Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hombres y armas de Guantánamo para la Sierra

El Comandante Julio Camacho Aguilera rememora para los jóvenes cubanos su participación en la acción del 30 de Noviembre en apoyo al desembarco del Granma

Autor:

Zenia Regalado

 Camacho Aguilera recuerda a Frank País por su magnetismo, decisión y convicciones.

Comandante Julio Camacho Aguilera. Foto: Santiago Calero

PINAR DEL RÍO.— De una manera muy gentil Camacho, como le llaman los pinareños, nos recibió en su oficina del proyecto de Desarrollo Integral de Guanahacabibes, en la capital provincial, y rememoró los hechos del 30 de Noviembre, en los cuales fue protagonista activo.

Nos adelantó que su esposa Gina está escribiendo un libro sobre aquella importante etapa de la historia de Cuba.

—¿Usted fue de la Juventud Ortodoxa?

—Desde el golpe de estado de Batista en 1952 éramos de la juventud ortodoxa —todos muy jovencitos— hasta el triunfo de la Revolución.

«En relación con lo que preguntas acerca del 30 de Noviembre, yo había tenido interés en partir a México y venir, pero Frank no estuvo de acuerdo por razones de organización, del trabajo, del vínculo que nosotros teníamos para extraer armas de la Base Naval de Guantánamo, por eso nos quedamos para esperar la expedición. Estábamos en ese trabajo.

«Sabíamos que la expedición sería dentro del año 1956 porque era un compromiso que había hecho Fidel: En 1956 seremos libres o seremos mártires.

«Esperábamos el aviso. No sabíamos si Fidel desembarcaría por Pinar del Río, por Las Villas o por Oriente. Eso lo decidía la dirección, lo decidía Fidel, pero sí pensamos que sería por una de las provincias montañosas del país.

«Estábamos preparados para esperar ese desembarco en Guantánamo como lo estaban los compañeros en Manzanillo, y en Las Villas había movimiento, y en Pinar del Río. El Movimiento 26 de Julio abarcaba todo el país, y en toda la nación había expectativa por la llegada de la expedición.

«Recibí la orden de alzamiento el 29 de noviembre, nos la dio Frank y nos alzamos al amanecer del 30. Yo era el jefe de acción y sabotaje de lo que es hoy la provincia de Guantánamo, en aquella época eran dos municipios: Guantánamo y Baracoa.

«Oriente estaba dividido en cinco regiones. Frank era el jefe de acción y teníamos Holguín, Antilla, Manzanillo, Santiago y Guantánamo».

GUANTÁNAMO ERA UN HERVIDERO

Los entrenamientos, las prácticas, la distribución de armas, acciones de sabotajes contra el régimen de Batista..., todo se hizo previo al alzamiento, continuó relatando el Comandante Camacho.

«El Movimiento 26 de Julio se fundó en Guantánamo en septiembre de 1955, pasamos del MNR al M-26-7. Antes estuvimos en Acción Libertadora, y organizados sin nombre.

«Cuando Fidel asalta el Moncada en 1953 un grupo de nosotros estábamos organizados y nos acuartelamos y tuvimos gente en el monte en apoyo a lo que sucedía en el Moncada, sin saber quiénes habían efectuado aquellas acciones.

«Con el 26 de Julio comenzó todo un desarrollo del movimiento, que coge fuerza y es así que al amanecer del 30 ocurre el alzamiento.

«Nos dividimos aquellas acciones entre los compañeros que tenían que atacar los cuarteles de Jamaica y de la Isabel, los que atacarían Caimanera, y los que teníamos que impedir el paso del escuadrón de Guantánamo contra Santiago en la zona de Ermita, lo que me tocó a mí».

LA ERMITA

Varias veces el Comandante Camacho menciona este nombre. Es un sitio situado entre Guantánamo y Santiago, pero dentro de Guantánamo.

«Allí desarrollamos las acciones desde el amanecer del 30: la toma del cuartel, interrupción de comunicaciones, descarrilamiento de trenes, quema de puentes...

«De ahí nos concentramos en Monte Sano, perteneciente a la Sierra Canasta, en la finca de los Raposo. Allí estuvimos acuartelados.

«Cuando se desarrollan las acciones no teníamos noticias de lo que sucedía en Santiago, ni de que hubiera llegado el Granma. Mantuvimos una guerrillita bajo el mando de Miguel Beltrán, en Monte Sano.

«Nos internamos pensando en que en algún momento esa guerrilla tendríamos que desarrollarla. Después Frank no compartió el criterio, me dijo que no, porque lo correcto era fortalecer al grupo de la Sierra Maestra».

AQUEL 30 DE NOVIEMBRE

—¿Cómo fue ese día 30 de Noviembre en su vida personal?

—Ya yo estaba casado, tenía tres hijos y Gina estaba embarazada, tenía casi siete meses. Ella se alzó después, y tuvo nuestra niña, Alicia.

«Al mes y medio de nacida, la pequeña se quedó con los abuelos, y Gina se incorpora a la lucha con nosotros, ya entonces me habían trasladado hacia Santiago donde participamos en la organización del segundo refuerzo, que también varía después y del cual queda encargado Paquito Cruz y a mí me mandan para Las Villas.

«En Guantánamo estábamos preparados en espera del Granma, y yo me hacía la ilusión de que aquella acción podría producirse como cuando Martí, Maceo, Gómez, tantos grandes de las luchas por la independencia que desembarcaron por las costas de Guantánamo, y nos decíamos: ¡Si Fidel llegara por el mismo sitio!

«Estábamos preparados para recibirlos y fortalecer ese desembarco. ¡Valga que llegó por lo menos a Las Coloradas!, porque ya el barco no tenía combustible, se retrasó y llegó el 2 de diciembre.

«Frank decía que si Fidel llegaba, había que salvarlo y lograr que no le pasara nada.

«Teníamos que atraer las fuerzas sobre nosotros y facilitar el desembarco, que ya se sabe el curso que siguió en Alegría de Pío, y después, en todo lo cual fue decisiva la fuerza y la convicción espiritual de Fidel, lo que hizo posible que se desarrollaran y triunfaran el Ejército Rebelde y las ideas del proceso revolucionario».

FRANK PAÍS

—¿Cómo recuerda a Frank País?

—Por su magnetismo, su decisión y convicciones yo lo aproximo al propio Fidel. Fidel te da una misión y te dice los riesgos que ella encierra. Tú no vas ignorando las cosas, sino sabiendo las consecuencias que podría traer ese hecho. Vas convencido.

«Ese poder de convencimiento que Fidel nos transmite, Frank también lo tenía, a pesar de su juventud, y nunca mandó a hacer lo que él no hubiese hecho.

«El movimiento planificó acciones en el mes en las diferentes regiones. Había una proyección de trabajo, y así nos fuimos desenvolviendo: recolectando armas, poniendo en marcha fábricas de granadas, preparándonos para la insurrección y a la espera de Fidel.

«Nuestro pueblo recuerda aquella grandeza de Frank, a pesar de su muerte temprana. Era una personalidad grande, con un valor extraordinario. Se perdió demasiado pronto.

«También Josué tenía muy buenas condiciones. Murió 30 días antes que Frank. Es el precio que la nación tuvo que pagar para tener lo que tiene, gracias al sacrificio de tantos jóvenes».

—¿Hubo muchas bajas?

—En aquel 30 de noviembre yo perdí dos compañeros unos días después, como consecuencia del 30.

«Mandamos a retirar en Monte Sano a quienes no se habían «quemado» y nos quedamos alzados aquellos a quien el enemigo había visto en las acciones.

«Enviamos a Arnold García a recoger unas armas en aquella montaña. Bajó a ver a la novia; lo apresaron y lo mataron. Tenía 19 años.

«También asesinaron a Luis Raposo, tenía 24 años me parece. Lo torturaron, pero no dijo nada. Las armas que él guardó y eran de aquellos que desmovilizamos, después las recuperamos todas. Ambos eran guantanameros».

—¿Y usted también?

—Yo nací en Santa Lucía, Holguín, que hoy se llama Rafael Freyre; pero soy guantanamero de crianza, cienfueguero porque volví a nacer allí; pinareño, camagüeyano porque terminé la guerra en la columna 13 de Camagüey; villareño... Es mi orgullo que pude haber nacido en cualquier lugar de este país.

«No hay municipio que no tenga una historia de la cual sentirse satisfechos para poder enseñársela a los niños, pues la historia y el pasado son la base. Lo nuevo si no tiene pasado se derrumba.

«Cuba tiene un pasado fuerte que la juventud tiene que conocer desde Guarina y Hatuey, nuestros cubanos primeros.

«Los triunfos de ayer son nuestra fuerza moral de hoy, con la suerte de que nuestros dirigentes han podido sobrevivir a todo el proceso de lucha, Fidel, Raúl, lo cual no nos pasó cuando Martí y Maceo, a quienes perdimos antes de tiempo.

«Quizá con ellos el desenvolvimiento hubiera sido diferente a como se produjo.

«Perdimos a Camilo muy temprano, al Che, pero quedaron compañeros muy capaces, de un prestigio enorme».

—Realengo 18 es una página grande de la historia de Cuba que también tuvo por escenario a lo que es hoy Guantánamo. ¿Hay coincidencias en el espíritu de rebeldía de Realengo 18 y en el 30 de Noviembre?

—Cuando yo tenía cinco años mis padres se mudaron para Ermita, en Guantánamo. Yo le sigo diciendo Ermita, hay quien le dice Costa Rica, y allí, al lado, estaban las luchas del Realengo 18, y en el otro lado estaban las luchas de El Vínculo.

«En el medio de ambos sitios crecimos, bajo esa influencia. También hubo luchas grandes en Caujerí. Guantánamo tiene una historia muy bonita, de resistencia y de acción contra todas las inmoralidades que los cubanos padecimos. Fue un pueblo rebelde que se opuso a aquel estado de cosas y luchó.

«Los campesinos no dejaron que los despojaran de su tierra y Niceto Pérez muere defendiendo los principios de los campesinos. Todas esas cosas influyeron en la juventud de los que allí crecimos».

—¿Qué le aportó a su conciencia revolucionaria el trabajo en los ferrocarriles?

—Fui un autodidacta: estudiaba por correspondencia. Trabajé en el central azucarero durante cinco zafras. Entré en los ferrocarriles bajo examen riguroso y fui cogiendo mucha experiencia del movimiento obrero allí.

«Llegué a ser un dirigente ferroviario del departamento de estaciones de los ferrocarriles. Al casarme fui a vivir directamente a la ciudad de Guantánamo.

«Fue una zona de un gran acontecer histórico, muy útil. De allí salieron muchos jóvenes a Cayo Confites cuando las luchas contra Trujillo. Fidel fue uno de los líderes de todo aquello cuando era joven.

«La guerra civil de España también influyó en el desarrollo de la rebeldía. En la Ermita se seguían todos los detalles, pues fueron creados comités de apoyo a la República española.

«Nosotros éramos niños cuando aquello, pero lo escuchábamos todo y fuimos recibiendo aquel espíritu contra Franco. En la guerra civil de España murió un hermano de mi papá. Todas estas cosas me impactaron.

«Sin tener una base de Marxismo Leninismo nos dábamos cuenta de que hacía falta un cambio en el sistema de gobierno».

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