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Ciertas preguntas ante un extraño laberinto burocrático

Al cambiar de domicilio para calle 18, edificio 548, apto. 4, entre Concepción y Línea del Ferrocarril, en Lawton, municipio capitalino de Diez de Octubre, en noviembre de 2022 Elisa María Pérez Valdés causó alta en el Registro de consumidores de la bodega 1345. Y por indicación de la Oficoda, hasta enero de 2023 no podía comprar los alimentos normados allí, sino en la bodega que le correspondía por la anterior dirección. Y así lo hizo.

En enero ella comenzó a adquirir los productos normados en la 1345…, hasta que el 16 de ese mes llegó la sorpresa: le comunicaron que tenía el mismo número de núcleo familiar que otro consumidor. El 272. Tuvo  que ir a la Oficoda a que enmendaran aquel error de alguien. Fue, y se disculparon. Le dieron un nuevo número: el 271.

Y cuando ya  le correspondía adquirir el módulo controlado en la tienda de 15 entre Dolores y Concepción, al llegar su turno no pudo hacerlo. Resultó que en los registros de esa unidad comercial aparecía que el día anterior ese número de núcleo, con otro número de consecutivo, había comprado los productos controlados.

Elisa se vio en la obligación y la molestia de ir de nuevo a la Oficoda (qué paciencia la del consumidor cubano) a esclarecer ese asunto. Allí, redactaron, firmaron y acuñaron que el núcleo que estaba vigente era el de Elisa, y que el otro había causado baja nada más y nada menos que el 1ro. de noviembre de 2022.

«Aunque presenté ese documento, manifiesta, se negaron a venderme el módulo, alegando que allí no se subordinaban a la Oficoda. Tuve que ir al Consejo de la Administración Municipal (CAM) a entrevistarme con la funcionaria Dileinys, quien atiende ese asunto, la única que podía autorizar a la tienda a que me entregaran mi módulo.

«Fui al CAM, y Dileinys solo atiende 20 turnos los martes y jueves, aunque las personas que necesitan entrevistarse con ella son cientos. Para garantizarlo, duermen en las aceras.

«Me dirigí a la oficina de Atención a la Población del CAM a tratar de resolver el problema, lo cual fue infructuoso, pues allí me dijeron que la solución solo estaba en manos de Dileinys.

«Fui a la Fiscalía y formulé una queja. Me informaron que no tienen competencia para entrar al fondo del asunto: Por tanto solo me responderán allí que trasladaron al CAM la queja.

«¿Cómo es posible, cuestiona Elisa, que le hayan entregado en el mes de diciembre un cupón para comprar el módulo en la tienda a un núcleo familiar que causó baja en noviembre? ¿Cómo es posible que el registro de consumidores que tiene la tienda esté desactualizado, ya que aparece un núcleo que causó baja en noviembre? ¿Cómo la tienda, teniendo en su poder la constancia de la Oficoda, firmada y actualizada en el sentido de que el núcleo vigente es el mío, se toma el derecho de negarme la compra de los alimentos y productos que me corresponden?

«¿Cómo el CAM de Diez de Octubre delega en solo una persona la atención de este tema tan delicado, y atendiendo  solo 20 personas dos veces a la semana? ¿Cómo la Fiscalía, que es la encargada de preservar la legalidad socialista,  solo le da traslado a tema tan sensible y no le da seguimiento hasta su solución? ¿Qué vías tiene la población para lograr que no queden impunes estas actuaciones, y pueda comprar sus alimentos de forma organizada, que es la voluntad estatal?

«Me veo imposibilitada de resolver este problema. No sé cómo voy a comprar los alimentos y los productos necesarios para vivir. La responsabilidad de mi trabajo no me permite ausentarme más por este problema», concluye.

Hay que desenredar con transparencia esta brutal madeja burocrática y restituirle su derecho a Elisa.

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