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¿Crecer para hablar o hablar para crecer?

Cuba decidió dedicar desde el 2011 las celebraciones del Día Mundial de la Salud Sexual a la infancia, adolescencia y juventud, convencida de la necesidad de promover los derechos ciudadanos y convocar a los adultos a atender sus necesidades más elementales de cara al futuro

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Dialogar con los jóvenes sobre temas como la protección en las relaciones sexuales, el embarazo, la anticoncepción, el uso del preservativo, la violencia de género, el aborto como última opción, la eyaculación y la identidad sexual, puede ser —a lo interno de la familia, el grupo de amigos o de la sociedad en su conjunto— tema espinoso.

Muchas veces se juzga esta etapa de la vida como la de la majadería, cuando no se sabe lo que se quiere y se cree que las interrogantes sobre esas cuestiones «no deben» ser ventiladas con las nuevas generaciones. Sin embargo, es un período muy importante en el crecimiento del ser humano.

Por eso, cuando Cuba decidió desde el 2011 dedicar a la infancia, adolescencia y juventud, las celebraciones del Día Mundial de la Salud Sexual (4 de septiembre), lo hizo convencida de la necesidad de promover los derechos ciudadanos y convocar a los adultos a atender sus necesidades más elementales de cara al futuro.

«Lo que hacemos es promover salud sexual, que es igual a bienestar, para que adolescentes y jóvenes conozcan sus derechos, que muchos desconocen», afirma Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), quien es partidaria de hablar sin prejuicios a la juventud sobre estos asuntos poco abordados.

«Esta es una etapa de la vida donde siempre los adultos nos complicamos para comprender, dialogar y facilitar sus procesos de participación reales. La tendencia es a decirles lo que tienen que hacer y cómo deben hacerlo, cuando debemos dejar que ellos sean protagonistas y facilitar la mediación a través del conocimiento.

«No podemos esperar a que crezcan para hablar. Una educación integral de la sexualidad responde a todas las preguntas, y eso le da mucha seguridad a los jóvenes, más capacidad para decidir responsablemente, y les impide caer en la manipulación de otras personas», subrayó.

La destacada sexóloga cubana es de las que piensa que si no trabajamos en comunicar nuestros valores no existirá continuidad entre generaciones. Por ello considera esencial acercar también estos temas a los más jóvenes.

Educar en la sexualidad

El Cenesex ha buscado las vías más adecuadas para abordar de manera creativa los temas que prepararán a infantes, adolescentes y jóvenes para la vida sexual, reproductiva y familiar, siempre en correspondencia con el grado que cursan, la edad y los intereses de los educandos, con el afán de garantizar el desarrollo integral y armónico de las nuevas generaciones sobre la base del respeto a la equidad de derechos y deberes sin distinción de género.

A propósito de esto Vilma Espín declaró en 2003, durante un Congreso Mundial de Sexología celebrado en La Habana: «Nuestro objetivo ha sido lograr en niñas, niños, adolescentes y jóvenes el pleno desarrollo físico, intelectual, afectivo, estético y moral, para lo cual (…) resulta imprescindible eliminar los estereotipos sexistas que tan negativamente han incidido en la vida de muchos hombres y mujeres a través de los siglos».

En ese sentido, el Programa Cubano de Educación Sexual es como un abanico de opciones para el enriquecimiento del ser humano, y compromete a toda la sociedad en la educación de la sexualidad desde el inicio de la vida.

Mariela Castro Espín enfatizó en que ese instrumento, que se llamará Programa Nacional por la Educación y Salud Sexual, está en un proceso de actualización, sobre todo con los ministerios de Educación y Educación Superior, Cultura y Salud.

«Hemos avanzado, pero todavía no es suficiente. Reiteramos que la familia y la escuela son determinantes para llevar adelante estos objetivos y seguir por el camino de una sociedad más preparada, justa y humana.

«El programa tiene un enfoque basado en los derechos humanos porque entendemos que los derechos sexuales y reproductivos deben ser considerados como tales, principio que Cuba defiende aun sin ser reconocido internacionalmente y por el que trabajamos en todos los aspectos», aseveró.

Recordó el liderazgo histórico de la Federación de Mujeres Cubanas desde el principio de la Revolución en este programa, que hoy propone políticas nuevas, sobre todo en los derechos de la mujer, la infancia y la juventud, y que aterriza compromisos en plataformas del derecho mundial de los cuales Cuba es firmante.

«El Ministerio de Educación tiene un programa desde 1996, pero hay que trabajar más fuerte desde el punto de vista metodológico y también en la preparación del profesorado, de lo contrario se seguirán transmitiendo prejuicios y estigmas», precisó.

Se trata de ser cada día «un tilín mejores», como nos convida Silvio en su canción Cita con Ángeles. De aportar elementos que le permitan a la población abatir la ignorancia para entrar en un espacio de conocimientos y solidaridad, para aprender un poco más todos los días.

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