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El pregonero de estos tiempos es un reflejo de la formación cultural de los cubanos, aseguran en el CEPRU. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:51 pm
GUANTÁNAMO.— Más allá del vigor de la voz de quien anuncia la mercancía, o la gracia criolla como aderezo de sus parlamentos, este pregonero apela a la información y al conocimiento para inclinar a su favor la decisión de compra.
Revela al cliente las propiedades esotéricas de cada planta útil a la medicina tradicional y natural, el valor nutricional de los vegetales, las ventajas de la sal yodada, el riesgo de hacer el amor sin protección, la actualidad noticiosa.
Acercarse a su ingenioso punto de venta ambulante es, en sí mismo, un regalo visual, una reverencia al ingenio del cubano, una estocada a la «neuroapatía», un acto comercial donde el producto se va a las manos del cliente con la información y el conocimiento como valores agregados.
El pregonero de estos tiempos, como le llaman, sobre todo enseña las herramientas culturales con que cuenta la nación y la alta instrucción de sus ciudadanos; así preparan al vendedor y diseñan el equipo en áreas del Centro Ecológico Procesador de Residuales Urbanos (CEPRU) de Guantánamo, dijeron algunos de sus 38 trabajadores, interesados en el retorno del pregón inteligente a nuestras calles.
Los primeros «carritos de la sabiduría» empiezan a verse en la comunidad Sur-Isleta, donde la iniciativa destacó como Relevante en un Fórum de Ciencia y Técnica, lo cual es un buen comienzo para quienes desean generalizarla con el apoyo de otras instituciones.
