier otro momento desde la Edad de Piedra. Esto se debe a que la mejor defensa que tienen los humanos contra los patógenos no es el aislamiento, sino la información».

En Cuba utilizamos ambos como eficaz arma antivirus.

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