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Mejor recarga que descarga

Si alguien menciona a la persona que te gusta o te llega de lejos su voz, imagen u olor, tu «orquesta» pierde el compás y tu mente se nubla en un delicioso cortocircuito ante el que sucumben el corazón, el estómago, los músculos y los pulmones

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

La fuerza sin amor es energía gastada en vano.

Albert Einstein

Más allá del uso (a veces abuso) de la tecnología, vivimos rodeados de electricidad natural, además de generar nuestra propia energía biológica, que interactúa con el ambiente y de manera especial con la de los seres que amamos: familia, pareja, plantas, mascotas…

La ciencia occidental de este siglo se sirve de esa cualidad para desarrollar tratamientos y medios diagnósticos efectivos, pero ese es un conocimiento que la medicina oriental emplea desde hace milenios para encontrar y sanar desequilibrios antes de invadir el cuerpo con instrumentos o sustancias ajenas.

La sincronía lograda entre los sistema nervioso, cardiovascular y endocrino es un buen ejemplo de cómo nuestras redes internas generan respuestas bioquímicas estables a partir de millones de estímulos sensoriales que el cerebro procesa cada día, gracias a las señales eléctricas enviadas por células y tejidos de forma automática.

Pero si alguien menciona a la persona que te gusta o te llega de lejos su voz, imagen u olor, tu «orquesta» pierde el compás y tu mente se nubla en un delicioso cortocircuito ante el que sucumben el corazón, el estómago, los músculos y los pulmones, sin hablar de la piel, los ojos y las aletas de la nariz.

Esa atracción «química» tiene mucho de electricidad y de magnetismo (porque es raro ver actuar a una de esas fuerzas sin la influencia de la otra), y modula las posturas que adoptas de manera intuitiva para indicar tu disposición física y emocional y «colarte» en el biocampo de esa otra persona y activar así las polaridades de ambos cuerpos.

Por ejemplo, la espalda es un polo negativo y el frente es positivo. Cuando alguien te abraza desde atrás se cierra un biocircuito muy poderoso que te hace reaccionar con incomodidad o placer, según la persona y momento en cuestión.

El baile de salón es otro modelo fácil de entender: el hombro derecho es positivo y la cadera es negativa. Como la mano izquierda de tu partenaire también es negativa, genera más «cosquillas» cuando se coloca en la zona inferior, y lo mismo ocurre, pero al revés, del otro lado del cuerpo.

Los términos positivo y negativo no se refieren a bueno o malo; solo distinguen extremos diferentes que suelen ser estables y direccionan el flujo de la energía, tal y como ocurre en cualquier equipo electrodoméstico.

La sexualidad es uno de los campos que más beneficios ha obtenido de ese conocimiento, adornado con gusto en los rituales eróticos del tantra indio, el tao chino, el misterio exquisito de las geishas y manifestaciones de otras culturas que enseñan a potenciar la armonía interior estimulando los sensibles receptores bioeléctricos de la piel, y a combinarlos con la información del olfato, el oído, el gusto…

No importa el camino: la esencia es que las personas conozcan un poco más de sí mismas y disfruten su entorno mientras propician un adecuado balance bioenergético que se traduce en salud y bienestar mental.

Por cierto, adentro es positivo y afuera negativo, y como la naturaleza nos dotó sabiamente de varias entradas y salientes, es fácil recargar o descargar energía a través del sexo… Depende de con quién y para qué lo usemos en cada ocasión.

El primer beso que di…

Fue inesperado, casi robado, ¡pero deliciosamente disfrutado! Hoy, en cada beso deseo mantener ese estatus. (Odelquis)

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