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Alas cortadas

Una cacería indiscriminada de palomas mensajeras en las márgenes del río Yayabo causa la pérdida de miles de esas aves

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Las márgenes del legendario río Yayabo simulan un escenario de caza a la usanza de la época del hombre de las cavernas. Personas entre las que no faltan jóvenes con tiraflechas rompen el silencio de las jornadas. A su paso arrollador no valen regaños que les hagan ver las afectaciones a sus semejantes y a los techos y ventanas de las casas. Todo acaba cuando el número de anillos arrancados con brutalidad de una de las patas de las palomas ultrajadas satisfacen a los adolescentes.

En una de las zonas más antiguas de esta provincia central ocurre, principalmente durante los primeros meses del año, una  brutal cacería de las palomas que, en su recorrido de un extremo a otro del país, se detienen para refrescarse en el agua del Yayabo.

«Parecen locos corriendo de un lado a otro. A mí me dieron un día un plomazo, y cuando uno les grita ni te miran o te vociferan malas palabras», expresa María del Carmen, propietaria de uno de los patios que colinda al otro lado de la margen del río, donde se ubican los «cazadores». «Eso no es nuevo, pero en los últimos tiempos ha aumentado el número de muchachones allí. Esconden los tiraflechas bajo las graditas y al otro día regresan, y todo para vender los anillos de los animalitos por el precio de diez o 15 pesos».

Todas las palomas mensajeras, pertenecientes a los miembros de la Asociación Colombófila de Cuba, poseen en una de sus patas un anillo oficial, usualmente de metal recubierto en plástico, con números y letras que las identifican, según explica Rafael Sorí, presidente municipal de la organización en Sancti Spíritus.

En letras figura el país o las iniciales de la asociación colombófila, y en números el año en que se matriculó y el número de anillo (matrícula).

Los anillos son adquiridos por nuestro país en Europa. Por diferentes causas, no han llegado al territorio, cuando debieron estar aquí desde noviembre, situación que ha alentado su venta en el mercado negro, asegura Sorí.

Los colombófilos yayaberos se arriesgan a su compra, siempre y cuando ese aditamento no haya pertenecido a ningún ave de la provincia.

Zenaida es otra espirituana que vive en una de las zonas más visitadas por turistas nacionales y extranjeros, quienes buscan admirar la belleza del puente identificativo de Sancti Spíritus, y conoce muy bien cómo suceden los hechos. «Niños de aquí han sido también víctimas, pues juegan en el “malecón” y no se dan cuentan del peligro que les puede ocasionar un plomazo.

Desde hace varios años, el tema ha sido analizado en diferentes escenarios: medios de comunicación, reuniones de circunscripción, de los Comités de Defensa de la Revolución y en las citas protagonizadas por los integrantes de las juntas provincial y municipal de la Asociación Colombófila de Cuba en Sancti Spíritus. Cartas de denuncia han tocado las puertas de directivos de varios organismos, y los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria han accionado, en ocasiones, a partir de denuncias de vecinos; pero la matanza continúa y, al parecer, su práctica se hace cada más popular entre los más jóvenes.

Indolencia y falta de sentido común

La paloma mensajera es una variedad de paloma bravía (Columba livia) que se entrena para que vuelva a su palomar después de volar largas distancias para llevar algún tipo de mensaje, llamado columbograma, en un tubo anular que se le coloca en una pata.

Entre las características de esa especie se distingue el sentido de orientación y el morfotipo atlético, así como su rapidez de vuelo y su gran resistencia a la fatiga. Es capaz de franquear en un solo día distancias de 700 a mil kilómetros, a velocidades medias superiores a los 90 km/h.

Nuestro país, como el resto del mundo, destina innumerables recursos, a través del Ministerio de Comunicaciones, a aquellas personas que se dedican a su cuidado y preparación.

«A los animales que están registrados y anillados se les asignan alimentos como trigo, chícharos y maíz; medicinas; chequeos sistemáticos; transporte en la temporada de competencias. Nosotros, como órgano de relación, controlamos y atendemos las problemáticas de los asociados», explica Rolando lasval, delegado del Ministerio de  Comunicaciones en la provincia.

Esos animales son registrados y controlados porque además de su interés competitivo, tienen una función social. Pueden ser utilizados en situaciones excepcionales: en los censos de población y viviendas, las elecciones y los desastres naturales.

Arnolio Obregón, subdirector de Asistencia Técnica de Ganadería en Sancti Spíritus, asegura que el bienestar animal se ubica entre las prioridades del organismo donde labora y en el caso de las palomas existen regulaciones para su tenencia.

«Emitimos una licencia sanitaria, luego de hacer la revisión con anterioridad a los palomares. Otorgamos también un certificado en el caso de traslado de los vuelos. Su cuidado, de acuerdo con sus necesidades, nos compete a todos», explica el especialista.

El delegado del Citma en Sancti Spíritus, Leonel Díaz, considera que cada organismo debe velar por el cuidado y la protección de los diferentes recursos naturales.

«Nosotros dirigimos y controlamos la política de ciencia, tecnología y medio ambiente de la nación. No estamos capacitados para enfrentar a aquellos que intentan dañar el medio», manifiesta.

El delegado del Citma en Sancti Spíritus indica que existen muchos vacíos legales. «En ocasiones no queda claro quién es el responsable y cómo debe aplicarse una medida, apunta.

En el caso específico de las palomas mensajeras no existen disposiciones que permitan castigar a los culpables de la agresión contra ellas. Esa ausencia propicia que la responsabilidad de actuar salte de una entidad a otra.

Los miembros de la Asociación Colombófila de Cuba en Sancti Spíritus y colegas de otras provincias han intentado buscar soluciones ante la pérdida irreparable de sus aves, mas las propuestas han sido engavetadas.

«La mayoría de las personas que van al río a matar las palomas no tiene vínculo laboral; los vecinos los conocen y están en la mejor disposición de declarar contra ellos. Cuando la policía va y puede atraparlos, les ha hecho cartas de advertencia, pero continúa la indisciplina, que hoy debería abochornar a cualquier espirituano», sentencia Rafael Sorí.

Para Lulú, una vecina de la Casa de la Guayabera, el «pase de mano» ha provocado el aumento del accionar de los negligentes. «Si no les ponen multas que les duelan, van a seguir acabando», dice.

Nos toca a todos enfrentar lo que está ocurriendo contra las palomas mensajeras  en las márgenes del río Yayabo. Nadie tiene el derecho de destruir la flora y fauna, y mucho menos alterar el orden público.

Arte vs Vandalismo

Desde hace más de un año, una de las paredes cercanas al puente sobre el Yayabo denuncia a simple vista el vandalismo que campea frente a ella. Colores llamativos y una estética sin grandes pretensiones convidan a la reflexión y llaman a cuidar el medio ambiente.

La indisciplina social en las márgenes del río inspiró a varios artistas, quienes idearon el mural justo en el sitio donde tiene lugar la matanza de las palomas.

«El proyecto Utopía decidió crear una gran obra como regalo al medio milenio de Sancti Spíritus. Pasamos varios días allí y decidimos entonces incluir a la paloma dentro del producto artístico como expresión de denuncia contra el hecho vandálico», comenta indignado Julio Neira Milián, artista de la plástica.

Sin embargo, el «grito» en la pared no ha sido suficiente. La falta de raciocinio parece primar entre quienes agreden a las aves.

No puede seguir ocurriendo que el río Yayabo sea el punto geográfico de Cuba donde las palomas mensajeras desaparezcan. Cuidar de ese animal, símbolo de esta villa, resulta un bien intencionado a favor de la naturaleza y del país.

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