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Discriminación racial donde menos pensábamos

Dos nuevos estudios descubren que los prejuicios por etnicidad se encuentran con fuerza en espacios profesionales y científicos

Autor:

Iris Oropesa Mecías

Dos recientes estudios han hallado verdades dolorosas: los investigadores que no son de piel blanca pertenecen a menos consejos editoriales, sus trabajos pasan más tiempo en revisión y reciben menos citas, en comparación con investigadores de otras etnias.

El primer equipo que reveló esta problemática pertenece a la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi (NYUAD), y combinó ciencias sociales con datos y computación. Las conclusiones sobre el hallazgo de discriminación fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

La indagación mostró que el número de editores no blancos es inferior al que cabría esperar en función de su porcentaje de autoría. Además, estos científicos tienen que esperar más tiempo entre la presentación y la aceptación de sus manuscritos y, una vez publicados, sus trabajos reciben menos citas de las que cabría esperar frente a otros estudios similares de científicos blancos.

Se estudiaron diferentes países de etnia no blanca, en Asia, África y Sudamérica. Los investigadores recopilaron un conjunto de datos sin precedentes: un millón de artículos publicados entre 2001 y 2020 por seis editoriales (Frontiers, Hindawi, IEEE, MDPI, PLOS y PNAS) e identificaron al editor encargado de cada uno, así como su fecha de presentación y aceptación.

El análisis se centró en tres resultados claves: la proporción editor-autor; el tiempo transcurrido entre la presentación y la aceptación de un artículo; y el número de citas que recibió un artículo en relación con otros similares.

Los resultados descubrieron que estos países tienen menos editores de lo que deberían, según su porcentaje de autoría. Solamente tomando en cuenta los científicos de EE. UU., se demostró que los investigadores negros son los más infrarrepresentados. Asimismo, en cuanto al tiempo dedicado a la revisión, salió a la luz que los artículos procedentes de Asia, África y Sudamérica pasaban más tiempo bajo revisión que los de autores blancos. Esto también ocurre dentro de EE. UU.

Por último, al analizar los índices de citas de los artículos publicados en EE. UU., los investigadores descubrieron que los científicos negros e hispanos recibían muchas menos citas que los investigadores blancos que realizaban investigaciones similares.

Finalmente, los implicados en el estudio afirmaron sin rodeos que existe una brecha racial. «Nuestros resultados confirman que sigue existiendo una brecha racial flagrante y preocupante en las citas de investigación científica que afecta a los científicos que no son blancos», afirma Bedoor AlShebli, profesor adjunto de Ciencias Sociales Computacionales de la NYUAD.

«Lo anterior significa que estos investigadores tienen probablemente menos visibilidad en comparación con sus compañeros que realizan investigaciones similares. Las implicaciones para ellos, especialmente tener menos probabilidades de recibir financiación para su trabajo, pueden ser increíblemente perjudiciales para sus carreras académicas.

«Toda la comunidad científica debe esforzarse por crear un ecosistema sin las disparidades geográficas y raciales que actualmente obstaculizan la promoción profesional e impiden el progreso científico», continuó Talal Rahwan, profesor asociado de Ciencias de la Computación de NYUAD.

Brechas también en Europa

Otra investigación de tema similar ha dejado también resultados preocupantes sobre el trato con respecto al origen étnico. Desarrollado en Europa, este estudio buscó analizar cómo se comportaban las decisiones de contratación laboral entre candidatos de padres emigrantes o los de origen europeo. El estudio resultó ser el más completo sobre el tema realizado en la región.

Las universidades que colaboraron en este enorme análisis de datos fueron la española Carlos III, la casa de altos estudios de Ámsterdam en los Países Bajos, el Centro de Ciencias Sociales de Berlín en Alemania y el Centro Alemán de Investigación sobre Integración y Migración.

Si bien investigaciones anteriores sobre el tema ya habían determinado que el origen musulmán es la principal fuente de discriminación en las contrataciones, ahora con este nuevo estudio se explora por primera vez cómo los fenotipos inciden en ese proceso de aspiración laboral.

En este nuevo acercamiento se analizó hasta qué punto el hecho de pertenecer a una minoría «visible» y tener un fenotipo no blanco, es una fuente adicional de discriminación contra los descendientes de inmigrantes internacionales en Europa.

Por otro lado se demostró que tener un fenotipo negro o asiático/amerindio reduce las probabilidades de que el empleador se interese por el candidato/a en aproximadamente un 20 por ciento (promedio entre los tres países del estudio: Alemania, España y Países Bajos), mientras que tener un fenotipo caucásico de piel morena (muy extendido en el norte de África) reduce dichas probabilidades medias en aproximadamente un diez por ciento, en comparación con tener un fenotipo caucásico blanco.

Estas estimaciones confirman el efecto del fenotipo sobre las respuestas de los empleadores europeos, una vez aislado del efecto de la región de los ancestros de los solicitantes. Sin embargo, el estudio también muestra que el efecto combinado de la ascendencia étnica y el fenotipo pueden dar lugar a graves niveles de discriminación en Europa.

Fotos, colores y señales de otras tierras

Para alcanzar estos resultados se analizaron las respuestas de casi 13 000 empresas europeas a solicitudes de empleo con currículos (CV) ficticios en estos tres países europeos donde adjuntar una fotografía a las solicitudes de empleo es una práctica habitual.

En tal sentido, los investigadores modificaron los nombres y fotografías de los solicitantes de empleo ficticios (manteniendo el resto de datos del CV idénticos) que se presentaban a vacantes reales para una amplia gama de ocupaciones.

Todos estos supuestos solicitantes eran jóvenes con nacionalidad del país del experimento y descendientes de padres procedentes de cuatro grandes regiones del mundo: la primera, Europa y Estados Unidos; la segunda, Magreb y Oriente Próximo; la tercera, América Latina; la cuarta, Asia.

Esta procedencia o ascendencia étnica se señalizó en los CV fundamentalmente a través de los nombres completos de los solicitantes. Las fotografías utilizadas en los CV fueron seleccionadas con gran precisión para que todos los candidatos resultaran comparables en atractivo físico, pero variando en apariencia racial a lo largo de cuatro grupos fenotípicos (etiquetados como negro, asiático/amerindio, caucásico de piel morena y caucásico blanco).

Este diseño permitió a los investigadores obtener las primeras estimaciones de discriminación racial comparables entre países de las que se tiene constancia en la literatura experimental de campo.

«La mayor parte de lo que sabíamos sobre la discriminación racial en la contratación hasta la fecha procedía de países anglosajones, especialmente de EE. UU., donde el uso de fotografías en las solicitudes de empleo está prohibido por ley. Esto obligaba a los investigadores a estimar la discriminación racial utilizando exclusivamente el nombre de los solicitantes, lo cual es muy problemático.

«Una ventaja crucial de nuestro estudio es que investigamos el papel del fenotipo y la ascendencia étnica como desencadenantes potencialmente distintos de la discriminación mediante la explotación de la variación fenotípica plausible en grandes regiones de ancestro», explica el autor principal del estudio, Javier Polavieja, catedrático de Sociología del Banco Santander, y quien dirige el Laboratorio sobre la Discriminación y la Desigualdad (D-Lab) de la universidad Carlos III.

Por lo visto, la brecha racial se encuentra, sin dudas, hasta en los sectores científicos y profesionales donde aparentemente sería más lógico no encontrarla. Estos estudios de ciencias sociales no solo analizan grandes cantidades de datos y promueven la cooperación entre instituciones investigativas, también dejan un apunte claro hacia la dirección, que es necesario tomar para generar ambientes profesionales más justos y objetivos.

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