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Gracias a Milagros

EL pasado 25 de mayo, y desde Edificio A, apto. 12, Reparto Santa Mónica, en Quivicán, Mayabeque, Milagros López Sánchez reveló aquí que en ese inmueble multifamiliar de 40 apartamentos tenían una fosa desbordada junto a la cisterna. Y las aguas albañales brotaban por las bañaderas y vertederos.

Y añadía que el peligroso asunto se le había reportado al director de la Unidad de Higiene y Epidemiología y a Acueducto y Alcantarillado del municipio y de la provincia. Pero nada se resolvía. «Hay niños pequeños y ancianos encamados, manifestaba. Y hay brotes de hepatitis y dengue en la comunidad. Pedimos imperiosamente urgente ayuda», concluía.

El 1ro. de julio respondía aquí Raudel García Mederos, intendente de Quivicán, que la Dirección Municipal de la Vivienda y la Unidad Empresarial de Base de Acueducto y Alcantarillado visitaron el lugar y comprobaron la veracidad de lo denunciado, pues estaba vertiendo aguas albañales por el registro del alcantarillado.

Decía que se llevó allí el carro especializado de alta presión y un carro de limpieza de fosas, de manera que quedó solucionada la situación existente, pues realizaron acciones de desobstrucción en la acometida del alcantarillado del edificio y otros aledaños. Y añadía que, por los años de explotación de la alcantarilla existente en el inmueble, se requería proponer un proceso de inversión con vistas a sustituir las tuberías existentes, para evitar nuevas obstrucciones en ese lugar.

Entonces, agradecí la solución y la consiguiente respuesta; así como que vaya consolidándose el buen hábito de que los intendentes respondan ejecutiva y administrativamente también a las quejas publicadas en la prensa. Y dije que por qué había que esperar que Milagros se cansara de denunciar el asunto en las instituciones correspondientes y lo hiciera entonces en esta columna pública.

  Ese propio día, volvía a escribirme Milagros para afirmar: «Solo dos carros extrajeron el agua y se encuentra nuevamente igual, casi peor; porque no se ha tomado ninguna medida. Me han dado una respuesta incierta y marcada antes de imprimir en acuerdo, sin llegar a mí», concluía.

Vuelve a escribirme el Intendente de Quivicán, señalando que ante la queja de Milagros se le dio la tarea a Acueducto y Alcantarillado de visitar el sitio. Y comprobaron que el 28 de mayo se presentó allí Servicios Comunales de la localidad con el carro especializado de alta presión y el carro fosa, y realizó acciones de desobstrucción, limpieza de fosas y alcantarillado en el edificio.

«En ese momento, explica, no se concluyó el trabajo porque faltaban los tubos, pero el sábado 19 de julio se presentó en la comunidad una brigada de la UEB Comunales de conjunto con el carro de alta presión y el carro de fosas. Realizaron las labores pertinentes y resolvieron el problema. Se considera su queja con razón en parte».

Se agradece la respuesta y el empeño por solucionar el problema finalmente. Pero, por qué se considera que Milagros tenía razón en parte en su queja, y  no se fundamenta cuál es la parte en que no la tenía. Veamos:

La ciudadana denunció aquí el 25 de mayo un problema colectivo del edificio muy grave. Un verdadero peligro. Eso, después de que se había alertado a varias entidades territoriales y nada se solucionaba. El 27 de junio llegó la primera respuesta del Intendente, la cual, publicada aquí el 1ro. de julio, no fundamentó por qué con las denuncias hechas en las entidades de Mayabeque antes de la publicación aquí, nada se había hecho.

Y también en la primera respuesta del Intendente faltó la explicación de por qué no se pudieron concluir los trabajos por falta de tubos entonces, lo que sí se explicó en la segunda misiva de él. Quizá ello fue lo que determinó la inconformidad de Milagros acerca de «una respuesta incierta y marcada antes de imprimir en acuerdo, sin llegar a mí en algún sentido».

La comunicación integral siempre es un elemento saneador en materia de respuestas al ciudadano. Al final hay que agradecerle especialmente a Milagros porque su denuncia pública aquí y su persistencia fueron el detonante necesario para que se solucionara un problema que amenazaba la salud y la paz de los vecinos.

Para que lleguen sus quejas o planteamientos  a  esta sección, usted deberá enviarlos al correo lectores@juventudrebelde.cu, sin olvidar su nombre y apellidos y la dirección particular donde reside.

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