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En riesgo

Norma Seara Libera, quien vive en el apartamento 18 de la ciudadela de dos pisos de Calzada del Cerro 2007, entre Monasterio y Santa Teresa, municipio capitalino de Cerro, alerta  del peligro que amenaza a los vecinos de ese inmueble, sobre todo a los de los altos.

Cuenta que tras las fuertes lluvias de meses atrás en La Habana, el balcón pasillo del piso superior se desplomó en una parte. Y se colocaron unas tablas para que los vecinos puedan llegar a sus respectivos hogares. Pero aun así, los vecinos tienen miedo que se produzca una tragedia.

Refiere que se dirigieron de inmediato al delegado del Poder Popular, quien tomó fotos de la tragedia. Y fue a la Dirección Municipal de la Vivienda del Cerro, donde le respondieron que no había materiales para solucionar el problema, ni madera  para un apuntalamiento.

«Estamos tratando de agotar la posibilidades, evitando que pueda suceder algo peor poniendo en riesgo la vida de algunas de las personas que vivimos ahí», concluye Norma. Y mientras tanto, el peligro pende impunemente sobre esos vecinos.

Desvestir un santo…

Estela Sánchez Torres (Calle A no. 50, Kilo 6, Guatemala, Mayarí, provincia de Holguín) refiere que hace más de dos años la Empresa Eléctrica en ese municipio se llevó el transformador que le suministraba la corriente eléctrica a esa comunidad, con el pretexto de darle un mantenimiento. Y no retornó.

«Todavía lo estamos esperando, señala. Nos conectaron a otra circunscripción vecina, donde  la calidad del servicio es mala. El voltaje  es muy, muy bajo. Y en los horarios de almuerzo y comida no funciona la cocina de inducción.

«Se ha reclamado a la Empresa Eléctrica en Mayarí, y la respuesta es que no hay transformadores. Pero el nuestro no aparece. ¿Cómo van a desvestir a un santo para vestir a otro?», termina.

¿Por qué antes no?

El pasado 11 de abril, Eduardo Palencia Hodelín , residente en el bloque L3, apto. 1, Agrupación 1, en el centro urbano José Martí de la ciudad de Santiago de Cuba, denunció aquí que un salidero de agua permanecía impune en la parte de atrás del edificio y afecta a su apartamento, pues el líquido penetra en él.

Indicaba que había reportado el imperdonable derroche de forma no oficial una vez, y dos veces oficialmente a las oficinas de Aguas Santiago. Y ni siquiera se habían personado por allí.

Al respecto, responde Miguel Montejo Samada, subdirector de la Dirección Municipal de la Vivienda en Santiago de Cuba, que se visitó el sitio, y se pudo apreciar que una sección de la tubería galvanizada de una y media pulgada que conecta con la entrada de la edificación estaba partida a consecuencia de la corrosión; lo cual trae consigo derrame, la pérdida de presión y el caudal del agua, impidiendo que llegue con eficacia a los pisos superiores.

«Esta situación, añade, ya era de conocimiento del municipio. Fue reportada por el personal técnico del Distrito a la Agrupación 2 de la Empresa de Mantenimiento Constructivo, la cual no había accionado ante la carencia de este tipo de recursos con elementos galvanizados; por lo que se decidió contratar los servicios de la Mipyme Construcciones Anache, la que acometió las acciones de reposición de la línea dañada que alimenta a la del edificio con tuberías metálicas. Y se concluyeron los trabajos el 14 de mayo de 2024».

Se agradece la solución del asunto y la respuesta, pero no se explica el por qué, según Eduardo, ante los reportes hechos, ni se habían personado por allí. ¿Por qué hubo que publicar la queja aquí para que se resolviera lo que ni siquiera habían visto?

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