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Desafiar a Poseidón

Falta de coordinación entre las instancias superiores y subordinadas de la Vivienda y condiciones de trabajo difíciles, entre otros elementos, atentan contra el programa de construcción de viviendas por esfuerzo propio  ¿Llegará Ulises a Ítaca? (I)

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Mientras los áridos se acumulan en algunas canteras del país, muchos constructores por esfuerzo propio no cuentan con estos materiales para edificar sus viviendas. Fotos: Roberto Morejón

En la versión moderna, la mítica Pandora no disponía de una caja para almacenar problemas, sino de una vivienda completa. Y esa morada se identifica en cada territorio con las siglas UMIV (Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda).

Tocar esta puerta resulta ineludible si, como se ha propuesto este diario, intentamos seguir la pista de las trabas que encuentran los cubanos estimulados con una casa por esfuerzo propio. Tal vez tengamos que asirnos al hilo de Arianna para no perdernos en ese laberinto burocrático.

Dusmar Cabrera es, posiblemente, el funcionario más buscado, tanto como el director de la UMIV del municipio de Guantánamo. Él dirige el Departamento de Inversiones de esa instancia. Desde allí empiezan a convertirse, o no, en realidad los sueños de tener una casa; entre otras cuestiones, se ocupa de asignar los bonos para comprar los materiales de construcción en los almacenes.

Dialogar con él es difícil cualquier día, incluso el de atención a la población, pues todos quieren verlo, hablarle y saber cómo va lo suyo y eso quiere decir, fundamentalmente, materiales. Él quisiera complacer a todos, pero es obvio que el país, la provincia o el municipio no pueden responder al mismo tiempo a todas las acciones constructivas; no existen esos recursos.

Ante una de las preguntas centrales de esta indagación: ¿Por qué es tan difícil construir una vivienda por esfuerzo propio?, Dusmar, analiza: «Son muchos factores e instituciones los que intervienen: Planificación Física, el Banco, la Dirección Municipal de la Vivienda, la CTC, la UMIV, Conservación a la Vivienda, el constructor, su centro de trabajo... En la mayoría de los casos, las dilaciones tienen un rostro puramente subjetivo, aunque hay también problemas objetivos.

«Lo que más golpea es la planificación, que supone hacer lo que orienta el país; priorizar los casos y conceptos que respondan a la estrategia nacional. En función de eso exigir y apoyar para que se cumpla el cronograma de ejecución de obras: cimentación, estructura y terminación.

«El otro aspecto complejo es la transportación de los recursos, donde la provincia también tiene problemas, pues desafortunadamente dejamos de recibir algunas cifras de materiales por carecer de transporte. El ciudadano también sufre en este aspecto.

«Debíamos haber terminado las primeras 17 viviendas de la CTC, existen los techos y demás recursos de terminación, pero hay desabastecimiento de cemento hace casi un mes», asegura el funcionario.

Mainaldis Pérez Beltrán, una especialista que atiende el programa de viviendas para los médicos internacionalistas, opina que «a pesar de que llegan recursos, existen muchos programas constructivos y casos pendientes de solucionar, lo que obliga a distribuir con cuentagotas: afectados por las lluvias, médicos, fondo avanzado, CTC...

«Por otro lado, además de los baches con la distribución de cemento hay serios problemas con los áridos y el acero, sobre todo por problemas en la transportación; en el caso de la arena y la piedra han fallado las iniciativas del gobierno para apoyar con vehículos de carga a la gente que construye.

DESATENCIÓN A LOS TRABAJADORES

En su puesto dentro del sistema de la vivienda desde 1985 y fundadora de la UMIV en 1997, Marina Taureaux Granda sabe más de cuatro cosas de ese giro. Ella siente que los problemas de la vivienda son acumulativos y ha faltado el asesoramiento adecuado a los dirigentes, en distintas etapas para que se cumpla lo legislado.

«Una casa se hace con cemento, arena, piedra, acero... y no con palabras; muchas veces hablamos de recursos que no existen. Esta provincia ha cumplido su plan solo en tres ocasiones desde 1985.

«La otra cuestión radica en la inestabilidad de la fuerza técnica y profesional en la UMIV, la cual fluctúa, agobiada por las malas condiciones de trabajo y la desatención a los trabajadores del sector, afirman allí.

«Aquí en la UMIV de Guantánamo laboran 110 personas y disponemos de un buró para 11 trabajadores y una silla para cinco, en oficinas donde el hacinamiento salta a la vista. A las diez de la mañana y en las tardes cuesta mucho sentarse aquí a realizar algún trámite: literalmente, el calor te devora.

«Además, no hay comedor para los obreros, papel, lápiz o bolígrafos, ni siquiera utensilios de limpieza», asevera Marina.

«En el 2001 se asignó una bicicleta a la UMIV, entidad cuyo trabajo es puramente operativo, que exige visitas de los técnicos a los terrenos y, en fin, amplia movilidad. No hay esquemas de estimulación por los resultados del trabajo y, por añadidura, el papel del sindicato en el sector se percibe débil», abunda.

Alegan varios entrevistados en la UMIV guantanamera que alrededor del 80 por ciento del contenido de trabajo de esa instancia se dirige a la legalización, a los trámites y el menor porcentaje a la construcción, propiamente.

«Yo cuento con más de 100 licencias de construcción que registrar y darle seguimiento a otros trámites, y sin embargo no tengo donde sentarme, los documentos están desprotegidos, encima de los buroes porque ya no caben en los estantes y gavetas, dice Raúl, un funcionario de la UMIV.

«Cuando tienes un grupo de expedientes sueltos, sin el debido control por el hacinamiento del local, lo menos que puede suceder es que alguno se traspapele o desaparezca. Eso genera inseguridad, indisciplina y hasta delitos», enfatiza Raúl.

Son usuales, agrega Marina, los cambios y la inestabilidad laboral en la dirección de la Vivienda, en la UMIV; los directores, jefes de departamentos, abogados y técnicos duran poco tiempo en el puesto, y eso crea caos, desorden laboral, y las víctimas son los ciudadanos.

PARALIZADO POR MODELOS A COLOR

La gestión de los trámites de la vivienda sigue presa del papeleo y la centralización, a pesar de las simplificaciones. Así lo comprobó JR en una investigación por varios municipios del país.

En las resoluciones 10 y 11 del Instituto Nacional de la Vivienda se reducen a tres los documentos necesarios para la confección del expediente y establecen un término de 30 días hábiles para el otorgamiento de la licencia de construcción. Los modelos foliados consecutivamente y con colores diferenciados deben llegar a todos los territorios desde la Dirección Nacional del Instituto, en la capital.

Según explicaron los expertos de UMIV en la provincia de Santiago de Cuba, toda persona con derecho a iniciar una acción constructiva deberá presentar ante el departamento correspondiente de esta entidad el Certificado de Selección, firmado por la CTC o la Comisión de Circunscripción, el documento de titularidad de la parcela o solar, avalado por los jurídicos de las direcciones de Vivienda y el proyecto o plano, elaborado por el Arquitecto de la Comunidad u otra entidad de proyectos.

Solo entonces, si todo está en regla, se iniciará el camino que le da derecho a obtener la Licencia de Construcción, y con ella la compra de los materiales, la ejecución y luego el Certificado de Habitable, acreditado por Higiene y Epidemiología, que dará constancia de que la vivienda está terminada y le abrirá las puertas a las gestiones legales para conseguir su propiedad.

Cada uno de estos documentos: Certificado de Selección, Licencia de Construcción y Certificado de Habitable tiene su modelo oficial. En tres colores: blanco para el expediente; amarillo para la Comisión de selección y rosado para el usuario. Todos ellos foliados consecutivamente y distribuidos de manera que pueda diferenciarse la numeración de cada provincia y así evitar cualquier manejo.

Dos lotes de esos modelos recibió el pasado año el arquitecto José Ángel Despaigne, al frente del Departamento de Control Territorial en la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda de Palma Soriano. Cuando volvió a pedir le informaron que no quedaban.

El arquitecto palmero asegura que es posible otorgar en un mes y hasta en menos tiempo la licencia de construcción, como prueban los 140 casos iniciados por la CTC en su territorio el pasado año, los cuales ya transitaron la azarosa etapa. Agrega que estuvo hasta dos semanas paralizada la entrega de licencias por el déficit de modelos.

«Lo establecido en relación con la documentación y sus colores es a veces un freno para el trabajo. Ante eso todos los funcionarios no reaccionan igual; hay quien dice: es lo instituido nacionalmente y tiene que ser así, otros se sensibilizan y buscan alternativas, colegian con las instancias superiores, y con su autorización, fotocopian y reproducen los materiales con ayuda de los usuarios, como se hacía antes, y hacen avanzar el proceso, evitándole malos ratos a la población».

El fardo de los modelos es solo una de las causales que gravitan sobre la subjetividad de especialistas y técnicos de las UMIV en Santiago de Cuba. Más allá de ello existen dificultades con los insumos en estas unidades.

Etapas anteriores del proceso, como la obtención de la llamada Resolución de Derecho Perpetuo de Superficie, que da titularidad sobre la tierra, y el otorgamiento de créditos para el pago de las parcelas o los materiales, por parte del Banco Popular de Ahorro, tampoco escapan a las demoras.

Dificultades con la microlocalización, causantes de litigios entre personas o entidades por la propiedad de un terreno, ponen muchas más veces de las debidas, la primera piedra en el camino de los futuros constructores.

Especialistas de las direcciones territoriales de Planificación Física entrevistados, coinciden en que esas son las secuelas de violar pasos elementales como la imprescindible conciliación entre la CTC, la Vivienda y Planificación Física sobre las posibles asignaciones y la disponibilidad de las tierras destinadas a la construcción de viviendas existente en cada territorio, y que debe realizarse con un año de antelación, como única manera de evitar que una misma parcela se otorgue a dos personas y otras situaciones.

Cuando deja atrás esta etapa y el constructor por cuenta propia obtiene por fin la licencia de construcción, empieza la etapa más difícil: la asignación de los materiales y la ejecución...

¡AH, LOS MATERIALES...!

 En los últimos dos años el país dedicó casi 55 millones de dólares para reanimar la producción de materiales de construcción- la mayor inversión de la historia-, para respaldar todos sus planes constructivos. «Los materiales están garantizados; el que más avance, más tendrá...» Aún martillan estas frases en la memoria del santiaguero Walfrido Dilou, trabajador de los ferrocarriles y vecino de San Pedrito, a quien, por su comunidad le fue otorgado a principios de 2006 el derecho a construir su casa por esfuerzo propio, en las cercanías del Mercado Los Pinos, en el Distrito José Martí.

En poco tiempo él y sus cinco vecinos empezaron las excavaciones, recibieron un poco de grava, arena, cemento, acero... y ahí quedaron.

La historia de Walfrido es la de otros constructores por esfuerzo propio en la provincia santiaguera, en la que dificultades con la producción y distribución de áridos, a la que se han sumado problemas con el abastecimiento de cemento en los últimos meses, condenan al atraso los planes constructivos de este programa.

Noventa toneladas de cemento necesita la UMIV de Palma Soriano para ejecutar las 67 viviendas que tiene planificadas terminar en este mes. Según nos comentó su director Juan Oscar Acosta, solo recibió 27 del Balance Provincial. Unos 30 de los 140 palmeros recibieron de la CTC el derecho a construir por esfuerzo propio el año pasado, y a pesar de contar con la licencia de construcción aún no inician sus acciones por la falta de recursos. El resto de las viviendas transita por diferentes etapas.

A la no correspondencia entre la cantidad de materiales que se le asigna a los diferentes municipios y la demanda real, se unen una serie de trabas, problemas subjetivos y hasta escollos burocráticos y organizativos que muchas veces echan por tierra los esfuerzos de los territorios y ponen en entredicho la verdadera esencia del citado proyecto, confirmaron los especialistas.

Aún cuando la dirección municipal del Gobierno en Palma Soriano le encomendó a cada una de las empresas con trabajadores involucrados en la construcción por esfuerzo propio, la responsabilidad de transportarles los materiales, muchas veces los camiones después de viajar hasta la cabecera provincial, previa coordinación, para buscar áridos, regresan vacíos, comentó José Rafael Batista, vicepresidente del Consejo de la Administración Municipal.

En Los Guaos, quizá el más importante sitio de producción de áridos en tierra santiaguera, abundan la desorganización y los problemas subjetivos tanto como la falta de condiciones laborales para sus trabajadores.

Es complicada la cadena para la compra de los materiales por el mecanismo de distribución instituido: las direcciones provinciales de ATM, previa asignación de una boleta con 30 días de vida útil, asignan los recursos a los municipios. Muchas veces las boletas se vencen sin haber accedido a los recursos por diversos problemas.

Una vez en los municipios, las direcciones municipales de ATM deben facturar los materiales a la Agrupación de la Vivienda, única entidad facultada para vender. Solo después que los recursos estén en los almacenes de la Vivienda es que las UMIV pueden asignarlo a la población, por intermedio de sus técnicos. Si en ese camino la Agrupación le debe dinero a ATM o tiene cuentas por pagar, aunque los materiales estén en el territorio, el usuario no podrá adquirirlos. El trabajador paga por la ineficiencia económica de otros.

MONTAÑAS DE ARENAS ESPERAN POR CARROS

Nuestro diálogo comienza con una afirmación sorprendente por parte de nuestro entrevistado. Antes de llegar a la oficina de Jorge Luis Pires, director general del grupo empresarial del Ministerio de la Construcción, conversamos con varios constructores por esfuerzo propio de distintas partes del país y una de sus quejas común era la falta de materiales.

Sin embargo, la primera frase de Pires fue: «La producción de áridos, elementos de pared y piso, satisface los planes de la Isla para la construcción de viviendas y los programas de la Batalla de Ideas».

El dirigente reafirma sus palabras con cifras. «A finales de 2005 el país inició un programa de ampliación y recuperación de su industria de materiales. Para eso invirtió casi 55 millones de pesos convertibles, la mayor inversión hecha hasta ese momento, para así hacer frente a todos los programas constructivos que desarrolla el país, principalmente, los vinculados con la vivienda y las obras de la Batalla de Ideas».

Según Jorge Luis Pires, al cierre de 2006 la producción de materiales en el país logró los mayores niveles en los últimos 14 años en la casi totalidad de sus actividades.

«La producción de áridos, base del proceso constructivo, creció en un 41 por ciento, la de bloques de hormigón en un 22, la de baldosas para piso en un 26 y la de muebles sanitarios en un 18 por cierto, entre otros materiales».

Un recorrido realizado recientemente por varias empresas productoras de materiales de construcción en las provincias de Ciudad de La Habana y Matanzas, nos demostró que, al menos en estos territorios, los áridos esperan por el transporte que los ubique donde van.

Este diario visitó y comprobó la producción de arena, gravilla y piedra en las canteras de Quiebra Hacha y la arenera Las Victorias, ambas ubicadas en las afueras de la capital. También llegamos a Alacranes, en el matancero municipio de Unión de Reyes y a la Empresa de Materiales de la Construcción Sandino-Güines, en la provincia de La Habana.

Para nuestro asombro, en algunas de las entidades visitadas, como en Alacranes, había varias montañas de arena, gravillas y piedras acumuladas por varios días porque las entidades encargadas de transportarlas no lo habían hecho.

«Aquí tenemos 17 000 metros cúbicos de áridos que están abarrotando las áreas de producción. Los clientes no vienen a recogerlos, cuando muchas personas esperan por estos productos para levantar sus viviendas. Para llevarse esta cantidad de materiales se necesitan alrededor de mil viajes con rastras», dijo René Guerra, director general de la empresa de canteras de la capital y de la provincia de La Habana.

Esta abundancia en la producción de áridos no es común en todo el país. «Tenemos problemas en las provincias de Cienfuegos y Santiago de Cuba con la producción de piedras pero ya la estamos estabilizando. También en los últimos días, materiales como las baldosas para el piso, bloques y piezas de hormigón, escasean en el oriente del país por falta de cemento para su producción», acotó Jorge Luis Pires.

PAPELES EN ORDEN, CRÉDITO EN MANO

Según los principales directivos del Banco Popular de Ahorro (BPA), ellos por lo general solo necesitan diez días para concederles un crédito a quienes comienzan a construir su vivienda por esfuerzo propio, siempre y cuando los clientes llenen correctamente los documentos que ellos les facilitan para que realicen su pedido.

«Lidiar con el Banco en estos asuntos no tiene por qué ser problemático. Al frente de estos asuntos tenemos un personal muy capacitado para viabilizar con prontitud todo el proceso y no obstinar al solicitante con un rosario de trabas», aseguró Leonardo Cano Espinosa, vicepresidente del BPA.

«Quizá los errores que se cometan al llenar las planillas se originan por falta de orientación, pero consideramos que los pasos para estas operaciones no resultan de gran complejidad, siempre y cuando las personas que lo conduzcan sean eficientes», asevera Leonardo Cano.

«Quienes soliciten un crédito al Banco para construir por esfuerzo propio deben mostrar un justificante que demuestre que es una entidad estatal quien le venderá los materiales, porque solo facilitamos esos créditos si el Estado es quien les venderá los materiales», especificó Juan Carlos Salazar, funcionario del BPA .

«Una vez que se presenten en la sucursal bancaria con estos documentos, allí se les explican en general las condiciones del crédito y se les entregan las planillas de solicitud de crédito a los interesados y a sus codeudores», afirma Juan Carlos.

«Una parte de las planillas se llenan con datos personales y la otra le corresponde completarla al centro de trabajo del solicitante. Tan pronto contamos con esos documentos correctamente formulados hacemos el Análisis de Riesgo de Crédito.

«Con esto examinamos la capacidad de pago de la persona y el riesgo que corremos al darle el dinero que nos solicita. Ahí determinamos si se da o no esta posibilidad. Esencialmente se analiza la solvencia de quien pide el crédito y sus codeudores; estos asumirían el pago si el deudor está imposibilitado de hacerlo».

—¿Qué tipo de errores pueden cometer los solicitantes al llenar las planillas?

—Puede haber faltas cuando en las planillas el centro de trabajo declara que el demandante ganó una cantidad X de dinero en los últimos 12 meses, y esta suma no coincide con la multiplicación del salario nominal que dijeron en un año, refiere Juan Carlos Salazar.

«Esto ocurre porque algunas personas son inestables laboralmente y tienen por ello muchos descuentos del salario oficial. Esta es una de las primeras garantías con la que contamos para después restarle al salario mensual el préstamo», especifica el especialista.

—¿Cuántas quejas a causa de las demoras han recibido ustedes en los últimos dos años?

—Hasta ahora ninguna. Hemos tenido quejas por otras causas, pero nunca por demora en la solicitud de créditos para construcción de viviendas. Los señalamientos que nos hacen nuestros clientes son atendidos directamente por el Presidente del Banco Central de Cuba, quien rápidamente designa a un funcionario para solucionarlos en el menor tiempo posible», asevera Leonardo Cano.

Desde hace muchos años los BPA benefician a la población facilitándoles créditos para que construya sus viviendas. Hasta la fecha, más de medio millón de cubanos han recibido este servicio, aseguraron los entrevistados.

Los funcionarios añadieron que para agilizar estas y otras operaciones bancarias, en estos momentos 45 oficinas de los BPA extendieron sus horarios laborales y algunas prestan servicio los sábados.

¿POR DÓNDE LE ENTRA EL AGUA AL TECHO?

«El problema principal de la construcción de viviendas por esfuerzo propio no es la escasez de materiales, ni la demora en los trámites. La principal dificultad de esta iniciativa es que en muchos territorios no se escogieron bien los lugares destinados para que los beneficiados construyeran su casa, y de ahí parten muchas de las dificultades que ahora tenemos», afirma Oris Silvia Fernández, vicepresidenta del Instituto Nacional de la Vivienda.

«Cuando hace dos años se concibió este proyecto, se hizo en primer lugar para estimular a los mejores trabajadores del país que habían esperado muchos años para tener su casa y por distintas situaciones aún no la tenían.

«Se dijo que de momento iban a construirse 10 000 de tipología tres, con techo de zinc, porque era esa la cantidad de techos disponibles. De ese total se destinaron alrededor de 8 000 para los trabajadores y el resto para resolver casos muy puntuales. El 50 por ciento se les asignó a médicos y personal de educación», explicó la funcionaria.

Pero la distribución de los módulos —agregó— la realizaron las provincias y dieron muchos a residentes en los municipios cabecera, donde tuvieron que hacerse entonces áreas de desarrollo para comenzar a levantarlas, algo que no estaba previsto en el inicio de este programa. Desde ahí empezaron las dificultades, porque se comenzaron a edificar viviendas que ya no eran de tipología tres, y los materiales que se les entregan a esos trabajadores es para ese tipo de morada.

«Otro factor que ha limitado el éxito total de la iniciativa es la falta de solidaridad y amistad que se observa en algunos lugares. La construcción por esfuerzo propio es la mejor manera de concretar esos valores. Así lo demuestran varios casos de trabajadores que ahora disfrutan de su nueva casa gracias a la ayuda que les brindaron los directivos de sus centros laborales, la cooperación de los organismos involucrados en la tarea, la familia y las amistades. Pero por desgracia no en todos los lugares ha sido así».

—Algunas provincias culpan de las demoras a la falta de modelos que deben llegar del nivel central.

—Nosotros no tenemos que enviarles a ellos ningún documento. Eso se hizo en 2005, pero luego se orientó que cada territorio podía imprimir sus modelos y que solo debían ponerles un número consecutivo para evitar violaciones. Es cierto que la lentitud en las tramitaciones es una dificultad que aún tenemos que vencer, pero si cada quien cumple con su parte el problema fuese menor.

—Algunos funcionarios de las UMIV plantean que los retrasos también están condicionados por la falta de materiales para laborar y las escasas condiciones de trabajo...

—Desde finales del 2003 las unidades de Vivienda de todas las provincias cuentan con los materiales necesarios para mejorar sus condiciones de trabajo. Muchos lo han hecho, otros no por falta de capacidad constructiva y de responsabilidad, entre otras razones.

—¿Qué debe hacerse para erradicar las deficiencias que acompañan la iniciativa de construir por esfuerzo propio?

—Debe existir mejor coordinación entre todos los organismos que intervienen en este proceso, más cooperación y sensibilidad por parte de quienes rodean al constructor por esfuerzo propio, para que este no se sienta solo y evitar que lo que le dieron como un estímulo se le convierta en una condena.

Las consecuencias de tantos desajustes han puesto en entredicho la eficacia de este programa de construcción de viviendas y quebrado los objetivos con que se concibió, como indican las cifras. De un total de 8 934 módulos asignados entre el pasado año y el corriente, solo se habían terminado hasta mayo 1 477.

La escasez de transporte y materiales, la deficiente previsión, planificación y cooperación, la falta de coordinación entre las instancias superiores y subordinadas de la Vivienda y la falta de condiciones de trabajo se presentan como un Poseidón que debe ser enfrentado, para que nuestro «héroe homérico» pueda por fin hacer tranquilo y confiado su viaje definitivo a casa.

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