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El valor de lo que no se ve

La propiedad industrial del país es un bien intangible que se debe proteger con rigor. ¿Cómo está Cuba en el cuidado de sus productos y servicios?

Autor:

Susana Gómes Bugallo

Con tantas urgencias en la cotidianidad, pareciera que el registro y protección de la propiedad industrial es un asunto de segundo orden. Pero nada debe dejarse para mañana. Y menos el cuidado de los recursos intangibles del país. ¿O es que poseemos algo más valioso que eso?

Desde la Oficina Cubana de Propiedad Industrial (OCPI) —en la calle Picota, entre Luz y Acosta, de La Habana Vieja— se establecen el régimen legal, la política, la gestión y la gerencia de este bien, así como la prestación de los servicios de la materia.

Al encuentro de su directora general, la máster en Ciencias María de los Ángeles Sánchez, fue JR para ponerse al tanto de todo cuanto se necesita conocer sobre este tema en la actualidad cubana, tan marcada por las transformaciones económicas y tecnológicas, y necesitada de proteger cualquier producto o servicio que se cree.

—¿Considera que existe en Cuba cultura de proteger la propiedad industrial? ¿Por qué?

—La cultura en propiedad industrial está en algunos sectores de la economía. Por ejemplo, la biotecnología cubana la ha usado como una herramienta para la gestión y protección de sus resultados y, sobre todo, la comercialización de los mismos.

«En el sector más amplio de la ciencia y la tecnología —las universidades y centros de investigación— hay que ganar cultura. La empresa estatal socialista la utiliza como herramienta de gestión, pero no siempre de la mejor manera ni en la forma más oportuna, aunque hay cierta conciencia.

«Las empresas exportadoras de bienes y servicios necesariamente tienen que hacer uso de la propiedad industrial para proteger sus activos ya sea en Cuba como en el mercado de exportación.

«A partir del año 2011, con el crecimiento de las nuevas formas de gestión no estatal, tenemos un sector que no tiene cultura sobre el tema, pero hace uso del mismo como herramienta para identificar su gestión en la economía, a través, generalmente, de las marcas, signo que más protegen».

—¿Qué debiera hacer mejor la empresa estatal socialista en esta área?

—Debiera tener una estrategia diseñada y un sistema de gestión con este fin, de manera que, por ejemplo, cuando hay fusiones de empresas, no se pierdan los activos. Igual que se transfieren los activos tangibles, los intangibles (en una marca con reconocimiento de la población y el mercado) deben ser traspasados.

«Las marcas (con validez por diez años) en ocasiones no se renuevan y se pierden. Tenemos muy buenos ejemplos, como La Occidental —que abarca productos como la Guayabita del Pinar y es centenaria— que ha logrado una adecuada gestión».

—¿Cree que las normas vigentes para esta materia satisfacen las necesidades del contexto actual? ¿Por qué?

—La legislación en materia de propiedad industrial es acorde con los acuerdos y tratados internacionales de los que Cuba es parte, además de que existe un marco jurídico nacional que responde a las necesidades.

«El Decreto Ley 203 De marcas y signos distintivos del año 1999 es el más antiguo, pero da la posibilidad —tanto a las personas naturales y jurídicas nacionales y extranjeras— de que realicen su solicitud y registro en Cuba. El Decreto Ley sobre la protección de las invenciones, dibujos y modelos industriales es de 2012.

«A partir de la implementación de la política sobre el sistema de propiedad industrial se complementan algunas normas del reordenamiento nacional. Entre estas, el reglamento del Decreto Ley 290 para la protección de las invenciones implementa los procedimientos para la remuneración a autores e inventores por la explotación comercial de las invenciones, lo que será un estímulo, sobre todo en el sector de investigación y desarrollo de los centros científicos.

«Otro aspecto que se actualiza es el establecimiento de sistemas internos para la gestión de la propiedad industrial, que es una guía para que las entidades puedan gestionar esta actividad —a partir de su misión y funciones— en los negocios, la investigación y desarrollo, y la exportación de bienes y servicios».

—¿Por qué cree que el país ha renovado la importancia sobre la protección a la propiedad industrial?

—Cuba tiene tradición en la protección de los derechos de propiedad industrial, actividad que ha evolucionado a partir del desarrollo socioeconómico y científico-técnico, y de avances internacionales. Un punto importante es nuestra membresía en la Organización Mundial del Comercio.

«La aplicación de las normativas de propiedad industrial se hace acorde con las políticas de desarrollo del país y coherentes con las públicas, para que no sean un obstáculo ni para la salud, ni para la seguridad alimentaria.

«Hemos acompañado el proceso de desarrollo de la inversión nacional y extranjera y la estrategia de exportación de productos y servicios. Con la actualización del modelo económico cubano, la propiedad industrial se fortalece como herramienta de gestión, y no solo están sus normativas, sino que la Ley 118 de Inversión Extranjera refiere los aspectos de este asunto que se deben tener en cuenta para un negocio con inversionistas foráneos. Les da seguridad jurídica a estos para que protejan sus derechos en Cuba, y establece que los derechos de propiedad industrial de entidades nacionales se puedan constituir en un aporte a un negocio conjunto».

—¿Cómo definiría la política del país en cuanto a propiedad industrial? ¿Cuánto se ha ido actualizando con los cambios en el modelo económico y social?

—El hecho de que los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución expresen explícitamente la necesidad de la protección de la propiedad industrial en Cuba y en los mercados de exportación tiene un peso importante. A partir de ahí se creó un grupo de trabajo, se hizo la propuesta y se aprobó la política sobre el sistema de propiedad industrial.

«Su fundamento resume que debe permitir la adopción de medidas necesarias para proteger la salud pública y la nutrición de la población, salvaguardar el interés público para el desarrollo científico y tecnológico y socioeconómico y contrarrestar el ejercicio abusivo de los derechos de propiedad industrial y las prácticas que limiten de manera injustificada el comercio o redunden en detrimento de la transferencia de tecnología.

«Eso es importante, porque, aunque existan acuerdos internacionales que establecen requisitos mínimos de protección para los Estados, no es menos cierto que hay acuerdos bilaterales y comerciales entre los países que refuerzan el régimen de protección y, cuando los niveles de desarrollo son diferentes, en vez de dar posibilidades, se limitan».

—¿Cuán difícil puede ser solicitar el registro y protección de algún signo?

—En la modalidad de marca y otros signos distintivos —la más solicitada— se establece el pedido a través de un formulario que se puede descargar en nuestra página web (www.ocpi.cu), y presentar ante la Oficina y, en caso de dudas, recibir asesoramiento especializado.

«Una vez presentada la solicitud, pasa un examen de forma para determinar si sus requisitos mínimos se cumplen y eso determina un derecho expectante de ese solicitante. Entonces se publica en el Boletín Oficial, que constituye una herramienta que da publicidad registral a las solicitudes y los derechos que se confieren en Cuba, y permite la vigilancia de estos.

«Cualquier persona puede ser parte del examen, presentando una observación —si no es un titular de derecho anterior— o una oposición (si lo es) a la solicitud que interfiere su derecho. Estas estrategias aún no se utilizan; debemos ganar cultura en el uso de estas posibilidades.

«En el plazo de un año se realiza el examen para la concesión o no del derecho, aunque a partir del aumento de las solicitudes en 2014 este plazo ha aumentado un poco. Si existiera una inconformidad con la decisión, el solicitante puede presentar un recurso de alzada a instancia administrativa ante la Oficina. Si se ratifica la decisión, tiene la opción de ir al Tribunal Provincial Popular y presentar demanda».

—¿Cuáles otros servicios ofrece la OCPI?

—Prestamos servicios de acceso a la información tecnológica y comercial que brinda el sistema de propiedad industrial a través de bases de datos. Esto permite a los decisores tener una idea del estado del arte antes de cualquier acción.

«En nuestra página web tenemos la Base de Datos Nacional de Patentes, y la de Diseños Industriales, y estamos trabajando en la de Marcas y otros signos distintivos. Allí también tenemos los formularios, las normas, las tarifas y los servicios que brindamos».

Proteger todo lo que produce Cuba es necesario para entrar al mercado internacional.

Debes saber…

Propiedad industrial: Junto al derecho de autor, es la otra categoría de la propiedad intelectual, y abarca las patentes de invención, las marcas, los diseños industriales y las indicaciones geográficas.

Patente: Derecho exclusivo concedido sobre una invención, el producto o proceso que constituye una nueva manera de hacer algo, o propone una nueva solución técnica a un problema.

Marca: Signo distintivo que indica que ciertos productos o servicios han sido elaborados o prestados por determinada persona o empresa.

Diseño industrial: Aspectos ornamentales o estéticos de un objeto. Puede consistir en características tridimensionales (como la forma o la superficie de un artículo) o características bidimensionales (como la configuración, las líneas o el color).

Con información de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI)

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