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Nuevo Windows ¿pero sin ventanas?

La presentación «en sociedad» de la nueva versión del sistema operativo de Microsoft, que no llegará a los usuarios hasta 2012, ha generado una serie de expectativas, pero también críticas alrededor del mundo

Autor:

Amaury E. del Valle

Para muchos, se trata de un remake de algo tan exitoso en el mundo de las nuevas tecnologías en los últimos años como el iPad de Apple Computer. Para Microsoft, según sus directivos, es el inicio de una nueva era.

Sea una u otra cosa, lo cierto es que la presentación del nuevo Windows 8 este martes, en la primera jornada de Build, un ciclo de conferencias para desarrolladores de software de Microsoft, que tiene lugar hasta el día 16 en el centro de convenciones de Anaheim, en el sur de California, Estados Unidos, ha generado amplias expectativas en todo el mundo informático.

Poco se sabe del nuevo sistema operativo, salvo lo que han difundido la prensa y los 5 000 asistentes al evento, que fueron afortunados de ver el nuevo sistema funcionando en una Tablet Pc fabricada especialmente por Samsung, la cual además les fue obsequiada.

No obstante, ya los chicos de Bill Gates colgaron de su web una versión de prueba accesible a todo el mundo, siempre que tenga la suficiente conexión como para bajar al menos los 4,8 gigabytes que pesa la versión más ligera, y que además sepa inglés, pues los «beta» están solo en ese idioma.

Iconos vs Ventanas

En los pasillos de la sede de Microsoft en Redmond, Virginia, se respira por estos días la euforia por el nuevo Windows 8, según varios reportes de prensa.

«Hemos reimaginado Windows, desde los chips hasta la experiencia de los usuarios», aseguró el presidente de la división de Windows, Steven Sinofsky, encargado de la sesión inaugural del evento donde se presentó el novedoso sistema operativo.

Los periodistas y críticos asistentes al acto, que duró más de dos horas y por el cual desfilaron varios técnicos fundamentales de Microsoft, pudieron ver videos demostrativos en inmensas pantallas y aclarar las primeras dudas.

Windows 8, aún en fase de desarrollo, ha sido diseñado para que su característica fundamental y totalmente trasgresora sea su versión Metro, que permite el manejo de pantallas táctiles, similar a lo que sucede ya con el iPhone o la iPad de Apple, por lo cual algunos sugieren que se trata de la respuesta inmediata y concreta a este competidor fuerte, que le ha restado mercado y prestigio a Microsoft.

Pero han tenido buen cuidado de no olvidarse de los usuarios menos avanzados, que usarán el sistema en computadoras más convencionales que las Tablet PC, y por eso el sistema viene con dos interfaces, la tradicional y la Metro, un mosaico de iconos dinámicos y amoldables en talla, que funcionará en móviles, tabletas, ultraminiportátiles (ultrabooks) y en los clásicos ordenadores personales.

Así, incluso en una visión más funcional, el usuario podrá cambiar de un interfaz a otra en función del dispositivo que esté usando o la tarea que realice.

Aunque la versión mostrada al público fue la más novedosa, pudo verse que además de con el teclado y ratón, funcionará en dispositivos que irán desde los tradicionales ordenadores de mesa y portátiles de nueva generación hasta tabletas de diez pulgadas, las ultraligeras mininotebooks.

Precisamente en una de estas, la primera fabricada por Samsung y que apenas mide 11 pulgadas, se probó el Windows 8, y además se les dio a los desarrolladores para que se lleven a casa y comiencen a generar contenidos cuando la testeen a fondo.

Lo más novedoso es que este sistema táctil viene combinado con una total reconfiguración del tradicional escritorio de Windows, que si antes se pintaba limpio y funcional, ahora está lleno de iconos de aplicaciones, estructurados en bloques, y que se desplazan por la pantalla a gusto del usuario.

La visión, muy semejante a lo que sucede con un teléfono inteligente iPhone como para ser pura casualidad, implica que se pueda hasta dividir la pantalla en dos, corriendo a la vez diferentes programas, o desaparecer los tradicionales menús de controles que antes tenía Windows con solo pasar el dedo sobre ellos.

Hay cambios conceptuales profundos en la manera de operar el software detrás de estas nuevas utilidades. Su arquitectura de chips se ha modificado para ser similar a la que se emplea para los dispositivos móviles de alta gama actualmente existentes en el mercado, y también se han optimizado los puertos, dejando fundamentalmente los USB y de video.

El cambio en el sistema de trabajo, que requerirá para que sea óptima su operación una nueva generación de computadoras, también propicia que una máquina con Windows 8 se «encienda de forma instantánea» y funcione «todo un día con una sola carga de batería», gracias a la optimización de energía y de memoria, lo cual deja además más espacio para ejecutar las aplicaciones, que ahora son su núcleo fundamental.

De hecho, en las versiones de prueba se logró demostrar que ahora el sistema es capaz de «arrancar» en apenas ocho segundos, gracias a un rediseño de la interfaz que permite que la computadora, en vez de apagarse, pase a una especie de hibernación constante, de forma tal que a la señal del usuario reacciona rápidamente.

Móvil y portatil

La versión previa de Windows 8 colgada en la web por Microsoft para desarrolladores está ya disponible para descarga a través del Windows Developer Center (http://dev.windows.com).

Esta visión aparentemente ingenua de dar a conocer un sistema antes que salga, y hacerlo de forma gratuita, es una práctica que ha asegurado a Microsoft buenos resultados, pues muchos expertos en todo el mundo prueban la utilidad del programa antes de salir al mercado, lo cual les permite corregir errores y subsanar deficiencias.

Según Steven Sinofsky, antes de la versión 8, la actualmente en uso, Windows 7, es la más extendida, con más de 450 millones de copias vendidas en todo el mundo.

Eso implica que el gigante Microsoft continúa acaparando casi el 90 por ciento de los sistemas operativos que están instalados en las computadoras de todo el mundo, una posición monopólica que, sin embargo, ha comenzado a tambalearse con la presión cada vez más fuerte del software libre y de competidores como Apple y sus novedosos teléfonos inteligentes de la serie iPhone o sus computadoras ultraportátiles de la serie iPad.

En un mundo cada vez más móvil e inalámbrico, los continuadores de Bill Gates se ajustan los cinturones para no quedarse rezagados, analizando nuevas alternativas y reconfigurando su producto insignia, el sistema operativo Windows, antes de seguir perdiendo terreno.

Muchos auguran que el fin de las computadoras de escritorio, por lo menos como las conocemos ahora, quizá no esté tan lejos como se imagine, y las cifras parecen demostrarlo.

Las ventas de portátiles y otros dispositivos móviles hace rato superaron a las de computadoras de escritorio, y según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, de los más de mil millones de usuarios que hay actualmente de Internet, más de la mitad se conectan desde la movilidad y no desde la fijeza de un escritorio.

De esta forma, Microsoft ha reaccionado lanzando una apuesta hacia el futuro, pero también un desafío a sus competidores comerciales e incluso a los desarrolladores de software libre.

Aun así no hay que apurarse, porque Windows 8, con o sin ventanas, es apenas el primer capítulo de una telenovela muy larga que apenas comienza.

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