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Espías prefabricados

Autor:

Juventud Rebelde

«Cuba no representa una amenaza militar para los Estados Unidos», aclaró durante el juicio Eugene Carroll, contralmirante retirado de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, quien al comparecer por la defensa en el juicio de los Cinco era vicepresidente del Centro para la Información de la Defensa en Washington DC.

Su testimonio, como los de otros altos oficiales, contrasta con el cargo de conspiración para cometer espionaje que pesa sobre Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández y con el que se les sanciona a cada uno de ellos a prisión perpetua, duplicándose así la sanción de Gerardo.

Deliberada y falsamente la fiscalía invocó la violación del artículo 794 del Código Penal de los Estados Unidos, al ser encausados, juzgados y sancionados por el delito de Conspiración para cometer espionaje.

La ley establece que para tipificar dicho delito es necesario que se haya intentado recolectar y transmitir información de seguridad nacional a una potencia extranjera, la cual obtiene ventaja de esta información, implicando un peligro para la seguridad de la nación norteamericana; además, que el comisor del delito haya violado y penetrado áreas sensibles donde se maneja y resguarda este tipo de información.

De acuerdo con el mencionado artículo, conspira para cometer espionaje la persona que acuerda con otro la obtención y transmisión de información de defensa nacional de los Estados Unidos que le ocasione daños a este o dé ventaja al otro país.

Para ello la información transmitida tendría que estar relacionada con la Defensa Nacional; ser del tipo de información que el gobierno trata de proteger especialmente o salvaguardar de ser publicada.

En el caso de los acusados (Antonio, Ramón y Gerardo) desde el momento de su detención no existía en la evidencia referencia a información de esa naturaleza. Las pruebas y testimonios indicaron que toda la información involucrada en el proceso es absolutamente pública y disponible a cualquier persona.

Llamado por la defensa compareció en el juicio Edward Breed Atkeson, general de división retirado del Ejército de los Estados Unidos, nombrado como oficial en 1951 y cuyos últimos años de servicio transcurrieron bajo las órdenes del director de la Agencia Central de Inteligencia, retirándose en 1984. Desde esa fecha fue consultor de la Rand Corporation, instructor en la Escuela de Inteligencia de Defensa y en los últimos años miembro asociado del Instituto de Guerra Terrestre.

«Ellos (los cubanos) no constituyen una amenaza para nosotros... No creo que nos preocupemos por Cuba en lo absoluto», manifestó el general Atkeson.

Más adelante comentó que Cuba utiliza su organización de inteligencia para descubrir si en realidad los Estados Unidos se preparan para atacarlos.

«Lo hacen mediante agentes, en este país, me imagino. Leen el periódico. Probablemente miran CNN. Tienen patrullas aéreas. De cualquier manera que se les ocurra. No creo que les preocupe obtener secretos nucleares de los Estados Unidos ni otra cosa de importancia estratégica que no sean pertinentes para ellos. No creen que vayamos a bombardearlos con armas nucleares», precisó.

El general, en su condición de experto, reconoció que en el examen que hizo de los materiales presentados en el juicio como evidencia por la fiscalía no encontró instrucciones para que Antonio, Ramón y Gerardo consiguieran información clasificada o documentación que resultase perjudicial para los Estados Unidos.

Cuba no es una amenaza

«Mi parecer es que las Fuerzas Armadas de Cuba no constituían ninguna amenaza convencional para los Estados Unidos», declaró Charles Elliot Wilhelm, general retirado del cuerpo de Infantes de Marines de los Estados Unidos. Este oficial fue Comandante en Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos desde 1997, con el cuartel general en la zona metropolitana de Miami. La corte oyó su testimonio como experto en sistemas físicos y de políticas para la seguridad del Comando Sur.

La fiscal Heck Miller trajo a comparecer a James R. Clapper Jr, teniente general retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. En el momento de su testimonio era vicepresidente y director del programa en inteligencia en S.R.A. internacional, en Fairfax, Virginia. Concluyó el servicio activo como director durante cuatro años de la Agencia de Inteligencia para la Defensa (D.I.A.) principal organización de análisis militar del Departamento de Defensa que estudia las actividades y operaciones militares extranjeras.

—¿Estaría usted de acuerdo, general Clapper, con que el sello o la característica distintiva de una fuente abierta de información es que la misma no es espionaje?, lo interpeló en contrainterrogatorio la defensa.

Clapper: Correcto.

Defensa: ¿Usted, con su experiencia en Inteligencia, no clasificaría a Cuba de ninguna forma o manera como una amenaza militar para los Estados Unidos?

Clapper: En lo más mínimo. Cuba no representa ni, por asomo, una amenaza convencional.

Defensa: ¿Se ha tropezado usted con un documento que usted inmediatamente... pudiera identificar ahora mismo y constatar que Giro (Gerardo Hernández) diera a alguien la orientación de obtener información secreta relacionada con la defensa nacional de los Estados Unidos?

Clapper: No, que recuerde, no.

Defensa: ¿Lo que sí ve es que él le dice a alguien que obtenga información pública, correcto?

Clapper: Sí.

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