Acuse de recibo
«¿HASTA cuándo tengo que esperar por el incremento de mi pensión como jubilada?», pregunta Edilia de la Caridad Coloma Arturo, vecina de Calle 4, No. 553, entre B y C, en el reparto Vista Hermosa, de la ciudad de Santiago de Cuba.
Manifiesta la remitente que se jubiló en agosto de 2004, por la disposición especial 5ta. de la extinta Ley de Seguridad Social. Y el 1ro. de febrero de 2016 se reincorporó a laborar en la Empresa Constructora Militar 1 de Santiago de Cuba, Unidad Básica Industria, como técnica en Gestión de la Calidad, hasta el 31 de marzo de 2022.
En los primeros días de abril de 2022, añade, presentó en el Inass de su municipio los documentos necesarios para que se realizaran los recálculos, con vistas al incremento de su pensión, que actualmente es de 1 528 pesos.
«Y esta es la fecha que aún no ha llegado dicho incremento, afirma. Cada vez que pregunto me dicen que los papeles están en La Habana, pero hay atraso.
«¿Las personas que tienen que hacer estos cálculos y enviar a las provincias las resoluciones, desconocen los artículos 66 y 88 de la Constitución de la República, donde se habla del tratamiento a los adultos mayores?
«¿Están ajenas a la situación que hay actualmente con los precios de los alimentos y los medicamentos? Con 1 528 pesos solo se pueden comprar los productos de la canasta básica.
Pido por favor que se revise mi caso y el de todos los que están en esta situación, y se encuentran igual que yo a la espera. Por favor, que no sea a los dos años que reciba lo que por derecho me corresponde», concluye Edilia de la Caridad.
Siguen llegando cartas acerca de la lentitud del proceso de recálculo de las pensiones de jubilados que posteriormente se reincorporaron al trabajo. Hasta ahora las respuestas del Inass aluden a que se han incrementado bastante tales solicitudes. ¿No hay forma de acelerar tales procesos, teniendo en cuenta la afectación que ha traído la espiral inflacionaria para nuestros veteranos jubilados?
Over Pascual Cabrera Batista, residente en Ónix Ferrer 72, Levisa, en el municipio holguinero de Mayarí, es trabajador por cuenta propia (TCP) en la actividad de recolector y vendedor de materias primas. Y como tal tiene ciertas inquietudes.
Afirma que hasta ahora ha cumplido todos los pasos necesarios para desarrollar su actividad. Tiene su cuenta fiscal en el BPA de Nícaro, y formalizó en el bufete de su municipio la licencia legal para comercializar materias primas. Suscribió un contrato con la UEB Empresa Filial Plásticos de Cajimaya, y hasta ahora ha entregado sistemáticamente materias primas. Mensualmente ha cumplido con el pago del diez y el 5 por ciento.
«¿Cuál es mi solicitud?, expresa: La necesidad de poseer un triciclo eléctrico, que favorecería el incremento de mi aporte al territorio y a la exportación. Me comuniqué con el Bandec y con el BPA. El primero me dijo que para mí como TCP no tienen crédito. El segundo, que si buscaba a un vendedor, ellos me ayudaban.
«Esos vehículos se ensamblan en Villa Clara y Santiago de Cuba. ¿No existe una vía para que pueda acceder a un vehículo de estos? Lo que propongo es que no se ponga efectivo en mis manos, que el Banco u otra entidad, puede ser Materias Primas, asuma el costo. Y luego yo le pagaría de forma mensual con el interés fijado. Y así ganaríamos todos.
«Soy el único trabajador por cuenta propia que ejerce la actividad antes mencionada en los cinco consejos populares del este del municipio de Mayarí. ¿Cuánto se beneficiaría el país si yo aportara una tonelada de metales no ferrosos? ¿Cuánto se beneficiarían las empresas del territorio si yo les tributara una tonelada de plástico, 2 000 botellas, una tonelada de cartón?; estas cifras son perfectamente alcanzables.
«Tengo excelentes relaciones con la Empresa de recuperación de materias primas. Tengo licencia de conducción. Entonces, ¿qué hacer para vencer estos obstáculos y comenzar el verdadero encadenamiento, como nos ha llamado la máxima dirección del país?», concluye.
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