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Por dos platos de comida

Algo insólito está ocurriendo en el reparto Aeropuerto Viejo, de la ciudad de Bayamo, capital de la provincia de Granma, según cuenta en su carta Sergio Cedeño Torres, vecino de calle Quinta número 2, en esa urbanización: Los pobladores no pueden recibir el servicio médico en horas de la noche, porque la comida que se entregaba para el médico y la enfermera de guardia, desde hace unos dos meses se suspendió. La entidad que garantizaba el suministro alimentario, es la Escuela de Capacitación de la Empresa Eléctrica Provincial, la cual alega que esos servicios son en CUC, y Salud Pública no puede pagar en esa moneda. Asegura Sergio que el problema lo han canalizado varios vecinos con el delegado de la circunscripción a quien tampoco le han dado una respuesta convincente, según los pobladores. ¿Es tan difícil resolver dos platos de comida, al punto de que una comunidad quede sin guardia médica?

La máxima del uno al diez: Así califica Kenia Riquenes Castillo los servicios de las salas de Nefrología y Hemodiálisis del Hospital Ciro Redondo, de Artemisa. Kenia reside en calle 1 número 1624, en el reparto Las Cañas, de esa localidad habanera, y su mamá es atendida regularmente allí. «Me he quedado maravillada del trato que dan tanto a pacientes como a acompañantes: Todo es dulzura y paciencia. Mucho ánimo para sus pacientes, que tanto lo necesitan, como a los acompañantes. Y qué decir de la limpieza de esas dos instalaciones, aun con el hospital en reconstrucción». Kenia no quiere concluir sin saludar especialmente al doctor Montoto, quien atiende a su mamá, por su amabilidad y paciencia.

En el certamen de la paciencia, Andrés Rojas Pérez (Pasaje 56, entre C y Anillo 1, reparto Hermanos Barcón, Pinar del Río) discutiría. Cuenta él que su vivienda fue derrumbada totalmente por los huracanes Isidoro y Lily en 2002. Y en septiembre de 2006 fue concluida la nueva casa y certificada como tal ante la representante de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV), para los trámites del habitable, a nombre de la esposa de Andrés, Mayda Ramos. A los 15 días les devolvieron el documento, pero con errores: tenía la dirección de la casa derrumbada y no de la construida. Hubo que volver a solicitar documentos, para volver a conformar el expediente, con el consabido gasto. Quince días más y Mayda fue a la UMIV a recoger el expediente y le informaron que no aparecía, y que aquella funcionaria ya no laboraba allí. Habló con la directora y esta le prometió que buscarían solución. Varios meses visitando la UMIV, y siempre la misma respuesta, hasta que Andrés habló con la subdirectora. Y esta convocó al inspector del caso, pero hasta ahora todo sigue igual. Cerca de tres años, y continúan apareciendo como «ilegales», aguardando por el habitable para poder hacer los cambios y trámites derivados de este. ¡Qué aguante!

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