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Invertir rima con prevenir

Hay contrastes que estremecen. Con uno de ellos se topó el capitalino José Escalona Arencibia (calle 3ra. y Final, edificio La Puntilla, La Puntilla, Miramar, Playa) y no quiere pasarlo por alto.

Cuenta José que, colindantes con el cardiocentro William Soler, existen unos vertederos de aguas albañales que provocan repugnancia. Uno de ellos está en la esquina del entronque por calle 100, y otro aproximadamente 250 metros más arriba. «Circunvalan dicho hospital —añade—, sin decir que al frente está el pediátrico del mismo nombre y a un costado el Hospital Nacional Enrique Cabrera, todos en el municipio de Boyeros».

Las líneas del remitente invitan a mirar a la salud de la población como un asunto de todos, pues de su gestión no es solo responsable el Ministerio en cuestión. «Se invierte tanto en Salud Pública como todos conocemos, pero a veces pienso que es arar en el mar», reflexiona con pesar el lector al contrastar cuánto se gasta en la esfera de la atención sin que otras entidades hagan su parte en solucionar situaciones que ayudarían a evitar epidemias.

Y apunta que ante respuestas del tipo: «No tenemos recursos», «Eso requiere una inversión» o «Está planificado para tal año»..., habría que meditar sobre cuán importante es prevenir y cuánto gasta el país en medicamentos, para cubrir enfermedades que pudieron prevenirse.

Conexión en cámara lenta

Ransel González García acude asiduamente a la sala de navegación de Etecsa habilitada en el edificio Focsa, y allí descarga de Internet las actualizaciones de algunos programas que necesita.

Relata el remitente —vecino de calle Hidalgo, No. 624 (edificio Minfar 3), 8vo. piso, apto. 81, entre San Pedro y Lombillo, Plaza de la Revolución— que en sus inicios «todo era una maravilla, pues las descargas simultáneas de archivos podían realizarse entre 280 y 400 Kbps (kilobites por segundo), una velocidad aceptable para esta conexión. Esto sucedía con todas las estaciones de navegación del local ocupadas por otros usuarios que también navegaban en la web. Pero en el mes de enero, y en especial el pasado sábado 1ro. de febrero, la velocidad de descarga alcanzó un tope de 160 Kbps y no de manera sostenida».

Agrega Ransel que en el caso de esta última experiencia que sufrió, hacía una descarga —y no varias, como antes— y solo permanecían ocupadas tres máquinas en el salón. Cuando otros usuarios se marcharon y él se quedó solo, la velocidad no se incrementó.

El lector desea conocer si está en presencia de una situación puntual de esta sala o afecta a otras, o si se trata de algo que sucede eventualmente, pues ello está afectando el servicio, y la alta tarifa que se cobra por él (4,50 CUC la hora de conexión) no ha sido modificada.

Mínimo acceso y máxima gratitud

Quisiera pedirles de favor que me concedan una esquinita del periódico, solicita humildemente el mayabequense Lázaro González Torres (calle 30, No. 1506, El Mamey, San Nicolás de Bari), y su urgencia bien vale, no digo yo una esquinita, sino hasta una columna.

Resulta que en el pasado mes de octubre Lázaro fue sometido a una operación de vesícula en el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso Luis de la Puente Uceda, y quedó realmente impactado por la calidad profesional y humana de quienes laboran en la institución.

«Muy buena higiene, excelente trato de médicos, enfermeras, personal de limpieza, asistentes... en fin, todo el personal. Muy buen trabajo de los custodios en el control de entrada y salida. Repito, para mí ha sido excelente el trabajo que realizan».

Y añade: «Quisiera felicitar muy especialmente a la doctora Norky, al doctor Villanueva, de los que más cerca estuve, y a la compañera Cristina, que es la que da los turnos y la información».

Lázaro firma su misiva como «un ciudadano que se ha sentido muy satisfecho». Qué felicidad cuando ante cada servicio podamos sentirnos así…

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