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La «costra» del arroz perdido

Desde Vuelta del Caño, Manzanillo, Granma, denuncia el campesino José Vidal Rodríguez, socio de la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida (CCSF) Roberto Elías Sánchez: perdió el arroz que debía cosechar, a pesar de tantos alertas. Perdió el país.

Relata Vidal que ante el llamado a disminuir las importaciones de arroz, a inicios de 2009 dispuso de 1,60 caballerías (una caballería equivale a 13,43 hectáreas) para su cultivo. Y tras establecer contrato legal con el Complejo Agroindustrial (CAI) Arrocero Fernando Echenique, recibió un paquete tecnológico que le permitiría, según estimados, cosechar 2 500 quintales (un quintal equivale a 100 kg).

Dados los altos volúmenes que venían obteniéndose, precisa, con tiempo se demandó al CAI las cosechadoras, para evitar pérdidas. En mayo de 2009, en reunión en la Delegación de la Agricultura en el municipio, se evaluó la cosecha para junio: se debían recoger 5,10 caballerías que estarían a punto para ese mes; entre ellas las 1,60 de Vidal.

El 3 de junio, en asamblea general de la cooperativa con la presencia de las máximas autoridades municipales, la Agricultura y la ANAP, se acordó que el 20 de ese mes debía comenzar la cosecha por el área de Vidal. Este, previsor contumaz, antes de la fecha contactó con el Director del CAI arrocero y otros funcionarios, entre ellos el representante del programa de Arroz Popular del territorio, para puntualizar acciones organizativas.

Pero llegado el momento de la cosecha, el arroz comenzó a perderse. El 30 de julio, más de un mes después del comienzo de la supuesta cosecha, y ante la preocupación del Partido en el municipio, tras conocerse que no se había cumplido lo acordado, se efectuó una reunión en la delegación de la Agricultura de Yara. Allí, el Director del CAI indicó que de inmediato enviaran una combinada a la zona de cosecha, con prioridad para el área de Vidal.

Se llevó la combinada al área, apunta, pero el representante del Arroz Popular, «violando la decisión de su jefe, y de manera arbitraria, decidió emplear la máquina en otras áreas no comprendidas dentro de las 5,10 caballerías acordadas, incluso con menor grado de maduración. Y el arroz continuó perdiéndose».

El 16 de agosto, en asamblea de la cooperativa, el representante del programa de Arroz Popular informó que no era posible cosechar esas áreas, por el alto grado de afectación de malezas. Vidal no cejó: a inicios de septiembre, logró llevar una combinada para su área y cortar solo 90 quintales, pues las lluvias interrumpieron definitivamente las labores. Por gestiones personales, trasladó el arroz cosechado hacia el secadero Emilio Lastre del CAI arrocero. Pero allí fue rechazado, «ya que no se había solicitado por la persona facultada para dar el servicio».

De nuevo, por su insistencia, se le hicieron  pruebas de laboratorio, y resultó que no todo estaba perdido. Renovó las gestiones con el Delegado de la Agricultura en la provincia y el Director del CAI arrocero. Este último decidió enviar otra combinada, que nunca llegó. «Y con esta gestión acabaron mis esperanzas de recuperar algo de los 2 500 quintales», afirma.

Los gastos generados de tantos acarreos corrieron a cargo de Vidal, pues el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) no le dio financiamiento, por la negativa del CAI arrocero a comprometerse con la cosecha después de aprobarse el paquete tecnológico: «una violación flagrante», según el campesino. «Como tapa al pomo —señala—, el representante del programa de Arroz Popular, tras el largo proceso de reclamaciones en que me he sumido, propuso no sembrar más arroz en las áreas donde se perdió el producto».

Vidal denunció el caso a la ANAP y se creó una comisión investigadora, la cual comprobó las violaciones cometidas. «Todavía a la altura de la fecha de remisión de esta carta (5 de septiembre de 2010) no he recibido respuesta de la Delegación Provincial de la Agricultura, pues se alega que el caso debe evaluarse en la Comisión Agraria Provincial, algo que no sé si se ha hecho, pero sigo esperando por una respuesta. ¿Es este el modo de respaldar a los campesinos que hemos respondido ante el llamado de la Patria de aportar más alimentos? ¿Quién paga por tantas pérdidas, que fueron perfectamente evitables?».

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