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Brazos para el Damují

Las aguas turbulentas que transitaron estas líneas el 5 de marzo último, encuentran las primeras respuestas públicas. Desde Rodas, en Cienfuegos, nos escribía entonces José Ramón Calatayud Jiménez, alarmado por «la enorme contaminación» que afecta al río Damují.

Según denunciaba el lector, los vertimientos del CAI 5 de Septiembre, con «grandes volúmenes de residuos»; una centenaria zanja de malolientes fluídos; varios criaderos de cerdos en las márgenes del Jabacoa, uno de sus afluentes; y los desechos del policlínico de Rodas, contaminaban impunemente al mencionado torrente cienfueguero.

Ahora nos llega la contestación de Adalberto R. Bécares Igarza, director general de la Empresa 5 de Septiembre. En su misiva, reconoce Adalberto que las lagunas de estabilización de su entidad «tienen una situación desfavorable», en alusión a los vertimientos hacia el Damují. No obstante, en estos momentos no se encuentran conduciendo desechos al río, «ya que se hizo una reparación menor que da una solución preliminar, pero no definitiva».

La causa fundamental de estos vertimientos era, a juicio del directivo, «la acción de pescadores furtivos que abrieron la cortina de las lagunas para pescar, y estas fueron al río sin tratamiento alguno».

Sin embargo, enumera Adalberto un grupo de acciones puestas en marcha al interior de la entidad. Entre estas se encuentran el reforzamiento de la vigilancia en el área de las lagunas y su limpieza; el chequeo sistemático del nivel de estas «por parte de la Dirección de la Fábrica de la Empresa y cada jefe de turno para evitar un nuevo vertimiento»; la construcción de una conductora de agua potable nueva y la reparación de tuberías dentro de la industria.

Igualmente, asegura el Director, dentro del Plan de Inversiones de 2009 está la reparación de las lagunas y la construcción de una conductora plástica, de mayor durabilidad.

Aunque al final de su misiva Adalberto afirma que «el CITMA en el municipio y la provincia están dando seguimiento al asunto», a este redactor le preocupa sobremanera que las demás entidades involucradas en la denuncia no hayan contestado todavía.

Mientras cada una de las instituciones y personas contaminantes y perjudicadas no pongan sus mentes y brazos en el asunto, las aguas del Damují seguirán transportando una carga explosiva para la salud de todos.

Confiar en las cumbres humanas

También de alto riesgo era la preocupación que nos remitió María Victoria Martín Navarro desde el reparto La Cumbre, en Versalles, Matanzas. En la misiva, que publicamos el 28 de marzo, se narraba que la recogida de desechos en las calles del vecindario constituía una verdadera odisea desde hacía unos meses. Y ejemplificaba la matancera con el hecho de que habían pasado alrededor de tres semanas sin que llegara el carro o tractor encargado de llevarse la basura.

«Hemos llamado a la oficina de Comunales, al Gobierno, y nada. Todos alegan algo diferente: que si no hay combustible, que si el tractor está roto, que si esto, que si aquello; pero la verdad es que las calles ya son grandes vertederos. Ratones, cucarachas y otros peligrosos vectores de enfermedades tienen su casa habitual en estos depósitos callejeros», detallaba la remitente. Y a renglón seguido afirmaba que ya se habían detectado casos de leptospirosis.

Hoy nos escribe Reynold Miguel Díaz, presidente de la Asamblea del Poder Popular en el municipio de Matanzas. Luego de que una comisión integrada por representantes de las autoridades municipales y locales visitara a María, el dirigente nos informa que ciertamente «ha existido inestabilidad en la recogida de los desechos sólidos en varios puntos de la ciudad», con «mayor afectación en la cuadra donde reside la compañera (...), por la ubicación y la falta de fiscalización adecuada por la Zona Comunal».

No obstante, enfatiza Reynold Miguel Díaz, «nunca la cantidad de días señalados en la misiva».

También, informa, «faltó precisión de María para señalar el nombre o responsabilidad de los compañeros a los que ella se dirigió telefónicamente. No se acordaba de los números telefónicos utilizados e incluso en ningún momento comunicó al delegado la situación existente».

En cuanto a los casos de leptospirosis, la especialista de Salud del área aseveró que no se había detectado ninguno, y que el lugar está «desratizado». «No obstante —añade el dirigente matancero— se hizo la valoración con la Dirección de Comunales y se adoptaron las medidas correspondientes».

Casi al final de su carta, Reynold Miguel afirma: «Consideramos que lo escrito públicamente refleja textualmente lo señalado por María, sin tener en cuenta la veracidad de lo expuesto, lo cual pudo evitarse con una comunicación oportuna de esclarecimiento».

Agradecemos al Presidente de la Asamblea Municipal su detallada respuesta y reiteramos que en Acuse el norte sigue siendo confiar, en igual medida, en los lectores que remiten una queja y en los funcionarios que responden.

Cuando, como en este caso, existen imprecisiones en las denuncias, se publica la oportuna aclaración de las instituciones. Pero no es ocioso decir que, en la mayoría de los casos, los ríos de la gente suenan cuando traen piedras acumuladas.

Ni la dinámica periodística de esta sección diaria —que recibe miles de cartas anualmente—, ni el ejercicio democrático de honestidad y compromiso que ha perseguido siempre, le permitirían comprobar al detalle cada uno de los casos. En el diálogo público, siempre, saldrá la luz.

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