Acuse de recibo
Eduardo Andrés Salinas Figueroa (Calzada de Luyanó 173, apto. 1, entre Luco y Villanueva, Luyanó, Diez de Octubre, La Habana) refiere que desde junio de 2024 no tiene servicio en su teléfono fijo. Y ha reportado esta situación en disímiles ocasiones al número 114, y siempre le responden que su caso está pendiente por la reparación del par.
El 10 de octubre de 2024, él emitió una queja al 118, registrada con el número 032144. Y le informaron que esta transitaba por un período de 18 días para una respuesta. Ya vencido ese plazo, si no se ha solucionado, debía dirigirse al Departamento de Atención a la Población del área donde pertenece su número telefónico.
«Luego de no recibir respuesta alguna a la queja antes expuesta, afirma, el 13 de diciembre de 2024 me dirigí al área de Atención a la Población de la planta de Lawton. Y me atendió la funcionaria Paula, quien reconoció que se había dilatado mucho el proceso de la restauración del servicio a mi teléfono, y lo justificó con carencias de transporte, algo que no logro comprender, pues diariamente vemos vehículos de Etecsa realizando trabajos en la calzada donde vivo».
El 10 de enero de 2025, Eduardo acudió a la División territorial de Etecsa, sita en el Centro de Negocios situado en Fábrica y Línea de Ferrocarril, La Habana Vieja. Formuló una nueva queja y le tomaron los datos personales y el número telefónico. Le respondieron que iban a trasladar la queja a la unidad de Lawton y le llamarían para darle una respuesta. Respuesta que nunca hubo.
También en enero de 2025, él entregó una carta de queja en la Presidencia de Etecsa, en el Centro de Negocios de Miramar.
El 12 de mayo pasado, Eduardo recibió una llamada del área comercial de Etecsa, planta de Lawton, para notificarle que se le daba curso a su queja, y que en breves días le sería restablecido el servicio telefónico, para lo cual ya la orden estaba en poder de los linieros.
Transcurridos varios días sin respuesta, el 6 de junio él acudió al área de Atención a la Población de la planta de Lawton. Y esta vez le comunicaron que su teléfono estaba interrumpido por cable. Eduardo ripostó que hasta entonces le habían dicho que la interrupción era por par roto, el cual debía ser reparado por la brigada de reparación de pares.
Y el jefe de Operaciones de la planta le dijo que hacía seis meses robaron petróleo en la fábrica de cigarros Brascuba, y, en consecuencia, el derrame de petróleo dañó los cables soterrados.
Ante tal argumento, Eduardo le mostró su desacuerdo, pues su teléfono estaba sin servicio hacía un año, y el daño del cable soterrado fue hacía seis meses. No tenía relación alguna un caso con el otro. Y le preguntó: ¿Entonces qué sucedió en los seis meses anteriores al robo de Brascuba, cuando le decían que el par estaba dañado?
Fue cuando el Jefe de Operaciones le explicó que en esos seis meses no hubo combustible, y los carros no pudieron salir a trabajar; explicación carente de base para el cliente, pues él personalmente vio varios carros de Etecsa con operarios reparando en la calzada donde vive. Y a varios les preguntó si traían una orden a su nombre. Y la respuesta siempre fue que esa orden no se la habían dado.
La respuesta final del jefe de Operaciones, añade, fue que después del 6 de junio debía entrar la brigada de reparación de soterrados a la revisión de los cables dañados con el petróleo. Posteriormente a ese trabajo, comenzaría la restauración del servicio a los teléfonos dañados.
«Debo significar, señala, y así se lo hice saber al funcionario, que el único teléfono sin servicio en mi cuadra es el mío. Por lo tanto, de ser la causa los derrames de petróleo sobre los cables soterrados, debían estar dañados todos los teléfonos de la zona.
«No obstante, el cúmulo de respuestas y la falta de basamento y profesionalidad, me di la tarea de observar (siempre que podía hacerlo) los vehículos de la Empresa para cerciorarme si estaban reparando los cables soterrados. Y en cierta ocasión, a fines de junio, le pregunté a un operario acerca de ello, ante lo cual me manifestó que se encontraban realizando ese trabajo.
«Hoy 9 de septiembre, cuando se supone que ya esté concluido el trabajo de los cables soterrados, aún no recibo respuesta ni solución a la interrupción de mi teléfono», concluye.
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