Acuse de recibo
El 20 de enero de 2024, desde el barrio Arroyo Azul, en el Consejo Popular El Dátil de la ciudad de Bayamo, Onelvis Hechavarría Cordoví, productor individual de calabazas asociado a la UEB Ernesto Che Guevara de la Empresa Agropecuaria de Bayamo, contó aquí que había contratado su producción de calabaza con esa entidad estatal a inicios de 2023. Y él sí cumplió con lo contratado. Con muchos esfuerzos y sacrificios entregó 41 403 quintales de ese producto, para un importe total de 33 122.40 pesos.
«Y estas son las santas horas que no he recibido el dinero de la venta, decía. Se esgrimen diversas razones por parte de la UEB Ernesto Che Guevara, algunas francamente absurdas, como que el campesino no posee tarjeta magnética y esa es la causa de que no se le ha hecho la transferencia».
Señalaba que tal argumento obviaba «que nuestros aguerridos hombres de campo todavía no están familiarizados con las tecnologías modernas, y mucho menos con las últimas disposiciones de la bancarización». Y cuestionaba:
«¿Por qué no se alegó esto desde el inicio? ¿Por qué en otras ocasiones se utiliza el cheque o el pago en efectivo? ¿Por qué complicarle la vida a los que ponen todo su empeño en servir la mesa del cubano? Nuevamente, el tan publicitado contrato es letra muerta», sentenciaba Onelvis, quien solo deseaba que le pagaran lo que le debían.
Y ahora me escribe de nuevo Onelvis para contar que a partir de la publicación de aquella queja suya lo visitaron, lo llevaron al Banco, y en unos días se produjo el pago que tanto había demorado, al tiempo que prometieron que nunca más se repetiría tamaña injusticia.
Pero se incumplió aquella promesa: A inicios de 2024, refiere, contrató la producción de calabaza y cumplió su parte. Entregó 5 200 libras de calabaza a un precio de 20 pesos la libra, para un importe de 104 000 pesos. La factura firmada tenía fecha de 10 de septiembre de 2024.
Se hizo una segunda entrega a fines de agosto de 2024. No se pudo precisar la fecha exacta, pues la entidad estatal extravió la factura de 3 000 libras de calabaza, con un importe de 60 000 pesos, para un total de 164 000 pesos. Y hasta ahora no le han efectuado el pago. Una vez más.
Indica Onelvis que su hijo se ha personado en más de siete ocasiones en la Dirección de la Empresa, y contactó de manera indistinta a la compañera Yamilé, económica de la entidad; y al logístico, cuyo nombre no recuerda.
«Ambos siempre prometen pagar sin demora, afirma… No creo que haga falta agregar nada más. Pensamos que esta vez, aparte del pago en cuestión y la disculpa pública al campesino, se adopten medidas disciplinarias con los responsables de esta injusta situación… Y una vez más el tan publicitado contrato es letra muerta», concluye.
Abel Boado Gutiérrez (Ave 51 no. 5203, altos, entre 52 y 56, La Ceiba, Playa, La Habana) refiere que el pasado 9 de junio hizo un pago en línea en la Unidad 329 de la Zona 7 de Comercio de Playa, usando Transfermóvil. Y al introducir el importe, cometió un error, por lo cual fueron debitados 3 543 pesos incorrectamente de su cuenta, y acreditados en la cuenta de dicha Zona de Comercio.
Al siguiente día, Abel entregó carta de reclamación firmada por el administrador de esa unidad en la Sucursal 238 del Banco Metropolitano. Y el 7 de julio envió mensaje a la dirección de correo clientes@banmet.cu. Y no ha recibido respuesta a su reclamación, ni el importe reclamado en forma electrónica.
«Teniendo en cuenta lo anteriormente narrado, y convencido de la utilidad de la bancarización, me pregunto: ¿Son estas prácticas motivadoras del pago electrónico? ¿Por qué adicionarle problemas subjetivos a problemas objetivos existentes?», concluye.
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