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El pueblo no se equivoca

El año que termina fue, otra vez, grande. Hechos disímiles singularizaron el acontecer nacional. La elección como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Miguel Díaz-Canel Bermúdez fue el acontecimiento más comentado

Autor:

René Tamayo León

Cinco hitos históricos marcaron Cuba en el año 2018. El primero fue la última etapa de las elecciones generales para el actual período legislativo. El 11 de marzo se realizó la votación para elegir a delegadas y delegados a las asambleas provinciales del Poder Popular, y a diputadas y diputados a la Asamblea Nacional (ANPP).

Ejercieron su derecho al voto el 85,65 por ciento de los electores. El 94,42 por ciento de las boletas depositadas en las urnas se declararon válidas, cifra superior a la primera fase del proceso y a las elecciones generales del 2012/2013.

El segundo hecho ocurrió entre el 18 y el 19 de abril, con la Sesión Constitutiva de la 9na. Legislatura. El 99,83 por ciento de los diputados designados asistieron.

En la selección del presidente, la vicepresidenta y la secretaria de la ANPP, no se reportaron boletas en blanco ni anuladas; igual que en la votación del Consejo de Estado, que  eligió como Presidente al diputado Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

El tercer hito histórico en el año que termina aconteció el 1ro. de noviembre, durante la votación de los países del mundo en la Asamblea General de la ONU, sobre el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba.

Además de la votación tradicional contra una medida unilateral declarada como genocidio, la Casa Blanca introdujo ahora ocho enmiendas para manipular el contenido y rotundidad del rechazo mundial a su agresión, y las que iban a ser presentadas una a una. A ello se sumó un sufragio inicial que debía determinar si las votaciones debían ser o no aprobadas por mayoría de dos tercios de los representantes nacionales.

Amigos, enemigos, expertos, observadores... veían difícil que buena parte de los países se atrevieran a votar tantas veces contra el imperio y correr así el riesgo de represalias económicas y de otra índole. «¿Diez veces en contra de Estados Unidos; un voto tras otro?», decían escépticos. Pero así fue.

La mayoría de las naciones, en muestra de soberanía ejemplar, dieron su apoyo a Cuba, a la Isla de la Libertad. Y diez No al imperio. Para finiquitar, en el voto conclusivo sobre el bloqueo, 189 países volvieron a condenarlo, con solo dos Gobiernos en contra (EE. UU. e Israel) y ninguna abstención. 

El cuarto hito que acuñó la historia del 2018 para Cuba, fue la decisión, anunciada el 14 de noviembre, de no continuar participando en el Programa Más Médicos, ante las referencias directas, despectivas y amenazantes a la presencia de nuestros médicos en Brasil, por parte del recién electo mandatario de ese país, el ultraderechista Jair          Bolsonaro.

«La mitad se va a quedar», decían enemigos y canijos. Al darse a conocer la decisión de Cuba, se encontraban en Brasil 8 471 colaboradores. Culminaron su misión y retornaron a la Isla, 7 635 profesionales de la salud, más del 90 por ciento del total, la mayoría de ellos jóvenes.

Solo no habían regresado sobre mediados de diciembre, 836 galenos, muchos de los cuales hicieron amor y formaron familia en el hermano país, pero a bastantes los volveremos a ver por aquí, de eso este redactor está seguro.

El más reciente hito de 2018 fue la aprobación por la Asamblea Nacional      del Poder Popular de la nueva Constitución de la República, la que será sometida a referendo del Soberano el próximo 24 de febrero.

El voto unánime de la ANPP a favor de la Carta Magna fue antecedido por una consulta popular en la que participaron más de 8 000 000 de cubanas y cubanos en barrios y centros laborales y estudiantiles. A raíz del debate, el 60 por ciento del contenido del proyecto inicial cambió.

Los cinco acontecimientos aquí descritos son hitos porque son hechos de esencias, no circunstancias. Son los que determinan. Develan qué es Cuba, para su gente y para el mundo. Es bueno repasarlo, por quienes lo saben, pero también por quienes a veces los embargue el pesimismo y el desánimo.

Hay un sexto hito, pero este se repite años tras año, década tras década: la resistencia cotidiana —del día a día— del pueblo, por su fe en la Revolución, la que mantiene a pesar de los problemas ajenos (empezando por el bloqueo) y los propios, que mucho agobian y molestan.

La agenda de trabajo del Presidente cubano incluyó visitas a 14 provincias y el municipio especial de la Isla de la Juventud en sus primeros ocho meses en el ejercicio del cargo. Las denominadas Visitas de Gobierno se realizaron en composición del Consejo de Ministros.

Gobierno en movimiento

El año que termina fue grande. Hechos disímiles reiteraron la raigambre del pueblo y la Revolución, y su trascendencia en el futuro de la nación y del mundo, pero la elección como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Miguel Díaz-Canel Bermúdez constituyó, sin dudas, el acontecimiento más comentado (el trending topic del 2018 cubano).

«El que hoy despedimos quedará en nuestra memoria nacional como el año en que una nueva generación, de manera gradual y paulatina, en clara expresión de continuidad, comenzó a asumir tareas principales de dirección, con la suerte de mantener la guía de la generación histórica, en particular del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba», decía el propio Díaz-Canel el pasado sábado 22 de diciembre, en el cierre del Segundo Período Ordinario de Sesiones de la 9na. Legislatura de la Asamblea Nacional.

En su discurso en la clausura de la Sesión Constitutiva de la actual legislatura, cuando fue elegido el nuevo mandatario, Raúl señalaba que el ascenso de este a «la máxima responsabilidad estatal y gubernamental de la nación no ha sido fruto del azar ni de apresuramientos».

En su promoción gradual a cargos superiores, «se aseguró con intencionalidad y previsión el tránsito por diferentes responsabilidades partidistas y gubernamentales, de manera que adquiriera un nivel de preparación integral que, unido a sus cualidades personales, le permitirán asumir con éxito la jefatura de nuestro Estado y Gobierno, y más adelante la máxima responsabilidad en el Partido», añadía Raúl.

En apenas ocho meses y unos días de ejercicio como primer dignatario de la nación, el dirigente ha rebasado con creces las expectativas de los más entusiastas.

La clave de su ascendencia, prestigio y cariño creciente entre la población tiene como cimiento el liderazgo histórico de la Revolución, pero también la dinámica de trabajo del estadista y su equipo de Gobierno.

Son permanentes los análisis y toma de decisiones que realiza sobre las más disímiles cuestiones vinculadas al bienestar de la población y a los programas estratégicos para impulsar el desarrollo; las visitas continuas a las diferentes provincias, y el intercambio constante con la población, a la que escucha con detenimiento, explica, argumenta, ayuda.

Esta vinculación estrecha con el pueblo, siempre clave del apoyo mayoritario a la Revolución, la explicaba el mandatario en su más reciente discurso en la Asamblea Nacional, cuando decía, «estamos desarrollando un sistema de trabajo basado en el intercambio con el pueblo, la visita a los territorios y comunidades, el vínculo con los colectivos que protagonizan los programas de desarrollo económico y social.

«Hasta ellos llegamos para escuchar, argumentar, aclarar, destrabar y solucionar problemas; atender quejas, incomprensiones y desaciertos». Y agregaba, nos «interesa promover la rendición de cuenta de los que dirigimos, favoreciendo la comunicación en directo con el pueblo, a través de los medios de prensa y en las redes sociales, sistemáticamente».

Para el presidente Miguel Díaz-Canel, hay cuatro pilares que deben guiar a los dirigentes en su modo de actuar y hacer. Los enunció en la entrevista que ofreció a Telesur en septiembre pasado. Principios —dijo también— conceptualizados a partir del estudio del discurso de Raúl en la clausura de la Sesión Constitutiva de la 9na. Legislatura.

Los cuadros, los dirigentes:

—Además de actuar ejemplarmente, tienen que estar en capacidad y en actitud para rendir cuenta de su gestión en diferentes instancias del Gobierno y, sobre todo, ante el pueblo.

—Deben estar en debate y diálogo permanente con la población y estar donde están los temas más complejos.

—Han de ser capaces de usar como un arma fundamental, como instrumento de trabajo, la comunicación social.

—Deben enfrentar cada complejidad que se presenta con varias alternativas, no solo con una; y usar como herramientas para la solución de problemas la investigación científica convertida en innovación y la informatización de la sociedad.

Díaz-Canel no solo proclama estos principios, también se los aplica, porque a final de cuentas, el pueblo no se equivoca.

Díaz-Canel no solo proclama estos principios, también se los aplica, porque a final de cuentas, el pueblo no se equivoca.

 

Todos somos gobierno

 

La suba de 1,2 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) en 2018, y la previsión de un alza de 1,5 por ciento para el año que comienza (que es un «mínimo a alcanzar», porque hay reservas para más si se trabaja bien, según han expresado las autoridades), son cifras alentadoras. Al menos no decrecimos.

Uno y otro son guarismos casi idénticos a la tendencia general de las economías de América Latina y el Caribe, pero también denotan cuánto más pudiera lograrse.

A pesar de los obstáculos que nos impone el continuar siendo una economía abierta —dependiente en demasía del mercado internacional— y agredida como ninguna otra durante 60 años por el Gobierno de EE.UU., las potencialidades son inconmensurables si trabajadoras y trabajadores «de a pie», directivos de base, cuadros y dirigentes a todos los niveles, nos empeñamos.

«Hay que generar riquezas para tener más», subrayaba el presidente Díaz-Canel la semana anterior en su discurso ante los parlamentarios, a donde llegó para «rendirles cuenta». Desde inicio de mandato, la rendición de cuenta al Soberano y sus representantes es práctica asumida y defendida por el estadista, para sí y para el resto del gabinete ministerial.

El Plan de la Economía y el Presupuesto del Estado para 2019 próximamente comenzarán a ser discutidos, en lo que les toca, en las asambleas sindicales de cada centro de trabajo, pero no debe quedarse ahí, convertirse en otro formalismo a los que la rutina casi siempre nos avoca (o se nos enajena).

En la segunda sesión ordinaria de la 9na. Legislatura, al presentarse el plan económico para el próximo año, se enunciaban los principales objetivos y líneas de trabajo del Gobierno para hacer que este se cumpla; los reiteramos como una especie de catálogo para que cada ciudadano pida cuentas, pero también para que nos las rindamos a nosotros mismos por lo hecho o dejado de hacer. Esto no es un asunto solo para «los de arriba». Todos somos gobierno.

Objetivos del Plan de la Economía para 2019:

—Los gastos deben ajustarse a los recursos disponibles y a su vez garantizar crecimiento y desarrollo, potenciando la utilización de las reservas internas, sin incrementar el endeudamiento externo del país.

—Asegurar un proceso inversionista eficiente, capaz de cubrir con su rendimiento los financiamientos otorgados y que respalde los programas priorizados del país.

—Incrementar los ingresos por exportaciones y garantizar su cobro.

—Potenciar la industria nacional para sustituir importaciones, buscando un mayor aprovechamiento de las capacidades productivas existentes en el país.

—Lograr mayores niveles de encadenamiento productivo de la economía en general, fundamentalmente de las entidades exportadoras y de la inversión extranjera directa con la industria nacional.

—Garantizar los niveles de actividad que tributen al desarrollo; o sea, seguir invirtiendo en el desarrollo.

—Garantizar el abastecimiento de los principales productos priorizados y una mayor presencia en la circulación mercantil minorista de productos de líneas económicas.

Si usted analiza estos objetivos, llegará a la conclusión, por ejemplo, de que las inversiones no se hacen solas, a veces requieren de miles de «brazos»; o a que el hecho de que se nos pague lo que exportamos es cosa de pocos especialistas —y de los jefes—, pero la producción de estos rubros implica muchas personas: para cobrar, primero hay que producir; y para ingresar más, también hay que ofertar más.

Cada objetivo implica a cada puesto de labor, incluso los que pudieran ser muy macroeconómicos. Todos suponen trabajar más y hacer ciencia e innovación por cuantos puedan: obreros, técnicos, licenciados, ingenieros, másteres, doctores...

Principales Líneas de trabajo del Gobierno para hacer cumplir el Plan de la Economía 2019 (se derivan de los objetivos):

—Incremento y diversificación de las exportaciones.

—Eficiencia del proceso inversionista y participación de la inversión extranjera directa como elemento indispensable para el desarrollo del país.

—Análisis integral de las operaciones de importación y ejecución de los créditos.

—Sustitución de importaciones con mayor participación de la industria nacional.

—Gestión de las cuentas por cobrar en el exterior, una fuente de ingreso que debe potenciarse.

—Gestión eficiente de los inventarios, para reducir la correlación entre los niveles de estos y el PIB.

Fuente: Fragmentos de la versión taquigráfica del informe presentado a la Asamblea Nacional por Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación. Periódico Granma, 22 de diciembre de 2018.

La mayoría de las naciones, en muestra de soberanía ejemplar, dieron su apoyo a Cuba, el 1ro. de noviembre, durante la votación en la Asamblea General de la ONU: 189 países volvieron a condenar el bloqueo, con solo dos Gobiernos en contra (EE. UU. e Israel) y ninguna abstención.

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