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¿Qué sabes de tu «mejor amigo»?

Observaciones recientes dan un giro en la comprensión humana del comportamiento de nuestro más fiel compañero: el perro

Autor:

Patricia Cáceres

La empatía milenaria entre el hombre y el perro, además de desbordar afecto entre ambas especies, suscita interrogantes para la ciencia. ¿Qué tanto puede este animal entender al ser humano? ¿Existe alguna conexión especial entre ambos?

Una investigación reciente publicada en la revista Current Biology, demostró que el comportamiento de este cuadrúpedo es mucho más complejo de lo que se creía. El estudio, elaborado por un equipo de científicos húngaros, arrojó evidencias de que el cerebro del perro puede reaccionar a las voces y emociones humanas al mismo nivel de nuestro órgano principal del sistema nervioso.

Según refiere BBC, durante el experimento se generaron sonidos cargados de una alta cuota de emoción, que generaron respuestas en los canes, lo que quizá explique por qué los perros actúan en armonía con las emociones humanas.

«Perros y humanos tenemos un mecanismo muy similar para procesar información emocional», expresó Attila Andics, líder de la investigación y profesor de la Universidad de Budapest.

Para el examen se seleccionaron 11 perros, que luego fueron colocados en un escáner. «Hubo 12 sesiones de entrenamiento preparatorio, luego siete sesiones en el cuarto del escáner, y por fin fueron capaces de yacer sin ninguna clase de movimiento hasta unos ocho minutos. Una vez que fueron entrenados parecían muy felices. No lo hubiese creído si no lo hubiera visto», dijo Attila Andics.

Además se monitoreó la actividad cerebral de 22 humanos. Tanto los canes como las personas fueron expuestos a unos 200 sonidos, que variaban desde el de un automóvil, hasta el emitido por los humanos y otros perros.

Las frecuencias sonoras de la risa o el llanto, por ejemplo, generaron en ambos una actividad cerebral similar, cerca de la corteza auditiva primaria. Esa área se iluminó en el escáner.

Exactamente lo mismo sucedió con sonidos propios de ladridos y gemidos, que causaron la misma reacción en las dos especies.

«Siempre supimos que los perros son muy buenos en sintonizar con los sentimientos de los dueños, y también conocemos que un buen dueño de perros puede detectar los cambios emocionales en su mascota, pero ahora comenzamos a entender por qué», declaró Attila Andics.

El profesor dijo que el hecho de haber hallado estas áreas en el cerebro de los canes es de por sí una sorpresa. «Es la primera vez que vemos esto en una especie no primate», aseveró.

Respecto al descubrimiento, la profesora Sophie Scott, del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Londres, dijo que «hallar algo así en el cerebro de un primate no es muy sorpresivo, pero es muy impresionante demostrarlo en perros».

Si bien los resultados fueron relevantes, era de esperar que las reacciones de los perros fueran mucho más activas cuando se expusieron a sonidos caninos. Igualmente sucedió con los hombres.

«Los perros son animales muy interesantes para observar. Es evidente que ellos entienden muchas palabras, así como indicaciones», señaló Scott.

La profesora londinense añadió que se debería observar la reacción de los canes a palabras y no a sonidos. «Cuando lloramos o reímos, estas expresiones son más parecidas a llamados animales y eso es lo que puede generar esta respuesta. Un paso adelante sería comprobar si muestran una sensibilidad a las palabras en el lenguaje que sus dueños hablan», sentenció.

Evacuación magnética

Especialistas checos y alemanes observaron con detenimiento los hábitos de defecación de 70 perros pertenecientes a 37 razas en un período de dos años, lo cual arrojó evidencias que explican su movimiento en círculos antes de defecar.

Según el estudio, publicado en la revista científica Frontiers in Zoology, estos animales, como las agujas de las brújulas, posicionan su cuerpo de norte a sur utilizando el campo magnético terrestre como guía.

Casi 7 000 observaciones hicieron falta para llegar a la conclusión de que los perros buscan el eje norte-sur en el ritual giratorio que precede a sus necesidades.

«Nuestro análisis de los datos en bruto indica que los perros no solo prefieren la dirección norte-sur, sino que, al mismo tiempo evitan la dirección este-oeste», explica el informe.

En cambio, el estudio no aclara el porqué del comportamiento. «Aún es un enigma si lo hacen conscientemente o si es una función vegetativa, como lo son la respiración o la digestión», refiere.

La cola psíquica

El tan conocido movimiento pendular de la cola de los perros tampoco es un reflejo casual, ni sucede solo cuando el can está contento, como se pensaba. Al menos eso pudo corroborar un equipo científico de la Universidad de Trento, Italia.

Según reseña el diario ABC, el grupo de académicos determinó que si la cola del animal apunta hacia la derecha significa que siente emociones positivas, pero si lo hace hacia la izquierda, las emociones son negativas. Ello demuestra que los perros, al igual que el hombre, tienen sus cerebros dispuestos de manera asimétrica, donde cada hemisferio desempeña un rol diferente.

Al decir de los expertos involucrados, la posición de la cola no pasa inadvertida para los otros perros, que captan el movimiento y reaccionan de forma distinta según el lado.

Para arribar a tal conclusión, el equipo mostró a un grupo de canes algunos vídeos de sus similares moviendo la cola, mientras monitoreaban sus reacciones. Sucedió que cuando veían mover la cola del otro hacia la izquierda, sufrían de un aumento del ritmo cardiaco, manifestando ansiedad, mientras que al hacerlo hacia el lado derecho experimentaban una relajación.

Así, para los autores del estudio, el movimiento de la cola es un reflejo de su actividad cerebral.

«La dirección de la cola que se menea importa, porque coincide con la activación hemisférica», apuntó Giorgio Vallortigara, de la Universidad de Trento.

«Es decir, un perro que menea su cola con un sesgo al lado derecho, muestra la activación del hemisferio izquierdo. Por el contrario, el movimiento con un sesgo a la izquierda muestra la activación del hemisferio derecho. Creo que eso es increíble», prosiguió el científico.

Compañeros de caza y casa

La especie de los cánidos ha evolucionado en paralelo a la humana, de manera indisoluble, durante miles de años, desde que nuestros antepasados comenzaron a aceptar la compañía de lobos. Hemos sido compañeros de caza y casa, compartiendo incluso los alimentos.

Pero, ¿cuándo y  dónde empezó realmente esta amistad incondicional? Las teorías que se han sostenido hasta hoy señalaban a las comunidades agrícolas de Oriente Medio, pero tras un riguroso estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en España, ha salido a la luz la hipótesis de que los cánidos fueron domesticados por cazadores-recolectores europeos, entre 18 000 y 32 000 años atrás.

En la investigación, que fue divulgada por la revista Science, los científicos analizaron el ADN mitocondrial de 18 fósiles de Europa, Asia y América, de hasta 32 000 años de antigüedad, y los compararon con lobos y ejemplares modernos de diversas razas.

Jennifer Leonard, investigadora del CSIC, reveló que los perros modernos se emparentan más con los cánidos prehistóricos europeos.

«Ese parentesco es mayor que el que existe entre los cánidos prehistóricos asiáticos, lo que sugiere que el origen de los perros está en la domesticación de lobos de Europa y no de Asia», aseguró.

Sabías que…

—La boca de un perro contiene menos bacterias y gérmenes que la boca de un humano.

—Comparten el 75 por ciento del código genético del hombre.

—Una hembra, dependiendo de la raza, puede parir más de 15 cachorros.

—Su olfato es tan sagaz que detecta las células cancerígenas, así como niveles anormales de azúcar en sangre.

—Como humanos y gatos, pueden ser zurdos o diestros.

—Son celosos. Cuando otros perros reciben recompensas y ellos no, se agitan, se rascan demasiado y evitan la mirada de sus colegas premiados.

—En Estados Unidos existe una emisora de radio solo para perros.

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