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La República de ojos abiertos

Las reuniones de consulta de los documentos del Séptimo Congreso del Partido transcurrieron del 1ro. al 4 de marzo en todo el país. En un proceso rico y complejo, se ha discutido, eliminado, modificado... para pautar lo urgente y transformar lo necesario, de cara al próximo cónclave

Autor:

Yailin Orta Rivera

Cualquier proceso que prefigure el destino de la nación debe ser anchuroso y orgánico, y precisa siempre de acercamientos, reconfiguraciones, usos y apropiaciones.

En diálogo y en sintonía con esa lógica, para seguir moldeando la fisonomía del país, discurrieron del 1ro. al 4 de marzo las reuniones de consulta de los documentos del Séptimo Congreso del Partido en todas las provincias del país, cita que unió, solo en la efectuada en La Habana, a unos mil delegados e invitados de los más diversos sectores y niveles de responsabilidad de nuestra sociedad.

Los participantes estuvieron entregados al deseo de aportar en un debate comprometido, apasionado, revolucionario e inclusivo, que a la vez se tejió a partir de una rigurosa metodología, en aras de aprovechar al máximo las jornadas.

El encuentro se movió, además, sobre los rieles poderosos de un pensamiento que es heredero de la cultura política cubana.

Con notable intensidad se adicionó, eliminó, sintetizó, modificó, corrigió o se señaló lo insuficiente… en un ejercicio en el que en no pocas ocasiones se prolongó la construcción del consenso, por el caudal de miradas y de vivencias de los militantes y algunos no militantes, quienes basados en sus saberes y experiencias, imaginaban horizontes, hurgaban en nuestras tradiciones e historia, y relanzaban el presente al propósito mayor de concretar la prosperidad y la sostenibilidad de nuestro socialismo.

Esos esfuerzos cristalizaron en el enriquecimiento de los documentos en los que se plantean, entre otros temas, la conceptualización del modelo económico y social cubano; la visión de la nación, sus ejes y sectores estratégicos; la evaluación de la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución y su actualización para el próximo quinquenio, así como la valoración de la materialización de los Objetivos de trabajo del Partido a partir de su Primera Conferencia.

En esas páginas, nutridas y transformadas por los convocados, se incluía lo nacido previamente en las asambleas de balance del Partido desplegadas de septiembre a diciembre de 2015 y el fruto de la labor durante años, anónima y paciente, de diversas comisiones, que a su vez contaron con el asesoramiento de relevantes académicos.

La discusión previa de los documentos en los Plenos del Comité Central celebrada en diciembre de 2015 y enero de este año, y los aportes que hicieron sus integrantes, fueron igualmente valiosos.

Las reuniones de consulta efectuadas este mes tuvieron la singularidad de que, después de un minucioso trabajo en comisiones, se hiciera un examen amplio de esos textos en plenaria.

Los acuerdos de las plenarias están siendo valorados por los encargados de elaborar la versión final de estos documentos que se presentarán a la consideración de los organismos superiores del Partido y al Séptimo Congreso.

Estos ejercicios de pensamiento, que no pueden tener su alcance ni fin solo en el cónclave previsto del 16 al 19 de abril, me hacen creer aún más, como Martí, en la República de ojos abiertos, ni insensata ni tímida, ni togada ni descuellada, ni sobreculta ni inculta, desde que veo, juntos para ahora y para después, a los cubanos que ponen su opinión franca y libre por sobre todas las cosas.

Pero, más allá de describir el espíritu de estos espacios que propiciaron el crecimiento individual y colectivo, deseo subrayar que la esencia fue pautar lo urgente y cardinal que hay que transformar, y formular lo que estratégicamente corresponde defender.

Cinco años atrás, frente a las coordenadas trazadas por el Sexto Congreso, en estas mismas páginas aludí a que a los de mi tiempo nos tocaba seguir abrazando montañas, porque la aventura de la Revolución no termina, continúa. El desafío de hacerlo sin ingenuidades, anticipando situaciones y actuaciones, organizando los actos concretos que harán avanzar los proyectos, vuelve a estar planteado.

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