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Tecnologías para una resurrección verde

El país continúa dando pasos para llegar en 2015 a un 29,3 por ciento de su índice de boscosidad

 

Autor:

Dora Pérez

Cuba introduce una nueva tecnología para la propagación de plantas en viveros forestales, mediante la utilización de tubetes para sembrar las posturas en lugar de las tradicionales bolsas que aún se emplean y que el país debe importar.

Según explicó en conferencia de prensa Carlos Alberto Díaz Maza, director nacional forestal, se trata de un método que se emplea en los países desarrollados, el cual posibilita que la raíz de la postura alcance un desarrollo superior al que logra en la bolsa, así como una mayor supervivencia de las plantaciones.

«La medida forma parte de la estrategia de desarrollo forestal del país, mediante la cual se aspira a cubrir de bosques el 29,3 por ciento del área total del territorio nacional en 2015.

«Este año debemos plantar 67 000 hectáreas de árboles. En el futuro debemos mantenernos sembrando de 70 000 a 77 000 hectáreas por año, si queremos cumplir el plan».

El funcionario explicó que el patrimonio forestal de Cuba cuenta con un cuatro por ciento de plantaciones jóvenes y más de dos millones de hectáreas de bosques naturales.

«En nuestro patrimonio tenemos un 69 por ciento de bosques de conservación, donde se incluyen también las áreas protegidas, que son más de un 17 por ciento. Estas son administradas fundamentalmente por la Empresa Nacional de Conservación de Flora y Fauna del Ministerio de la Agricultura, que realiza acciones de conservación y fomento».

Díaz Maza detalló algunas de las medidas que se toman en territorios con características particulares como Holguín, donde la actividad minera tiene un peso en la deforestación.

«Tanto en Moa como en Mayarí se talan bosques para poder extraer el mineral del níquel. En esas áreas hoy se están reforestando alrededor de 120 hectáreas anuales, con una empresa del Ministerio de la Industria Básica, en el mismo territorio donde se extrae mineral.

«Es un proceso difícil y lento, dado que ya hay una afectación al ecosistema. Primero se hace una recultivación ingeniera con terrazas, se le pone la capa vegetal y después se siembra. Entonces comienza la transformación del área, con la recuperación de la diversidad biológica.

«Es caro, pero es lo que está indicado tanto por la ley forestal como por la ley minera. No podemos dejar las áreas sin recultivar. El impacto ambiental que puede causar a los ríos y a los suelos es grande, porque quedan áreas con demasiadas pendientes, sin vegetación ninguna, y por tanto sin fauna.

«Otra tarea importante es la reforestación de las fajas hidrorreguladoras. Existen más de diez cuencas hidrográficas priorizadas en el país. Además de eso debemos reforestar las vías principales y las plantaciones con interés para la defensa, sin olvidar un financiamiento a la protección contra incendios».

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