O.I.: Estuve casada nueve años con un muchacho de mi edad. El matrimonio fue bueno, vivimos cosas maravillosas y otras un tanto tristes. Hace unos meses terminamos y yo, casi inmediatamente, comencé otra relación. Ahora me busca porque quiere volver, dice no poder vivir sin mí y todo eso. Él sabe de mi otra relación y me pide terminarla. Ahora estoy con los dos. Mi novio actual, algo mayor que yo, también dice amarme. Me siento con él como nunca antes con ningún otro hombre, aunque es casado. Lo amo, pero ver el sufrimiento de mi ex me parte el alma y creo que es por eso que lo acepté de vuelta. Ahora no sé si rehacer mi vida con el anterior o continuar con el casado.
La confesión de amor parece la causa de la relación con cada uno. No es de extrañar. La demanda de ser elegida y deseada vuelve a las mujeres más dependientes de los signos de amor que encuentre en el otro. Así, hacen y dan de todo con tal de hacerse amar.
Uno te hace sentir la mujer sin la cual no puede vivir y eso te conmueve a un nivel tal que vuelves de nuevo a él. El otro, tal vez te haga sentir una satisfacción extrañamente inédita. Sin embargo, está casado y no te elige para un compromiso; puede vivir sin ti y con otra. Aunque muchas mujeres buscan unir el amor y el goce en un hombre, no son pocas las que lo encuentran en dos, tornándose difícil elegir uno.
Y es peor cuando la elección depende de las señales de amor del otro: lo que puedan prometer, dar, solicitar y, sobre todo, reciprocar. Difícil porque puede quedar encubierto e incluso relegado lo que se disfruta, se busca y revitaliza.
¿Elegirías a alguno solo por lo que sientes y representa para ti? ¿Decidirías sin ninguna garantía? ¿Qué es lo que buscas sentir en la pareja, más allá de lo ideal? Serían algunas reflexiones que quizá te ayuden a saber qué hacer.
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