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Ni a la tercera va la vencida

Desde el barrio La Hata, del municipio habanero de Guanabacoa, Raidel Hernández denunció aquí el pasado 18 de abril violaciones del centro cultural La Padova y varios negocios privados de la zona: música a excesivo volumen y escándalos públicos a cualquier hora, sin el más elemental respeto a las leyes vigentes.

En la carta, suscrita por varios vecinos, contó que su hijo de seis años padece trastornos en el espectro autista, y es muy sensible a esa contaminación sonora que lo despierta a altas horas de la madrugada, le imposibilita su descanso, además de dañar aún más su salud.

Varias veces, decía, hablaron con la Delegada del Poder Popular. Se quejaron con la Directora del centro cultural. Hicieron múltiples llamadas a la Policía, que algunas veces se presentó allí y llamó la atención a los propietarios. Pero al otro día todo seguía igual.

Hubo vecinos que el 6 de abril presentaron queja ante la PNR y el Partido municipal. Después enviaron cartas, vía email, al Partido en el municipio y a la provincia, a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y a los ministerios de Justicia y de Cultura, entre otros.

Refería Raidel que esos excesos ocurrían hacía más de un año, con la reapertura del centro La Padova, que abrió una discoteca en un local que no está acondicionado para ello. Sin la debida insonorización, y la música a excesivo volumen y de muy mal gusto. A ello se sumó la apertura de negocios privados durante las 24 horas vendiendo bebidas alcohólicas, donde concurrían autos y motos que a cualquier hora atormentaban
a los vecinos con su música y ruidos elevados. Y atraían elementos delictivos.

El pasado 4 de julio volvía aquí Raidel para contar que semanas después de lo publicado, lo visitaron funcionarios del municipio. Y tras una investigación acordó el Consejo de la Administración Municipal medidas que trajeron un poco de paz al barrio: reducir el tiempo de servicio de esos centros, no contaminar el ambiente sonoro (sobre todo de noche) y controlar el consumo de alcohol.

«Pero, añadía, al parecer el decreto del CAM era solo provisional. Hemos recibido con sorpresa un email de uno de los propietarios de negocios de la zona informándonos que el próximo viernes ¡volverán a trabajar las 24 horas!

«Le hemos escrito a la Intendente municipal… Primero nos dice que no han autorizado tal cosa, pero que tal vez cuando llegue “el nuevo proyecto” se autorice. También indica que he sido muy injusto en quejarme tanto, que hay otros lugares en el municipio que trabajan las 24 horas y no causan inconvenientes. Que no cree que esos negocios afecten mi privacidad… Y dice que los vecinos no somos los que condicionamos los horarios de tales centros.

«Los hechos están claros: hubo una denuncia formal avalada y testificada por varios vecinos (con pruebas de videos y testimonios). Hubo investigación y un dictamen redactado por una comisión. Todo se intenta convertir en letra muerta. Repito, están atentando contra la salud de un pequeño que padece una condición especial, y en consecuencia contra la de mi esposa y al menos un par de vecinos más. Pero, y si fuese solo la de mi bebé, ese es motivo suficiente para exigir enérgicamente que el Gobierno cumpla con su función y al menos que respete sus promesas», concluía.

El pasado 3 de agosto retornó aquí Raidel, para informar que han continuado las violaciones. Cuenta que tras mes y medio de más o menos tranquilidad, los autos y motos han vuelto a llegar, con el consumo de bebidas alcohólicas en plena vía, y música en exceso. Y siguen los negocios en las gestiones de reabrir las 24 horas del día, burlando la resolución certificada y signada por el propio Gobierno municipal.

«Es muy lamentable, agrega, que en todo este tiempo el Gobierno no haya podido dar una solución clara y definitiva… Lo más triste, dice, es que esto ocurre a escasos metros de donde debe jugar mi pequeño. Esos ruidos lo molestan, causan angustia y agudizan sus males. Esos autos y motos conducidos por esos irresponsables son un peligro potencial para su seguridad y para las de miles de ciudadanos.

«Estos hechos suceden diariamente a la vista de las autoridades, que lejos de actuar, promueven más estos lugares donde el irrespeto está tomando niveles ya insoportables», concluye.

  Nunca el Gobierno de Guanabacoa ha respondido a estas quejas publicadas en Acuse de Recibo. ¿Se resiste a hacerlo?

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