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Pasajero y custodio a la vez

EL pasado 18 de junio, Julio César Delgado Ramos narró lo sufrido el 16 de febrero del presente año, de regreso de un viaje de trabajo desde Ciudad de México a La Habana, en vuelo 2902 de la compañía aérea Interjet de aquel país.

Ya en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana, al intentar recoger en la estera su equipaje, este no se hallaba. Fue al Departamento de Equipajes Perdidos de esa terminal, le tomaron los datos, le dieron el indicativo de reclamación, y un número de celular para que llamara a las oficinas de Interjet en La Habana.

Al otro día, luego de numerosas llamadas a Interjet, al fin le informaron que estaban esperando respuesta de los mensajes enviados a México. Y él hizo la denuncia por la pérdida en la unidad de Policía más cercana al aeropuerto. Allí supo que la primera diligencia policíaca sería pedirle las imágenes de las cámaras de seguridad a la Aduana, para verificar si había entrado o no su equipaje a La Habana.

La entrega de las imágenes demoró casi un mes. Y al fin fue citado por la instructora del caso para identificar la maleta. Y allí fue la revelación: se pudo observar cómo otros pasajeros tomaron su maleta y se la llevaron. El próximo paso sería identificar a esas personas. Habría que solicitarle de nuevo a la Aduana las imágenes de marras.

«Hasta la fecha, señalaba él, la Aduana no ha entregado nada, sin dar razones. Y me pregunto cómo es posible que Interjet no se haya molestado en conocer el estado de mi reclamación. Las veces que hablé con ellos me dejaron decepcionado, sobre todo el supervisor general, quien, cuando le reclamé por mi equipaje, solo me respondía que hiciera la reclamación on line».

Y cuestionaba: «¿Cómo puede ser posible que a la salida del aeropuerto no te exijan mostrar tu comprobante de equipaje, cuando la declaración de la Aduana sí es obligatoria, pues sin ella no sales de allí? He conocido que hechos como este han sucedido en ese lugar, y al preguntarles a los responsables el porqué de no pedir el comprobante, dicen que no tienen tiquetero».

Al respecto, responde Luis Alexander Ochoa García, director general de la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeroportuarios (Ecasa), que esa entidad conoció de los hechos el propio 18 de junio, cuatro meses después, cuando la línea Interjet, la Aduana General de la República y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) habían realizado un grupo de acciones investigativas.

De dichas acciones, añade, quedó demostrado, por las imágenes de las cámaras de seguridad de la Aduana, que otros pasajeros tomaron el equipaje y se lo llevaron.

«El aeropuerto internacional José Martí y el resto de los aeropuertos del país, afirma, no tienen establecido el control de las etiquetas de los equipajes en las puertas de salida de los salones; esto se encuentra bajo la jurisdicción de la Aduana General de la República, y quedan estos bajo el control y la custodia de cada uno de los pasajeros».

Y cita al supervisor general en Cuba de la línea aérea Interjet, Guillermo Bárcena Pérez: «El contrato con los pasajeros menciona entre las causas excluyentes de responsabilidad, que la aerolínea no estará obligada a pagar compensación alguna, ni realizar ningún rembolso a este cuando pueda demostrar que el equipaje fue transportado desde el aeropuerto de salida hasta el aeropuerto de destino. Por consiguiente, no se permite abrir reporte de pérdida de equipaje, pues este equivale a que la aerolínea reconozca su responsabilidad».

Precisa Luis Alexander que «el 29 de julio se procedió a notificar al promovente, el cual estuvo inconforme con la respuesta, a pesar de explicarle detalladamente las causales que dieron lugar a este lamentable hecho». Añade que el caso se encuentra en proceso investigativo por la PNR.

Agradezco la respuesta. Ojalá  la PNR pueda dilucidar tan lamentable suceso y hacerle justicia a Julio César, quien, según parece indicar, queda en un limbo de nadie; pues Ecasa no se responsabiliza con el control de las etiquetas de los equipajes en la puerta de salida de los salones de las terminales aéreas. Y la Aduana no ha dicho nada. Evidentemente, todo queda bajo el control y custodia de cada pasajero… ¡A vigilar en la estera, antes que se adelanten los pillos!

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