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El Niágara en bicicleta

Aun cuando nadie se haya dignado a respondernos, esta columna continúa reflejando las inquietudes de esos cubanos que sí se tomaron muy en serio, desde principios de los 90, aquello de que la bicicleta había llegado para quedarse como sano medio de locomoción, en un país que tiene tantos problemas de transporte.

Uno de los quejosos es Fernando Alemán Brunet, de Santa Rita 271, entre Acción Cívica y Bembeta, en la ciudad de Camagüey. Fernando labora brindando servicios de Consultoría en Gestión Tecnológica a las empresas, por lo cual el ciclo le es esencial para trasladarse hacia las mismas. Y observa cómo ha declinado el abastecimiento de gomas y cámaras con medidas 26 y 28 en la red de comercio, ya en pesos o en convertibles. Precisamente esos tamaños corresponden a las bicicletas chinas, con las cuales se inundó el país en los 90 y que conservan muchas personas.

Cuenta el camagüeyano que, aunque la goma que él requiere cuesta 1,50 CUC en una TRD, él ha tenido que pagar hasta 16 CUC en el mercado negro para mantener su ciclo activo. Y se queja de que han desaparecido todo tipo de repuestos en el mercado, al tiempo que clama porque la CTC retome aquel programa, por medio del cual los trabajadores podían adquirir lo necesario para sus bicicletas.

Otros elementos los aporta el ingeniero Ángel Ariel Marín, profesor instructor del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, y residente en calle 10 número 40720, entre 11 y 13, en Santiago de las Vegas, municipio capitalino de Boyeros.

Ángel Ariel, un ciclista redomado, expone una razón convincente para que no se abandone la atención al ciclo: miles de cubanos lo siguen utilizando, y la situación del transporte urbano en todo el país sigue siendo muy deficitaria.

Él señala que las gomas y cámaras de bicis chinas, que se ofertan esporádicamente en las tiendas, son acaparadas por especuladores-revendedores, quienes las venden luego a precios exorbitantes. Y no se explica cómo, en ciertos comercios, venden hasta diez neumáticos por persona. Es hacerles el juego a los esquilmadores de siempre.

Y contrasta con el hecho de que las gomas de bicis todoterreno tengan un abastecimiento más estable, cuando se sabe que la gran mayoría de los cubanos atesora todavía aquellos ciclos chinos, que llegaron con toda una estrategia y sus programas, ahora desaparecidos.

De igual manera se pronuncia Joaquín Fonte Calvo, de calle 36 número 2710, apartamento 3, municipio capitalino de Playa, quien se pregunta por qué no se priorizan esos insumos en las importaciones del país, teniendo en cuenta su impacto social.

La impresión de este redactor es que aquel programa de las bicicletas ha sido abandonado prácticamente, sin tener en cuenta sus positivas consecuencias medioambientales y en la salud humana, y desconociendo que el transporte de pasajeros en el país seguirá complicado bastante tiempo. Vaya, que los del ciclo están pasando el Niágara en bicicleta —como decían los abuelos— para seguir pedaleando.

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