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No arruinar la paz de los vecinos

El 4 de octubre de 2022, desde Esmeralda, Camagüey, Dulce Rodríguez denunció aquí al bar cafetería privado Las Ruinas, como tortura sonora para el vecindario. Lo han convertido en discoteca, decía, sin respetar hora ni día ni hora con la música a un volumen muy alto.

Contó que los vecinos habían hablado con los dueños, quienes argüían que estaban autorizados por el Gobierno. Pero ya por quejas y firmas recogidas en la cuadra, una vez les habían retirado la licencia, por no tener las barreras acústicas para aislar el sonido.

«Ellos continúan con el ruido, decía Dulce, y los vecinos, enfermos, niños y ancianos, sufriendo las consecuencias… ¿Qué pasó? ¿Quién viola las normativas de Salud Ambiental y del Citma, que hasta después de retirada la licencia el ruido es el mismo?», concluía.

El 8 de noviembre de 2022 respondió Carmen Rosa López, directora de Empleo del Sector no Estatal del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que, según Yaniris Hernández, directora provincial de Trabajo, visitaron Las Ruinas los miembros del grupo multidisciplinario del municipio y el coordinador de los Programas de la Economía del territorio. Y constataron lo dicho por Dulce.

Yaniris Hernández, decía Carmen Rosa, señaló que el caso se analizó por los factores, y se acordó un horario de  lunes a viernes hasta las 12 de la noche y los sábados en la noche-madrugada, hasta las 2:00 a.m.; con el deber de regular el volumen de la música a los límites establecidos: 65 decibeles por el día y 55 en la noche. Y se decidió realizar un chequeo permanente en el área.

Después, la comisión se entrevistó con factores de la comunidad y vecinos, quienes señalaron que en ocasiones sobrepasaban los niveles de ruido permisibles. Y solicitaron no cerrar el local, por ser la principal atracción recreativa de los jóvenes. Pero debía respetar los niveles permisibles de sonido.

La comisión informó a Dulce lo hecho y el acuerdo de no cerrar el local, pero sí eliminar al animador, y la titular debía cumplir lo establecido.

Nadie respondió entonces. Y el 20 de noviembre de 2023 Dulce volvía aquí. Contó que a inicios de octubre de ese año Salud Pública y el Gobierno
Municipal autorizaron a Las Ruinas a hacer fiestas viernes y sábados de diez de la noche a dos de la madrugada, con un audio chico pero muy potente en ese local abierto sin insonorización. Eran insoportables la música y el comportamiento de los clientes, más las motos con sus estridentes ritmos.

«Desde esa autorización, decía Dulce, la situación ha empeorado. Hay fiestas y bulla cualquier día y a cualquier hora. Las autoridades municipales conocen las recomendaciones dejadas por Salud Ambiental… No es un capricho de nadie, es lo que está legislado y escrito, que no se puede violar la privacidad y tranquilidad de las personas. Que el local no está insonorizado. Nuestra delegada es testigo de las tantas violaciones cometidas».

Y suscribían su carta varios vecinos

Ahora responde Mercedes Martínez Cardoso, intendente de  Esmeralda, que para la atención a esta última queja se creó una comisión con especialistas del Gobierno Provincial y el Consejo de la Administración Municipal, la que decidió a partir de visitas, encuestas y análisis, dar Con razón en parte a la reclamante.

Se comprobó, añade, que la música no está a altos decibeles. La Dirección Municipal de Salud dictaminó que los niveles sonoros medios y calculados con modelos de pronóstico no transgredían los niveles máximos admisibles, por lo que no corre riesgo la salud de los vecinos.

Se demostró, acota, que la titular no cumple lo aprobado por la Dirección de Trabajo, a partir de la prestación de otros servicios y actividades no contemplados en el proyecto para lo cual fue creado. Pero sí cumple el reglamento de Trabajo por cuenta propia aprobado por el Consejo de la Administración Municipal sobre el horario de trabajo en las cafeterías.

Por tanto, precisa, decidieron restituir la legalidad de la cafetería Las Ruinas en un término de 24 horas, e informar a Dulce al respecto.

Ojalá se cierre aquí esta historia, y Las Ruinas no sigan arruinando la paz del vecindario. Y solo me quedan dudas: ¿Por qué no se responde el argumento de la insonorización, esgrimido por Dulce? ¿Por qué no se informan los resultados de las encuestas a los vecinos?

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