La excesiva estancia en las oficinas de los edificios ultramodernos, donde la higiene y el confort no parecen estar hechos a la medida humana, podría ser la causa de las comunes cefaleas, fatigas, irritación de las conjuntivas oculares, sequedad de las vías respiratorias superiores, irritación de la piel, o alergias cutáneas, según indican estudios recientes.
Estas instituciones, entre las que figuran también algunos centros hospitalarios, presentan en ocasiones un sistema de ventilación incorrecto, que junto a los materiales de construcción o de decoración empleados, la disposición de los espacios, la iluminación, el nivel de ruidos y la nueva tecnología, puede estar provocando esas sensaciones y con ello los intensos deseos del trabajador de salir «huyendo» a tomar aire fresco.
También los deficientes sistemas de climatización pueden convertirse en una red propagadora de elementos volátiles y material orgánico de carácter irritante o directamente nocivo para la salud, como sucede con el humo del tabaco.
En este sentido la exposición a diversas sustancias en locales tan cerrados deviene causante potencial de una buena parte de los casos de asma y de uno de cada diez enfermos de cáncer, advierten estadísticas mundiales.
Denominado como Síndrome del edificio enfermo, este padecimiento afecta a aquellos individuos que habitan o trabajan en un mismo centro, y fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud en el año 1982.
Los expertos aconsejan a quien sospeche sufrir de este síndrome acudir al médico, que deberá tener un largo diálogo con el paciente para descartar cualquier otra deficiencia en la salud.