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Ciencia que es pasión

Jóvenes talentosos de todo el país tienen la posibilidad de participar en olimpiadas internacionales de conocimientos. Las medallas no se hacen esperar

Autor:

Margarita Barrios

Cuando Thalía se adentró en la Biología decidió dejar inclinaciones anteriores que la llevarían a convertirse en una profesional de las artes o la literatura para desentrañar los misterios de esa asignatura.

Camino parecido recorrió Carlos, a quien la actuación le había robado parte de su corazón y el trayecto hacia la Escuela Nacional de Arte parecía claro y seguro, para desviarse hacia las ciencias biológicas.

En el caso de Xavier, la Biología se convirtió en pasión a partir del apego por los animales, y hoy no encuentra otra alternativa para su futuro que no sea convertirse en zoólogo.

Los tres, junto al santiaguero Enrique Aguilera, conformaron la delegación cubana a la 2da. Olimpiada Centroamericana de Biología, realizada recientemente en El Salvador y donde Cuba se alzó con dos medallas de plata y dos de bronce. Es decir, todos resultaron galardonados.

La competencia consta de dos exámenes teóricos y dos prácticos de laboratorio. Además los estudiantes tienen la oportunidad de participar en actividades culturales y visitas a lugares turísticos de la sede. En esa lid tomaron parte alumnos de República Dominicana, Costa Rica, Guatemala, Panamá y El Salvador, así como de Honduras como observadores. Cada delegación está compuesta por seis miembros: cuatro estudiantes competidores, un jefe de delegación y un tutor.

Saber que cumplimos

«Los nervios siempre van a estar y las pruebas son duras, pero nos preparamos para ello», asegura Thalía Morán Ávila, estudiante de 12mo. grado en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin, y medallista de plata en la justa.

«Fue una experiencia maravillosa convivir con jóvenes de otros países. Es hermoso estar en un lugar ajeno al tuyo y sentir el abrazo solidario. Somos tan parecidos… con sueños comunes. Y en este caso también nos une el amor por la asignatura. Me llevé muy buenos recuerdos y amistades; mantenemos el contacto porque hasta tenemos un grupo en Facebook.

«Creo que es positivo para cualquier muchacho de cualquier nación estar en un evento como ese y poder demostrar lo aprendido con tanto tiempo de entrega, sacrificio y dedicación al estudio. Es realmente lindo cuando ves que el esfuerzo se convierte en felicidad que llevas para tu país. Y en el momento adecuado desplegar la bandera y decir cumplí. Es la mejor sensación del mundo», destacó.

¿Muchachos como los demás?

Xavier Suárez Cabrales también cursa el 12mo. grado en la Lenin y al igual que el santiaguero Enrique Aguilera alcanzó bronce en el certamen. «Desde la secundaria —recuerda— comenzó mi gusto por la Biología; en realidad siento una pasión especial por los insectos, y por eso la rama de la Zoología es a la cual me pienso dedicar.

—¿Y cuando no estás estudiando?

—Leer es mi gran pasión.  Ahora mismo estoy leyendo Tormentas de espadas, el tercer libro de la saga Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin. La literatura fantástica es la que más me gusta.

«Para los deportes soy un fracaso; no soy bueno ni para el ajedrez», asegura sonriente. «Me gustan también la Química y el Inglés», precisó.

—Siempre fuiste un buen alumno.

—No mucho, la verdad. Mis padres se preocupaban porque no estudiaba. Mi manera de hacerlo era repasando a mis compañeros de clase. Ya en la secundaria básica República Popular de Angola, de Managua, comencé a participar en concursos de Biología, y fue creciendo mi pasión por esa ciencia.

—¿Y de la visita a El Salvador?

—Lo que más me gustó fue conocer acerca de la cultura náhuac. Fuimos a un lugar en las afueras de la ciudad donde protegen y conservan todo lo que han heredado», puntualizó.

Por su parte Carlos Emilio Barrera Varita, medallista de plata y alumno de 12mo. grado de la Lenin, destaca que el interés por la Biología le llega a partir de que su hermano asume la carrera de Medicina. «En el concurso me sentí bien. Son jóvenes que comparten los mismos objetivos y competir es también una manera de aprender», significó.

«Sin la Lenin no hubiera podido llegar a esa competencia. Tengo amigos que están en otros preuniversitarios y no conocen este tipo de competencia.

«Ahora la meta es estudiar mucho, terminar el 12mo. y coger la carrera de Bioquímica, porque me interesa la parte que se ocupa de los estudios de genética e inmunología. Prepararme bien e ir subiendo poco a poco los escalones», aseguró.

Los tres reconocieron a «la mejor entrenadora del mundo», Deysi Pérez Beirut, y a María Elena Albisu Torres, directora del Centro Nacional de Entrenamiento, ubicado en la Escuela Eduardo García Delgado, de Boyeros. «Ella puso todo su empeño y apoyo para que pudiéramos realizar el viaje», argumentaron.

Con mirada de futuro

«Desarrollar los talentos para las ciencias es fundamental para el país. Ellos son el futuro y nuestro deber es prepararlos para que puedan alcanzar sus sueños y volcar la inteligencia que poseen en obras de bien», afirmó la directora y máster María Elena Albisu Torres. «Para preparar a estos jóvenes contamos con profesores de excelencia en las diferentes materias que se concursan a nivel internacional e incluso algunos de estos docentes están especializados en ramas dentro de las mismas asignaturas», precisó.

—Ellos se preparan intensivamente en una asignatura, ¿qué sucede con el resto de las materias?

—Son 12 semanas de entrenamiento. La asignatura en la cual se preparan ya la tienen aprobada con cien puntos, para el resto tienen que prepararse y los calendarios de evaluaciones se adecuan para ellos.

—¿Cómo se escogen estos estudiantes?

—Se realizan los concursos por asignatura a nivel de base, provincial y nacional. Ahí está la cantera. Cada territorio manda al Centro a los que obtienen mejores resultados.

—¿Existe en nuestro país un sistema para atender a los talentos desde la Enseñanza Primaria?

—El sistema nacional de enseñanza establece la atención diferenciada de los alumnos. El maestro, en su aula, desde los primeros grados, debe prestar atención tanto al talento como al que tiene mayores dificultades.

«Es cierto que esto a veces no ocurre. Al alumno talentoso deben ofrecérseles opciones para su mejor preparación, para que no se aburra en el aula. Lamentablemente a veces no funciona bien.

«Ahora el proceso de enseñanza-aprendizaje está en perfeccionamiento, y uno de los empeños del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, organismo que rectora esos cambios, es que se haga énfasis en la atención a las necesidades individuales de los estudiantes», manifestó.

Mientras, continúan los estudios, los sacrificios diarios. Thalía sueña con estudiar Microbiología; Xavier alterna las asignaturas con la literatura y Carlitos, con su sonrisa pícara, volverá al teatro, pero solo como espectador.

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